Investigadores del Núcleo Milenio de Salmones Invasores intentarán erradicarla en los próximos tres años, antes de que siga afectando la biodiversidad del lugar (El Mercurio). Las truchas arcoíris, introducidas en...
Investigadores del Núcleo Milenio de Salmones Invasores intentarán erradicarla en los próximos tres años, antes de que siga afectando la biodiversidad del lugar (El Mercurio).
Las truchas arcoíris, introducidas en forma irregular en el lago Chungará, en la región de Arica y Parinacota, hacia 2008, se están comiendo al Orestias chungarensis, especie de pez que solo habita ese lugar del planeta.
«La gente asumía que debía estar pasando algo así, pero ahora lo tenemos claro», dice el biólogo de la U. de Concepción Daniel Gómez, director del Núcleo Milenio sobre Salmones Invasores (Invasal), cuyo equipo analizó contenido estomacal de la especie invasora.
«Una de las truchas que encontramos en el lago, una hembra de 70 centímetros, tenía de unas quince a veinte Orestias en distintos grados de descomposición», cuenta el ingeniero ambiental y ecólogo Claudio Quezada, profesor asociado de la U. de Playa Ancha, quien participó en las prospecciones en terreno.
Los investigadores realizaron una primera expedición al área en diciembre pasado y ahora se preparan para una nueva incursión en la que emplearán una embarcación. «Queremos cuantificar la biomasa de truchas en el lago con la ayuda de un equipo hidroacústico», explica Gómez, académico de la U. de Concepción. Es el primer paso para un objetivo aún más ambicioso, la erradicación de las truchas del Chungará. «Como Núcleo Milenio tenemos financiamiento hasta 2020, y en ese plazo queremos hacer un experimento de remoción total de la especie invasora. No sabemos si lo lograremos».
Para ello emplearán redes de pesca y también la pesca eléctrica, es decir, aplicar electricidad en los afluentes para paralizar temporalmente a las truchas y poder extraerlas.
También planean calcular la población del pez nativo. «Estimamos que hay varios miles, pero es una población que fluctúa dentro de un ambiente que es extremadamente pequeño», reconoce.
«En este momento la situación es crítica, porque tanto el Orestias del Chungará como el Orestias laucaensis, del río Lauca, están en peligro de extinción. Cada vez hay menos agua y la trucha arcoíris es muy voraz», agrega Irma Vila, limnóloga de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, quien identificó el pez nativo ahora amenazado.
El Orestias tiene un tamaño que no supera los diez centímetros y hasta ahora no tenía un depredador de relevancia en ese remoto ecosistema del norte de Chile.
Aunque el problema se conoce hace tiempo, las acciones adoptadas han sido aisladas y con escasa coordinación, reconoce Alejandra Figueroa, jefa de la división de Recursos Naturales del Ministerio del Medio Ambiente, organismo que apoya el proyecto de Invasal. «Esto ha sido bien errático, no ha habido un programa sistemático con medidas de éxito anual o trimestral».
Es así como en el combate de la trucha han estado involucrados Conaf, Sernapesca, Subpesca y privados, pero el financiamiento ha sido esporádico.
Por su parte, los científicos han postulado sus proyectos a distintos concursos de financiamiento sin éxito, admite Quezada. Recién la creación del Núcleo Milenio el año pasado permitió obtener recursos desde el Ministerio de Economía para hacerle frente en forma multidisciplinaria.
No solamente el Orestias estaría en problemas. También está el Trichomycterus chungaraensis, una especie de bagre que vive en la vertiente Mal Paso, la que desagua al Chungará. «No se ha hecho una prospección detallada al lago, por lo que no sería raro encontrarlo ahí», dice Quezada. Su población también es mínima, por lo que podría estar en estado crítico. Algunos plantean que podría haber incluso otra especie de Orestias que vive en el fondo del lago y nadie la ha muestreado todavía.
El especialista admite que todavía desconocen cuántas especies realmente viven en el lago, cómo funciona hoy y cómo funcionaba antes de la introducción de la trucha.
Es así como las truchas también estarían consumiendo el zooplancton que sirve de alimento al Orestias. Si es así, lo estarían afectando por ambos frentes.
»Por más controlado que sea un cultivo de truchas, está comprobado que existen escapes de esta especie que salen al medio ambiente y se introducen en el recurso acuático más cercano», comentó Irma Villa, limnóloga de la U. de Chile
Sin enemigos
La trucha arcoíris carece de depredadores naturales en la zona, por lo que tiene todo el medio ambiente del lago a su disposición, admiten los especialistas. Se trata de un animal nativo de Norteamérica donde es capturado por osos, águilas y otras especies mayores.