El operativo que llevó la capacidad de nuestros rescatistas y medios al límite sucedió un día como ayer en Valdivia. El día 3 de agosto del 2005 a la 08:50...
El operativo que llevó la capacidad de nuestros rescatistas y medios al límite sucedió un día como ayer en Valdivia.
El día 3 de agosto del 2005 a la 08:50 horas el Escuadrón de Helicópteros de Ataque, embarcado en Unidades de la Escuadra, recibió la información de la emergencia marítima que se estaba produciendo 20 millas a la cuadra de Valdivia. La MN “Porvenir I”, con 15 personas a bordo, se encontraba “al garete”, es decir, sin control para maniobrar y la deriva conducida por la fuerza y la dirección del viento.
De inmediato, se inició un operativo de rescate marítimo preparando las aeronaves N-75 y N-76 para acudir al lugar. Ambas fueron equipadas con grúa; se prepararon buzos, enfermeros y se acopiaron todos aquellos elementos que pudiesen ser necesarios para rescatar a las personas desde la nave o el mar en condiciones de temporal, y especialmente en el límite de las capacidades de las aeronaves.
El desplazamiento se realizó sin contratiempos, sin embargo, al aproximarse al área donde se encontraba al garete el “Porvenir I”, las condiciones fueron deteriorándose drásticamente, pudiéndose constatar la gravísima situación en que se encontraban los tripulantes. Una vez en el lugar, ambos helicópteros hicieron en total 6 aproximaciones al buque y un intento de arriado de buzo, lo que no pudo ser realizado por el excesivo viento que acercaba demasiado al buzo al sector trasero de la aeronave.
Producto de la intensidad del viento, las condiciones de mar y las turbulencias existentes en las cercanías del buque, fue imposible efectuar el rescate en esa oportunidad, pero las aeronaves permanecieron en las cercanías de la motonave unos 30 minutos dando ánimo y tranquilidad a los tripulantes. Posteriormente, ambas aeronaves se dirigieron a repostar combustible al Aeródromo Las Marías donde las dotaciones, considerando las variantes existentes, efectuaron una reevaluación de la situación en tierra.
Tras cargar combustible las aeronaves despegaron nuevamente para iniciar un nuevo intento de rescate antes que la nave tocara fondo. A pesar que el viento había disminuido de 62 a 45 nudos, la mar era prácticamente la misma, con olas entre 7 a 12 metros, condiciones que provocaban un gran movimiento en el buque haciendo arriesgado el rescate de personas desde éste. Se decidió regresar al Aeródromo Las Marías para esperar mejores condiciones y no consumir el combustible que quedaba disponible y volver a reevaluar la situación.
Uno de los Comandantes de Aeronave tuvo la idea de lanzar dos balsas para 20 personas a los tripulantes, las cuales fueron otorgadas por la Gobernación Marítima y apostadas cerca del buque para así convencer de que se lanzaran al agua y pudiesen ser rescatados del mar. De esta forma se implementó la maniobra en el N-75, pero mientras se encontraba en el proceso de despegue, la aeronave recibió la información de que dos personas habían caído al mar, por lo que entregó la maniobra al N-76, el que inmediatamente cargó la balsa y despegó posterior al N-75.
Durante el tránsito del helicóptero hacia la motonave, el Capitán del Porvenir I logró convencer a los tripulantes de su nave para que comenzaran a lanzarse al agua y así pudieran ser rescatados. Al llegar al área el N-76 inició una maniobra para entregar a los tripulantes una línea y, posteriormente, lanzar unida a ésta la balsa de rescate para permitirles descender del buque. Con la maniobra se lograron subir cuatro personas, de los cuales dos alcanzaron a ser rescatados por el N-76 antes que el cable de sujeción a la motonave se cortara producto de los severos movimientos del Porvenir I. Producto de esta rotura, la balsa quedó a la deriva con dos personas a bordo.
Por su parte, el N-75 realizaba el izado del segundo rescatado y producto del gran oleaje y viento la línea comenzó a pendular tocando el soporte inferior de esta y cortando varias hebras del cable con ambas personas a 20 mts del agua, debiendo arriar rápidamente el cable de la grúa para evitar la caída de las personas que estaban colgando.
El N-76 de inmediato procedió a rescatar a las personas que se encontraban en el agua, verificando el estado de salud en que se encontraban los buzos. Luego de sacar a las personas del agua, se procedió a recuperar los buzos que ya completaban 40 minutos en el mar. Durante la ejecución de esta maniobra, se detectó la deformación del punto de anclaje inferior de la grúa del N-76.
Producto de las fallas en ambas grúas, el N-76 se dirigió a un punto de posada previamente reconocido y coordinó con el N-75 para dejar al menos una aeronave para poder continuar con el rescate, de manera que un helicóptero evacuara los náufragos a Valdivia y regresara con otra balsa. Durante la permanencia en el punto de posada y a bordo de la aeronave los enfermeros atendieron y estabilizaron a los rescatados que presentaban shock, hipotermia y politraumatismos, entregando los pacientes estabilizados a los servicios de urgencia en Valdivia.
Mientras tanto se le dio instrucciones a las embarcaciones para que le entregaran una balsa al Porvenir I como fuese posible y recuperaran a las dos personas que estaban dentro de la balsa a la deriva, lo que no pudo ser materializado. A contar de esto comenzó una carrera contra el tiempo quedaban 7 personas a bordo y poca luz. El N-75 logró rescatar a dos más con la grúa y con apoyo de las embarcaciones que se encontraban en las cercanías.
No obstante y pese a todo el esfuerzo del Personal Naval de rescate, tristemente quedaban cinco personas a bordo y nada de luz para poder continuar con las maniobras de rescate al N-75 que tenía combustible que sólo alcanzaba para regresar (25 min), debiendo abortar la maniobra para no pasar el límite de operación sin bajas propias.
El N-76 que regresó a cargar combustible y otra balsa. Al despegar en demanda del buque el objetivo era de poder lanzar una segunda balsa en las cercanías del “Porvenir I” antes que la nave varara, ya que en la rompiente de las rocas de la costa esto sería inútil. Durante el trayecto, indicaron que el buque ya había varado en la costa acantilada de Punta Galera.
Al día siguiente, se iniciaron nuevamente las operaciones aéreas con las primeras luces y al llegar al punto donde se encontraba el buque de casi 100 mts de Eslora, la sorpresa fue grande al encontrarlo un 90% sumergido.
Se inspeccionó detalladamente el buque y al no avistar a ningún tripulante el helicóptero se dirigió a investigar una balsa a la deriva, bajando un buzo sobre ésta, pero sin encontrar resultados positivos. Cuando se sobrevolaba el buque a baja altura por segunda vez, se pudo avistar un tripulante entre los fierros semi-sumergidos que comenzó a mover los brazos desesperadamente desde el interior del puente, en ese instante fue arriado un buzo quien con mucho profesionalismo y valentía logró controlarlo y tomarlo en escasa área de maniobra que, con la aeronave pegada al acantilado, lograron rescatarlo al borde de sus fuerzas.
Pese a los esfuerzos y la rebusca rastrillo de costa y vía aérea, no se pudieron encontrar otros sobrevivientes del buque, sin embargo destacó el grado de profesionalismo, decisión y valentía de los buzos participantes, los que absolutamente conscientes operaron bajo condiciones extremadamente adversas con peligro directo de su vida en beneficio del logro y cumplimiento de la misión para rescatar los tripulantes de la M/N «Porvenir I», alcanzando principios de hipotermia, calambres y operando al límite de sus fuerzas.