Aunque no lo parezca, los residuos que deja esta especie transportan una cantidad considerable de carbono, material que puede verse afectado por el aumento de las temperaturas (Centro Ideal). El...
Aunque no lo parezca, los residuos que deja esta especie transportan una cantidad considerable de carbono, material que puede verse afectado por el aumento de las temperaturas (Centro Ideal).
El kril (Euphausia superba) es una especie ampliamente reconocida por la comunidad científica, debido a su importancia dentro de la cadena alimenticia de miles de organismos. Su disminución o desaparición significaría una pérdida devastadora para el ecosistema marino antártico.
Sin embargo, el kril no solamente es importante por contribuir a la alimentación de especies más grandes como aves, ballenas y pingüinos. Investigadores del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), estudiarán un elemento impensado del kril y que podría significar grandes cambios en la biodiversidad marina: sus heces.
Los residuos del kril contienen diferentes elementos químicos que se depositan en el fondo submarino al ser expulsados. Increíblemente, por la composición química de sus deposiciones, gran parte de este compuesto ha permitido amortiguar el carbono que entra en el océano, ayudando a impedir que este aumente drásticamente su temperatura.
Este estudio, pionero en su tipo, es desarrollado por los doctores Juan Höfer, Mireia Mestre y Mark Hopwood (Helmholtz Centre for Ocean Research Kiel), quienes durante 60 días “incubarán” kril en Base Yelcho, en el continente blanco. Allí realizarán experimentos en los que someterán a la especie a diferentes dietas para estudiar su digestión y deposición. El estudio se enmarca en la Expedición Científica Antártica (ECA56), organizada por el Instituto Antártico Chileno (INACh).
“El kril es un vector: se alimenta de fitoplancton, el que digiere, expulsa y cae al fondo marino. Queremos saber qué está transportando en su organismo y cómo cambia la materia fecal en función de lo que come”, comentó el Dr. Höfer, quien se encargará de examinar los nutrientes presentes en este componente. Por su parte, la Dra. Mestre analizará el microbioma dentro del kril, mientras que el Dr. Hopwood estudiará el hierro que E. superba transporta.
Si bien hay investigaciones que consideran el material fecal de kril como aporte al sustrato del Océano Austral, esta es la primera investigación que dará un panorama completo de este recurso a la biodiversidad marina antártica.
“Entendemos muchos procesos relacionados con el aporte del hierro en los microorganismos marinos, fitoplancton y zooplancton, pero no sabemos del todo cómo es la interconectividad entre las heces de kril y el ecosistema, y sus respectivas implicancias. Desconocemos este feedback”, mencionó el Dr. Hopwood.
“Este mecanismo (digestión del kril) es un proceso muy importante en el Océano Austral, debido a que ha contribuido a amortiguar el carbono que entra en la atmósfera. La investigación pretende clarificar qué rol juega este elemento en el ecosistema”, aseguró la Dra. Mestre.
Además de conocer más acerca de este componente, se estudiará cómo el aumento de las temperaturas en el océano podría modificar la dieta del kril, afectando de alguna forma a las tramas tróficas de variadas especies que habitan en los mares del sur.