En la inspección se determinó que todas las embarcaciones cumplían con las normas del Tratado Internacional del Comité para la Conservación de la Vida Marítima Antártica (Mundo Acuícola-Armada.cl). Alrededor de...
En la inspección se determinó que todas las embarcaciones cumplían con las normas del Tratado Internacional del Comité para la Conservación de la Vida Marítima Antártica (Mundo Acuícola-Armada.cl).
Alrededor de 1700 millas náuticas navegó entre el 11 y 15 de julio, el Patrullero de Alta Mar «Marinero Fuentealba», en una misión destinada principalmente a la vigilancia de la pesca en el Territorio Antártico Nacional.
Esta actividad de control pesquero, enmarcada en el Tratado Internacional del Comité para la Conservación de la Vida Marítima Antártica, contempló la inspección de cuatro embarcaciones que se encontraban pescando en la Antártica, en el sector de las Islas Shetland y en el Estrecho de Boyd.
Se trató de las embarcaciones «In Sung Ho» de bandera surcoreana, «Long Teng» de pabellón Chino, y las noruegas «Saga Sea» y «Antartic Sea».
Tras la inspección se determinó que todas las embarcaciones fiscalizadas cumplían con las normas establecidas en el tratado, que busca principalmente proteger a las especies marinas que circulan por las aguas antárticas.
Ante esto, el Comandante en Jefe de la Tercera Zona Naval, Contraalmirante Ronald Baasch, aseguró que «para la Armada de Chile, este tipo de actividad es la respuesta de la Institución a los compromisos del Estado de Chile a través del Tratado Antártico».
«Es por esta razón que la Tercera Zona Naval pone a disposición sus medios para el adecuado cumplimiento de este acuerdo y, que las naciones adscritas lo vayan desarrollando de la manera en que está previsto, objeto de resguardar el ecosistema marino antártico», profundizó el Comandante Baasch.
La Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos es un acuerdo internacional, celebrado en Australia en 1980. Consiste en una respuesta multilateral para hacer frente a la posibilidad de que el aumento no regulado de las capturas de krill en el Océano perjudique los ecosistemas marinos antárticos, y en particular para especies de aves marinas, ballenas y peces cuyo alimento básico es el krill.