
Los piojos del salmón que se sueltan de los peces en procesos de confinamiento pueden sobrevivir hasta tres semanas y adherirse a nuevos anfitriones, aumentando el riesgo de propagación dentro...
Los piojos del salmón que se sueltan de los peces en procesos de confinamiento pueden sobrevivir hasta tres semanas y adherirse a nuevos anfitriones, aumentando el riesgo de propagación dentro de las instalaciones acuícolas.
Según un estudio del Instituto Noruego de Investigación Marina (HI), entre un 10 % y un 40 % de los piojos móviles se desprenden cuando los peces son confinados antes del tratamiento antiparasitario o el sacrificio. “Si estos piojos no se recogen, pueden contagiar a nuevos peces. Los piojos que se desprenden pueden sobrevivir entre una y tres semanas sin un nuevo huésped y se adhieren fácilmente a otros peces”, advierte Frode Oppedal, investigador del HI.
Los experimentos, realizados en diferentes condiciones de laboratorio y en jaulas comerciales, mostraron que los piojos semiadultos tienen más probabilidades de desprenderse que los adultos. “Se desprendieron más piojos semiadultos que adultos, y la cantidad dependía del tiempo de confinamiento, el tamaño de los peces y la cantidad de individuos. Las hembras adultas se aferraron con más fuerza a los peces. Cuanto más duró el confinamiento, más piojos se desprendieron”, explicó Oppedal.
Una de las hipótesis es que los piojos adultos han asegurado las mejores posiciones en el pez, como detrás de la aleta dorsal o la anal, donde tienen mayor protección. Además, su tamaño podría otorgarles una mejor capacidad de sujeción.
Supervivencia y alta capacidad de reinfestación
Para evaluar la resistencia de los piojos sin un anfitrión, los investigadores los colocaron en recipientes con agua fresca en condiciones controladas. Los resultados mostraron que los piojos semiadultos vivieron entre 5 y 13 días, los machos adultos entre 7 y 12 días, y las hembras adultas entre 7 y 25 días.
Las temperaturas más frías y la alta salinidad favorecieron la supervivencia, mientras que en aguas de baja salinidad, como en fiordos poco profundos, la tasa de mortalidad fue mayor.
Además, los investigadores probaron la capacidad de los piojos para adherirse a nuevos peces. Más de la mitad logró fijarse con éxito y sobrevivió hasta el día siguiente. “Cuando transferimos los piojos a nuevos anfitriones el mismo día en que se habían desprendido del anterior, prácticamente todos lograron fijarse de nuevo. El potencial de reinfestación es muy alto”, destacó Oppedal.
La investigación reveló que el 100 % de los piojos pueden ser capturados con redes de malla fina. Para determinar el tamaño adecuado, los científicos midieron el ancho de los piojos, encontrando que los semiadultos miden en promedio 1,7 mm de ancho, mientras que las hembras adultas alcanzan 4,3 mm. Con esta información, establecieron que una malla de 1 mm por 1 mm es la más efectiva para capturarlos.
Además, las redes de malla fina tienen la ventaja de ser menos agresivas con los peces, reduciendo daños en su piel, aletas y escamas. Sin embargo, limitan la circulación del agua dentro de la jaula, lo que puede afectar los niveles de oxígeno.
Importancia de la recolección y eliminación de piojos
El estudio subraya la necesidad de capturar y destruir los piojos desprendidos durante el confinamiento para evitar la propagación dentro y fuera de las instalaciones. “Los piojos que se desprenden durante el confinamiento deben recogerse y destruirse. Muchos ingresan a los barcos de transporte junto con el agua, por lo que estos deben contar con sistemas de filtrado eficientes que eliminen los parásitos antes de que el agua llegue a los tanques o a los sistemas de tratamiento antiparasitario”, señaló Oppedal.
La recolección eficaz puede reducir significativamente la propagación dentro de la misma jaula, en jaulas vecinas e incluso en peces silvestres.
Propagación dentro de las instalaciones acuícolas
Los investigadores analizaron la dispersión de los piojos en 13 centros de cultivo, considerando distintos factores como la profundidad de las jaulas y la velocidad de la corriente. Determinaron que los piojos se hunden a un ritmo de 0,5 a 1,5 cm por segundo, lo que limita su propagación a 200-2.000 metros dentro de la misma instalación.
Algunos productores han informado de infestaciones en jaulas ubicadas a más de dos kilómetros de distancia de centros que habían sido tratados días antes. Sin embargo, Oppedal considera poco probable que los piojos viajen por sí mismos tan lejos, ya que se hunden demasiado rápido.
Una posible explicación es que los piojos viajan adheridos a peces silvestres como el bacalao negro (Pollachius virens). Aunque los piojos no pueden sobrevivir a largo plazo en estas especies, podrían desplazarse lo suficiente como para llegar a otras instalaciones.
El estudio también examinó el comportamiento de la skottelus, un parásito similar al piojo del salmón pero más pequeño y menos especializado en un solo huésped. El 20 % de las skottelus se desprendieron durante el confinamiento, pero a diferencia de los piojos del salmón, no se hundieron rápidamente, lo que sugiere que podrían propagarse a mayores distancias.
Sobre la investigación
El estudio fue desarrollado por el Instituto Noruego de Investigación Marina (HI) en colaboración con la Universidad de Bergen (UiB) y la Universidad Deakin de Australia. La investigación fue financiada por el Fondo Noruego de Investigación para la Pesca y la Acuicultura (FHF).