Pretende usar los desechos de crustáceos en dar con un compuesto que sustituya al plástico (La Voz de Galicia). El centro tecnológico de la patronal conservera española Anfaco-Cecopesca, acaba de...
Pretende usar los desechos de crustáceos en dar con un compuesto que sustituya al plástico (La Voz de Galicia).
El centro tecnológico de la patronal conservera española Anfaco-Cecopesca, acaba de poner en marcha el proyecto internacional Fish4Fish, una iniciativa en la que participa junto a varias instituciones españolas e italianas con el objetivo de crear una red de socios industriales y de investigación enfocada al desarrollo de productos de envasado innovadores y sostenibles.
Una idea ya tienen: la de emplear quitina y quitosano extraídos de residuos de biomasa marina para fabricar nuevos envoltorios para el sector pesquero. Esas sustancias mejorarán la vida útil del pescado y, además, a la hora de desecharlos, podrán utilizarse como fertilizante y agentes microbianos para el cultivo de vegetales. La idea del consorcio en el que participa Anfaco -junto a dos centros del CSIC español- pretenden reducir el uso del plástico en el envasado de alimentos, que ha aumentado en las últimas décadas debido a razones prácticas y económicas.
Pero esa conveniencia funcional tiene un inconveniente y es que su impacto ambiental en elevado, pues representan una fuente de desechos y en ocasiones acaban entre ese 80 % de los plásticos que conforman la basura marina.
Reducción del plástico
Con el fin de prevenir y reducir esos desechos, la UE ha desarrollado una estrategia que tiene por objetivo conseguir que en el año 2030 todos los envases de plástico sean reciclables. Claro que ese material ahora tan denostado tiene funciones muy importantes en el envasado de alimentos, pues evitan la contaminación física, química y microbiológica, así como la posible adulteración y la pérdida de calidad del producto, por lo que la industria está buscando proveedores de plástico biodegradables.
Ahí entra Anfaco y su consorcio de aliados. Estos atienden a que la industria marisquera produce muchos desechos, que se tiran al mar o en vertederos o se queman. Y restos como los camarones, las cáscaras de cangrejo o las plumas de calamar son fuente de quitina, con la que se puede producir compuestos valiosos que emplear en el envasado de productos de la pesca, pues tiene un enorme potenciar biotecnológico del que se podría obtener un material innovador, sostenible y de bajo costo.