Durante los últimos años se ha puesto el foco en los bacteriófagos como una potencial herramienta antimicrobiana, motivado por el aumento de las bacterias resistentes a los antibióticos.
El pasado lunes 15 de noviembre, el Instituto de Bioquímica y Microbiología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral de Chile organizó la Charla “Experiencias y desafíos en el uso de bacteriófagos como antimicrobianos en acuicultura y agricultura», presentada por el Dr. Roberto Bastias Romo, Profesor del Instituto de Biología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaiso (PUCV).
Los bacteriófagos son las entidades biológicas más abundantes del planeta, siendo actores fundamentales para determinar las composiciones y estructuras de las comunidades microbianas, y pudiendo además influenciar directamente la biología de las bacterias y la evolución de las mismas.
Durante los últimos años se ha puesto el foco en los bacteriófagos como una potencial herramienta antimicrobiana, motivado por el aumento de las bacterias resistentes a los antibióticos.
«Esto tiene que ver con la estrategia replicativa de los fagos, particularmente los fagos líticos que pueden reconocer una bacteria hospedero, ingresando su material genético y tomando control de la bacteria hospedero. Así aplica su propio genoma, produciendo proteínas, formando nuevos fagos y provocando la lisis de la bacteria hospedero», explicó Bastias.
Otra ventaja asociada a los bacteriófagos es que se consideran agentes naturales, estando presentes en todos los ambientes. Incluso se piensa que podrían utilizarse en sistemas de producción orgánica. Por otra parte, una característica distintiva de los bacteriófagos es que pueden ser muy específicos, eventualmente pudiendo seleccionar fagos contra cepas de bacterias particulares sin alterar la microbiota.
«También es importante mencionar que los bacteriófagos son efectivos para eliminar bacterias resistentes a antibióticos, poseyendo versatilidad de aplicación en áreas como la acuicultura, agricultura, inocuidad alimentaria e incluso la salud humana», apuntó el el académico PUCV.
Aplicación en acuicultura
Durante la primera parte de su exposición, el Dr. Roberto Bastias Romo, sintetizó algunos proyectos que abordan el uso de bacteriófagos como tratamiento para enfermedades en peces.
«El patógeno Vibrio Anguillarum si bien no es muy relevante aquí en Chile, sí lo es a nivel mundial, siendo el agente provocador de la vibriosis. Si bien cuando comenzamos a trabajar este tema, ya se habían descubierto además vacunas contra algunos de los serotipos de Vibrio Anguillarum, para el serotipo 3 no existía ninguna vacuna, por lo que decidimos evaluar el uso de bacteriófagos para su control», relató Bastias.
«Utilizando una cepa particular de Vibrio Anguillarum aislada en Chile, realizamos una caracterización inicial de distintos bacteriófagos -aislados de distintas muestras ambientales- capaces de infectar la bacteria y seleccionamos los que se desempeñaban mejor para eliminar la bacteria, con el objetivo posterior de realizar ensayos con peces», prosiguió.
De esta manera se realizaron ensayos en acuarios, en donde se dispuso de una condición control (peces sin bacteria y sin bacteriófago), otra condición solamente con la bacteria y otra en donde se agregó la bacteria y un bacteriófago en particular, esto último con dos fagos distintos.
«En la condición donde agregamos solo la bacteria observamos una alta mortalidad, mientras que cuando además de la bacteria agregábamos el bacteriófago veíamos que lográbamos cierto grado de protección para los peces. En este caso utilizamos una multiplicidad de infección de 7, que quiere decir que por cada bacteria que nosotros incluíamos en el ensayo, utilizábamos 7 fagos», explicó Bastias.
Otro descubrimiento importante en base a este trabajo fue la observación de que al aumentar la cantidad de fagos en el ensayo se pudo lograr casi un 100% de protección.