La investigación vinculada a los efectos de los pesticidas para combatir el cáligus o “piojo de mar” fue aceptada en la revista científica Aquaculture (Mundo Acuícola). La Dra. Camila Fernández,...
La investigación vinculada a los efectos de los pesticidas para combatir el cáligus o “piojo de mar” fue aceptada en la revista científica Aquaculture (Mundo Acuícola).
La Dra. Camila Fernández, investigadora asociada del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (Incar), es la encargada de este estudio, cuyas muestras se colectaron en el sur y centro de Chile. La investigación trata del efecto que tienen algunos pesticidas que se usan para combatir el cáligus o “piojo de mar” en la actividad y procesos asociados a grupos microbianos (microalgas o bacterias) presentes en los ecosistemas marinos.
Se analizó cómo pueden potencialmente inhibir o bien, favorecer la actividad microbiana en zonas de alta productividad biologica. Algunos de los pesticidas que se usan son los que tienen efectos tóxicos en organismos que tienen sistema nervioso.
“Las microalgas y las bacterias no son afectadas en ese sentido, pero podrían verse inhibidas por el uso de estos componentes. Lo evaluamos desde el punto de vista de la de la producción primaria o la capacidad que tienen los microbios para captar CO₂ que viene de la atmósfera y transformarlo en biomasa, ya sea usando la radiación solar en el caso de las microalgas fotosintéticas o usando otros compuestos como amonio o CO₂ como fuente de carbono o energía como es el caso de las bacterias quimiosintética”, sostuvo la científica.
En ese contexto se realizaron experimentos en la Bahía de Llico (Región del Biobío) y en Caucahué, (Provincia de Chiloé). La idea fue experimentar con compuestos y mezclas de ellos para ver su impacto en los flujos de productividad primaria. “Hay un efecto a nivel de flujo, a nivel de la cantidad de carbono que pueden fijar estos microorganismos cuando están expuestos a pesticidas. En algunos casos hay un aumento de la actividad. En otros, hay una inhibición”, aclara la Dra. Fernández.
Las implicancias que tienen para la industria acuícola se sostienen en que en reiteradas oportunidades el uso de uno o más compuestos juntos puede afectar de manera significativa la manera para fijar carbono. “Desde el punto de vista ambiental, nos interesa que el sistema fije la mayor cantidad de carbono posible, sin correr el riesgo de eutrofización. Lo que se ve, es que lejos de tener un efecto de toxicidad, el uso de estos compuestos puede provocar un aumento de la biomasa de microalgas o la actividad de bacterias en algunos casos”, afirma la experta.
Es la primera vez que existe un estudio que se basa directamente en el efecto sobre los flujos de fotosíntesis y de fijación quimiosintética de carbono. Su importancia radica en que la mayor biomasa que existe en el mar es microbiana. Para evaluar la salud de un ecosistema, es importante el equilibrio en términos de los nutrientes que existen y de los compuestos y polución química.
El desafío de la Dra. Fernández es continuar con una próxima etapa de esta investigación, a modo de establecer ciertos parámetros que podrían contribuir al desarrollo de la industria respecto a este tema.
“Esta primera etapa del estudio está centrada en los flujos de carbono. Nuestra segunda etapa es evaluar los efectos en otro tipo de flujos que son basados en nitrato, amonio y otro tipo de nutrientes. La idea es ir más allá de lo que son los efectos de pesticidas en la comunidad microbiana. También nos interesa profundizar respecto a cuáles son los compuestos que realmente tienen un efecto y cuáles no y los factores ambientales que influyen en la respuesta de las comunidades microbianas a compuestos químicos.”, finaliza la profesional.