Reproducimos la columna de opinión de Claudia Razeto, directora Programa Caletas Sustentables de Fundación Chile.
Más allá de la imagen de postal y de la historia que tienen muchas caletas pesqueras, que en algunos casos se remonta al período prehispánico, lo cierto es que se trata de un sector productivo vigente, que sigue siendo fundamental para la subsistencia de las comunidades de su entorno.
Le evidencia más clara es que el 40% de los desembarques pesqueros (incluyendo pesca industrial, artesanal y acuicultura) proviene de esta actividad, a veces considerada “menor” dentro del espectro productivo nacional, pero que suma cerca de 500 caletas, donde ejercen 97 mil pescadores artesanales.
Se trata, no obstante, de un ámbito que enfrenta las amenazas del cambio climático y la sobre extracción de recursos. La conciencia de que los recursos son finitos ya está instalada en muchas comunidades de la pesca artesanal, que tienen la decisión -aunque no siempre los medios- de acelerar la trayectoria hacia una pesca más sostenible, que permita conservar la diversidad biológica y garantizar la actividad pesquera a las futuras generaciones. Inquietudes que hizo propias el programa Caletas Sustentables, que impulsamos desde el 2019 en Fundación Chile.
A la fecha, son más de 4 mil personas las beneficiadas, directa o indirectamente, de los 12 proyectos que Caletas Sustentables ha apoyado a lo largo de todo Chile.
Para este año, el Programa está iniciando su tercera etapa, en que se busca generar nuevas alianzas con organizaciones de la sociedad civil y con organismos públicos, junto con incluir líneas de trabajo adicionales a la productividad pesquera artesanal, tales como educación ambiental e incidencia en políticas públicas relacionadas al mar y sus recursos.
Uno de los focos será apoyar a organizaciones de pescadores lideradas por mujeres, que son reconocidas como buenas dirigentes por parte de sus pares masculinos. Ellas ejercen un importante rol tanto en la recolección de recursos como en su procesamiento, constituyendo un eslabón relevante en la agregación de valor de la pesca artesanal. A pesar de ello, tienen una baja representatividad en el sector.
Pero, sobre todo, seguiremos apoyando iniciativas que avancen hacia una pesca sostenible, aportando a la economía local y resguardando los ecosistemas marinos. Todos ganamos con esa combinación virtuosa, que significa reducción de la pobreza, seguridad alimentaria, biodiversidad y descontaminación de los océanos.