La iniciativa de AquaPacífico, que va en beneficio de la comunidad educativa y de los acuicultores de pequeña escala de Tongoy, se dio a conocer en el #SocialCHILE de Corfo,...
La iniciativa de AquaPacífico, que va en beneficio de la comunidad educativa y de los acuicultores de pequeña escala de Tongoy, se dio a conocer en el #SocialCHILE de Corfo, evento dedicado a la innovación social (Mundo Acuícola).
Un modelo virtuoso que permite beneficiar al centro tecnológico, a los estudiantes de un liceo técnico y a los acuicultores de pequeña escala, se puso en marcha en Tongoy, transformándose en un ejemplo de innovación social. El proyecto, impulsado por AquaPacífico y apoyado por Corfo, fue presentado en el evento #SocialCHILE, junto a otras iniciativas de triple impacto: social, ambiental y económico.
La iniciativa surge como propuesta de solución al problema de los acuicultores de la zona: la escasez de semillas de ostión del norte. Para generar ese abastecimiento, se planteó un modelo para transferir larvas desde el Centro Acuícola AquaPacífico en Tongoy al Liceo Técnico Carmen Rodríguez, de modo que sus alumnos realicen los procesos de fijación larval y pre engorde de las semillas, generando a su vez el alimento de microalgas en el laboratorio del establecimiento. Así, los estudiantes se capacitan en estas técnicas, ampliando sus posibilidades laborales y expectativas de calidad de vida. Además, también pueden hacer prácticas en AquaPacífico, beneficiando a las tres partes involucradas en el proyecto.
Perla Araya, directora del Liceo Carmen Rodríguez, sostiene que esta iniciativa ha permitido que el establecimiento educacional “vuelva a mirar al mar, lo que es importante porque muchos de nuestros alumnos son hijos de pescadores o de gente que trabaja en la bahía. Ahora sienten que lo que aprenden les sirve y que no están obligados a irse de Tongoy para acceder a oportunidades de trabajo”. Destaca que el proyecto “es un aporte para la comunidad, considerando que el tsunami del 2015 generó muchas pérdidas y hay sectores, como los ostioneros, que todavía no se recuperan totalmente”.
Por su parte, Óscar Leiva, docente a cargo del proyecto en el liceo, enfatiza el componente ambiental de la iniciativa, que va en línea -según afirma- con la preocupación que tiene el sector ostionero “por mantener limpia la bahía y evitar cualquier posible contaminación”. Explica que “el hatchery del liceo cumple con todas las normas ambientales y se les pidió opinión a todos los servicios. Tratamos el agua para sacarla de la bahía y llevarla al laboratorio, y después tenemos que volver a purificarla con decantadores y luz ultravioleta para devolverla al mar”.
Valor compartido
Ignacio Valdés, director alterno del proyecto, destaca los tres impactos principales de esta iniciativa: “Permite formar capital humano joven, especializado en acuicultura y vinculado a la actividad, lo que mejora la calidad de la enseñanza técnica en el Liceo Carmen Rodríguez; atiende la demanda de semillas de ostiones para acuicultores de pequeña escala, a través de una producción en sistema controlado, y fomenta la industria acuícola de manera colaborativa entre actores locales de la bahía de Tongoy”.
La creación de valor compartido se vuelve una realidad en proyectos de este tipo, según comenta Carolina Oliú, coordinadora de Transferencia y Negocios de AquaPacífico, destacando que se trata de un concepto que “ha venido tomando fuerza en los últimos 30 años, como parte de un modelo de triple hélice o tripartito (Estado, empresa y comunidad). Su idea principal es buscar estrategias que permitan alcanzar rentabilidad empresarial, pero al mismo tiempo favoreciendo el bienestar y calidad de vida de la comunidad”.
Carolina Oliú explica que “en AquaPacífico hemos implementado una forma de trabajo, que busca fomentar la cultura de la innovación como eje principal de nuestro día a día. Se trata de cambiar percepciones y estructuras adquiridas, en beneficio de impulsar un crecimiento a nivel empresarial, económico y social”.