La continua disminución de las capturas desde finales de los años noventa sugiere la degradación de las pesquerías a nivel global.
La realización del seminario internacional: “Manejo de recursos acuáticos con enfoque ecosistémico: avances, brechas y perspectivas” fue posible gracias a la iniciativa de la Sociedad Chilena de Ciencias del Mar y del Instituto de Fomento Pesquero (IFOP).
La continua disminución de las capturas desde finales de los años noventa sugiere la degradación de las pesquerías a nivel global (Pauly, & Zeller, 2017), poniendo en evidencia que la gestión de los recursos pesqueros no ha resultado del todo exitosa. Se ha adquirido comprensión sobre la dinámica de las poblaciones explotadas y su manejo, pero también ha habido fracasos en la capacidad de los modelos predictivos (Melvin et al., 2016).
Esto genera preocupación por los aspectos que pueden afectar la conservación, la biodiversidad, la degradación de los ecosistemas y, por ende, las estrategias de gestión para el desarrollo sostenible de las pesquerías. El amplio impacto de la actividad pesquera provoca cambios evidentes en la abundancia de los recursos, con implicancias en los parámetros poblacionales, tales como la mortalidad y la tasa de crecimiento, que pueden ir más allá de la población de interés al impactar a otros organismos que componen la red trófica en un efecto de cascada (Walters, & Martell, 2004). Las interacciones tróficas desempeñan un papel importante en la regulación de la dinámica de las poblaciones y pueden alterar la composición de las comunidades en los ecosistemas (Bax, 1998).
Al respecto, se señala que las interacciones tróficas mejoran la evaluación y la comprensión de la dinámica del ecosistema, midiendo los efectos netos de las relaciones entre grupos de especies (Chávez et al., 2003; Cury et al., 2005). De este modo, la identificación de la estructura y funcionamiento del ecosistema puede ayudar a mejorar la inferencia sobre los posibles impactos en otras especies. Otros factores de estrés, tales como la variabilidad climática y el cambio climático juegan un rol en el control del tamaño de las poblaciones, de sus desplazamientos (Chávez et al., 2003; Cury et al., 2005, Yáñez et al., 2018) y del hábitat disponible (Silva et al., 2016; Swartzman et al., 2008).
Entre las explicaciones de la limitación de los modelos predictivos está el hecho de que las poblaciones se consideran aisladas de su entorno y la pesca como principal impulsor. La gestión pesquera basada en el ecosistema propone estudiar la dinámica de las poblaciones considerando los factores ambientales, ecológicos, socioeconómicos, incluidas las interacciones.
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