El texto plantea que el Estado reconocería el peligro que conlleva que los antimicrobianos no puedan ejercer su cometido y establecería políticas para minimizar los efectos asociados. Se estima que...
El texto plantea que el Estado reconocería el peligro que conlleva que los antimicrobianos no puedan ejercer su cometido y establecería políticas para minimizar los efectos asociados. Se estima que las superbacterias generan la muerte de más de 700 mil personas anualmente (Senado).
Mucho se ha hablado sobre la resistencia a los antibióticos y sus efectos en la capacidad inmunológica. Sin embargo, poco se conoce sobre cómo este fenómeno afecta a actividades productivas como la agricultura, ganadería y acuicultura, y el rol que cumple el mercado farmacéutico y la medicina veterinaria.
En tal sentido, los senadores Guido Girardi, Carolina Goic, Francisco Chahuán y Rabindranath Quinteros presentaron una moción que establece normas contra la Resistencia Antimicrobiana (RAM), norma en primer trámite, que deberá ser evaluada por los mismos legisladores al interior de la Comisión de Salud.
Cabe consignar que se entiende por RAM, a la evolución que experimentan las bacterias, virus, hongos o parásitos, desarrollando mecanismos que les permiten sobrevivir a la acción de los distintos tipos de antimicrobianos existentes, haciéndose resistentes o incluso inmunes a esta clase de medicamentos. Si bien la RAM es una propiedad intrínseca de estos organismos, y particularmente de las bacterias, ésta se desarrolla muy lentamente en forma natural, no obstante, puede ser precipitada y exacerbada por factores externos.
La moción explica que “este fenómeno representa un desafío de magnitudes para la medicina moderna, ya que la causa principal de su aceleración es precisamente el uso abusivo de medicinas en humanos y animales. Situación que se ha dado en todo el mundo, generando un riesgo clínico a nivel individual y poblacional, epidemiológico y microbiológico insospechado si no se controla a tiempo”.
“Los microorganismos resistentes a los antimicrobianos se pueden desarrollar y propagar, entre los animales criados para la producción de alimentos y entre los seres humanos, ya sea por exposición directa o a través del medio ambiente y la cadena alimentaria, siendo esta última, probablemente, la principal vía de propagación”, precisa la iniciativa.
En términos médicos, los congresistas reconocen que las también llamadas «superbacterias» o bacterias multirresistentes, “han dejado de responder a los tratamientos antibióticos habituales, requiriendo antibióticos de última generación, de muy alto costo y no siempre con resultados favorables. Tanto así, que hoy en día existen bacterias patógenas pan resistentes (resistentes a todos los antibióticos disponibles, prácticamente intratables, como por ejemplo la causante de la gonorrea), que han encendido alarmas en la Organización Mundial de la Salud (OMS), Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)”.
Asimismo, se estima que la RAM causa la muerte de más de 700 mil personas anualmente en todo el mundo. La predicción más completa hasta la fecha sostiene que 10 millones de personas morirán anualmente consecuencia de la RAM. En términos económicos, se proyecta que este problema conllevará pérdidas del 2 – 3,5% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, equivalente a 100 billones de dólares hacia 2050.
“Al incremento de la RAM, se suma la dificultad para obtener nuevas terapias. Un antibiótico nuevo puede tardar entre 10 y 14 años en estar disponible, pero de no ser usado prudente y juiciosamente se verá invariablemente afectado por el desarrollo de resistencia a corto o mediano plazo”, declaran los estudios consignados en la moción.
En el caso de Chile, los congresistas reconocen que “ante la alerta emanada por la OMS en mayo de 2014 para el estudio y control de la RAM, del cual emanó el Plan de Acción Mundial, el Ministerio de Salud desarrolló su Plan Nacional Contra la Resistencia a los Antimicrobianos el cual fue publicado en el año 2017”.
No obstante, admiten que “de manera sectorial, Chile pareciera contar con una institucionalidad y normativa dispersa, no completa en materias asociadas a la resistencia antimicrobiana, además de haber una dispersión de órganos con competencias aisladas”.
Proyecto
El texto propuesto plantea que:
“El Estado reconoce que la resistencia antimicrobiana es un riesgo para la seguridad de la población, que las infecciones por microorganismos resistentes son un peligro latente, y que es necesaria la regulación de la producción, transporte y distribución de los antimicrobianos para uso en animales y en seres humanos, conforme a los principios preventivo, precautorio y de desarrollo sustentable.
El Estado velará por la implementación oportuna de políticas destinadas a evitar el aumento de la resistencia antimicrobiana y fomentar tratamientos, planes y programas que propendan a reducir la transmisión de microorganismos resistentes en los hogares, las cadenas alimentarias, los suministros de agua y las rutas de comercio internacional”.
Asimismo, define qué se entenderá por resistencia antimicrobiana, antimicrobiano, agente multirresistente, profilaxis animal con antimicrobianos y metafilaxis. Y se establece que “los establecimientos de salud deberán contar con programas y protocolos para la administración de agentes antimicrobianos, los que deberán incluir la priorización de medidas profilácticas alternativas al uso de antimicrobianos y los estándares de calidad y proporcionalidad del medicamento administrado con el patógeno tratado, con el objeto de prevenir la resistencia antimicrobiana y gestionar de manera adecuada los resultados clínicos”.
“En el caso de los antibióticos se debe contar con equipos especializados que fomenten, controlen y evalúen el uso prudente, juicioso, eficiente y efectivo de estos medicamentos”. A su vez, la moción especifica medidas para prevenir la resistencia a los antimicrobianos en tratamientos veterinarios.