La prenda es fabricada con fibras obtenidas de residuos plásticos que se recolectan del océano, así como lo hizo el año pasado el Real Madrid, que también tuvo un uniforme...
La prenda es fabricada con fibras obtenidas de residuos plásticos que se recolectan del océano, así como lo hizo el año pasado el Real Madrid, que también tuvo un uniforme confeccionado con telas de desechos reciclados del mar. En Chile, otros clubes se han entusiasmado y están consultando por la idea (Pulso-La Tercera).
San Marcos de Arica luce la primera camiseta ecológica del fútbol chileno. El Bravo, como le apodan al club nortino, que milita en la Segunda División, la tercera categoría del balompié nacional, se compromete con el cuidado del medio ambiente. Y lo hace a partir de su emblema más simbólico.
El club lo luce con orgullo. A fines de septiembre, lo anunció a través de las redes sociales. “La camiseta del Bravo estará diseñada con fibras recicladas de botellas de plástico recogidas del océano. Además, la insignia también estará hecha de material reciclado”, publicó la cuenta oficial del club en Twitter. El comunicado está seguido por un eslogan: “Si generamos un problema, generemos una solución”.
La responsable de la fabricación de la prenda es la firma Siker. En rigor, no se trata de una empresa abocada a la fabricación de indumentaria deportiva. Su giro tiene que ver con la provisión de ropa para la gran minería. La deportiva es una línea de negocios que recién comienzan a explorar. Por el momento, ni siquiera persiguen la rentabilidad como objetivo. A los ariqueños les visten todas las categorías, desde la Sub 13 hasta el primer equipo. Otros deportistas, como el arquero Ricardo Soto, otro símbolo del deporte local, también reciben ropa.
Importación no tradicional
Jorge Tapia, el dueño de la firma, explica a La Tercera el proceso que finaliza con la confección de las piezas. “Viajo a China dos o tres veces por año y fui a visitar una empresa que fabrica telas con fibras recicladas en Cantón. Este material se lava con agua de mar y no se gasta un litro de agua potable. Hicimos una importación de dos contenedores con telas, 50 mil metros y de esos, hay deportiva y de camisas de operaciones. Es un material respirable, de secado rápido, similar al que utilizan las marcas deportivas más conocidas. Eso es lo que hicimos, por ejemplo, para Arica. Compramos unas máquinas de ultrasonido. Las poleras no son cosidas, sino pegadas. Es tecnología de primer nivel”, sostiene.
En el mundo, de hecho, el Real Madrid tuvo, el año pasado, una tercera equipación que contaba con el sello Ocean Plastic Program, un programa ecologista cuyo objetivo es reducir la presencia de plástico en el mar. Cuando se lanzó la camiseta alternativa de los merengues, se explicó que esos desechos eran trasladados a lugares en que no existiera un riesgo contaminante. Ese es el primer paso de un proceso de transformación del material en nuevos productos.
Si bien el precio por prenda puede resultar levemente mayor al de una convencional, en el caso de los ariqueños Tapia privilegia el aporte que significa para el cuidado del ecosistema. “Además, si uno compra tela a gran escala, el precio baja. La diferencia con las telas nuevas son del orden del 12 o 15 por ciento. La diferencia la absorbo yo. Lo mío es cooperar con el medio ambiente. No puedo subir el valor”, sostiene.
Compromiso e interés
El aporte, dice, va de la mano de un concepto de vida. “Es un compromiso de conciencia. Creo que todos tenemos que aportar con un granito de arena. Yo se los inculco a mis hijos. Una vez mi hijo botó una cáscara de naranja por la ventana del auto. Frené y la recogí. Soy medio maniático con el tema ecológico. Me gusta plantar árboles, cuidar el planeta en que vivimos”, añade el dueño de Siker.
El ejemplo empieza a generar interés en otros clubes nacionales. Tapia revela que otros clubes, Puerto Montt, Cobresal, Cobreloa y La Serena, le han consultado por el producto. También hay relación con Independiente de Cauquenes. Los de El Salvador anunciaron, incluso, una visita a la fábrica para interiorizarse del mecanismo de fabricación. “Codelco está preocupado del tema medio ambiental”, sostiene.