Rector de la casa de estudios superiores, Dr. Rodrigo Alda Varas, destacó el generoso currículo y labor desarrollada por el docente.
“Para cualquier científico, investigador y profesor, estos reconocimientos son siempre necesarios, comprometiendo eternamente la pertenencia”, dijo el académico de la Sede Coquimbo.
El Dr. Julio Vásquez Castro, académico e investigador de la Universidad Católica del Norte (UCN), fue postulado por la UCN al Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas. La información fue entregada por el Rector de la casa de estudios superiores, Dr. Rodrigo Alda Varas, quien destacó el generoso currículo y labor desarrollada por el docente.
Durante sus más de 30 años como académico e investigador en la Sede Coquimbo de la UCN, el Dr. Vásquez ha desarrollado una línea de investigación asociada al estudio de la biología y las relaciones ecológicas de los principales componentes de los ecosistemas costeros, a la aplicación del conocimiento básico y a la búsqueda de valor agregado de recursos marinos endémicos de nuestras costas. “En el centro de su investigación ha estado en forma permanente el mejorar las condiciones de vida de los pescadores artesanales, la competitividad de los servicios del Estado, y el manejo, cultivo y conservación de especies marinas de importancia económica”, destacó Alda Varas.
Vásquez es Bachiller en Biología por la Universidad de Concepción, Licenciado en Biología por la Universidad de Concepción y la Universidad Peruana Cayetano Heredia (Perú) y Doctor en Ciencias (Biología) de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. Luego de obtener su doctorado, el Dr. Vásquez, realizó una estadía postdoctoral en Scripps Institution of Oceanography de la Universidad de California y en las dependencias de la empresa Kelco Co. (Subsidiaria de Merck) en San Diego, Estados Unidos.
En la actualidad, el Dr. Vásquez se desempeña como director del Programa de Doctorado en Biología y Ecología Aplicada, dictado en cooperación con la Universidad de La Serena, el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA) y el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA Intihuasi).
Además, es investigador del Instituto Milenio en Socioecología Costera y Asesor Científico del Programa Asociativo Regional PAR EXPLORA Coquimbo para la divulgación de la Ciencia en las 15 comunas de la región de Coquimbo.
Desarrollo científico
El profesor Vásquez destacó que el Premio Nacional en Ciencias, en sus distintos formatos, permite visualizar y reconocer los logros de un científico durante su vida académica y no solo se relaciona con la producción de conocimiento (número de publicaciones), sino también con el impacto de sus hallazgos en la comunidad y en el territorio, en la formación de profesionales y graduados, en la generación de escuela que permite continuar con una determinada disciplina, y finalmente en cómo la producción de un científico mejora las condiciones de vida de una región o de un país. “La sola nominación por la Universidad, reconociendo más de 30 años de investigación en el manejo y conservación de recursos marinos costeros, utilizando como modelo biológico las grandes algas pardas (“huiros”), constituye para mí un valioso reconocimiento… No será baladí que una universidad regional del Norte del país presente en un mismo año, las postulaciones de dos de sus profesores, de disciplinas tan diversas, a Premios Nacionales (el profesor José Antonio González fue postulado al Premio Nacional de Historia). El centralismo también se refleja en estos galardones: en Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, todos los premios nacionales han sido otorgados a científicos de la región Metropolitana”, destacó.
-¿Cuánta dificultad existe para hacer ciencia de regiones?
-Hacer ciencia o investigación científica es un apostolado, aun cuando esto ha cambiado muchísimo en los últimos años. Todo cuesta más en regiones: formar equipos, retener investigadores, apalancar recursos significativos para hacer investigación; adquirir, renovar y mantener el equipamiento y la infraestructura se opone frecuentemente con otras necesidades de supervivencia institucional.
Los estudiantes que reciben las universidades regionales merecen un comentario especial, ya que constituyen nuestro “motivo de vida” y también nuestro sustrato para formar investigadores y científicos. Los profesores de universidades regionales realizan un acompañamiento integral en la formación de sus estudiantes. Hay mucha intuición y mucha pasión en su entrenamiento, pues llegan con muchas inquietudes, pero también con carencias.
En los 80, la formación de científicos y profesionales en Ciencias del Mar estaba principalmente focalizada en el Centro-Sur de Chile. El cierre de la carrera de Biología Marina en la Sede Montemar de la Universidad de Chile a mediados de los 60, deja a la Universidad del Norte como la única Institución que formaba profesionales en Ciencias del Mar (biólogos pesqueros), y cuyo destino era la industria extractiva de anchoveta y sardina en el Norte.
En 1982, la Universidad del Norte traslada a Coquimbo veinte estudiantes y seis profesores de la Sede Iquique del Bachillerato en Biología Marina, tres ingenieros pesqueros y un biólogo del Departamento de Pesquerías de la Sede Antofagasta. Hacer investigación en ambientes marinos es un desafío enorme: si al sur de Santiago esto podría ser un desafío, migrar al norte de los 32° S es una aventura.
-¿Qué aprendizajes son los más relevantes en su vida de académico e investigador?
Como investigador y científico mi objetivo inicial era la producción de conocimiento, de un abultado número de artículos mostrando mi trabajo. Usando como modelo biológico los “huiros”, quería contribuir a entender el funcionamiento de las comunidades marinas costeras de ambientes rocosos expuestos. A fines de los 90 habíamos estudiado los principales aspectos biológicos/ecológicos de estas grandes algas. Simultáneamente, el mercado asiático inicia una brutal demanda por materia prima para la extracción de biopolímeros de “mis huiros” y la pesquería de recolección de la mortalidad natural que hacían los pescadores artesanales cambia bruscamente a una pesquería de extracción (cosecha). Así, cuando se nos pidió recomendaciones para un manejo sustentable de la principal pesquería bentónica artesanal del Norte de Chile, pudimos dar respuesta a un problema aplicado con bases biológicas sólidas. Habíamos recogido también numerosos indicadores socioeconómicos, por lo que sentimos parte de las decisiones para el sector pesquero-artesanal, que tiene relevantes aspectos ecológicos, sociales y económicos. Entendimos que la ciencia aplicada o la aplicación de la ciencia requiere de ciencia básica de calidad.
Más importante que un cúmulo de artículos, citas y proyectos ejecutados con financiamiento nacional o internacional, es la formación de recursos humanos que luego impactan en niveles profesionales, en servicios y alta dirección del Estado y en el abordaje de posiciones académicas en grandes universidades. Ese es el legado: cuando “los discípulos superan al maestro”, y con gestos cariñosos a participar en algunas de sus iniciativas, proyectos y publicaciones, hacen de la formación de “escuela” uno de los aprendizajes y retribuciones más gratificantes de la vida académica.
Al fin del camino, desde un inicio “estepario”, un importante aprendizaje es el trabajo en equipo y la transdisciplina. La interacción con sociólogos, antropólogos, economistas y biólogos, por cierto, pero en especial con profesionales y graduados de las ciencias sociales, es un aprendizaje enorme. Esto me ha permitido no olvidar que en el centro de todo está el “género humano”. Desde el inicio, fuimos a la costa rocosa a estudiar lo que nosotros, los científicos, decidimos que era importante y necesario. Nunca se nos ocurrió preguntarles a los pescadores por sus intereses e inquietudes, o si les interesaba o servía lo que nosotros hacíamos. He aprendido en estos años que es necesario coconstruir para convivir con el entorno, con la naturaleza, con los otros usuarios de este planeta.
Hace poco más de un año, un exalumno me invitó a ser el Asesor Científico del PAR Explora Coquimbo. Un regalo fabuloso que me abre el mundo de la educación desde las primeras edades hasta la educación media. Hay tanto compromiso y dedicación en los PAR Explora a nivel nacional, tanto trabajo realizado, tantos recursos invertidos, sin embargo, pareciera que no estamos logrando el objetivo principal: posicionar la ciencia y la formación de científicos desde las primeras etapas. Hay mucho que hacer en los diferentes aspectos de la divulgación de la ciencia, pero también mucha ausencia y falta de compromiso de nosotros los científicos en la formación de las generaciones de recambio.