Reproducimos la opinión de Rodolfo Infante, MSc Gerente Técnico de Happy Fish, respecto a los índices de mortalidad en la salmonicultura.
Es ampliamente sabido que, a nivel mundial, la industria del cultivo de salmón contribuye de manera importante a la obtención de fuentes sustentables de proteína animal de excelente calidad para aquella fracción de la población humana que puede acceder a su consumo. A esto, debemos sumar el incesante aumento demográfico global que seguirá incrementando la demanda.
Obviamente, lo anterior trae como consecuencia una mayor presión de producción de la mano de mejoras tecnológicas en la alimentación de los peces, en la genética y en los manejos productivos y operacionales, que permiten hacerlos crecer más rápido, bajo mayores densidades de cultivo, pero con un impacto medioambiental aun de difícil predicción. No es de extrañarse entonces, que la sumatoria de factores que optimizan el output final, de mayor producción de salmonídeos en cultivo, también conlleve a un aumento en el nivel de riesgos de la actividad. Los riesgos en la industria del salmón a menudo son causados por una combinación de eventos naturales y decisiones humanas.
Uno de los mayores riesgos del crecimiento de la industria mundial del salmón involucra como consecuencia de éste, un aumento significativo de las pérdidas de peces por eventos de mortalidad masiva (EMM o MME, su acrónico en inglés). Estos desastres se definen como eventos multifactoriales, en los que mueren grandes cantidades de peces, en períodos muy acotados de tiempo, tal cual ha ocurrido periódicamente en la industria chilena con los florecimientos de algas microscópicas nocivas o FAN´s, a modo de ejemplo. En la medida que aumenta la escala de producción en la industria del salmón y se utiliza más tecnología para cultivarlos, en contextos que de otro modo no serían adecuados para ellos, existe la constante posibilidad de que se produzcan eventos de mortalidad de peces potencialmente más graves y más frecuentes. Hasta la fecha, la información sobre EMM se ha manejado y analizado internamente en cada uno de los principales países productores de salmón del mundo que los ha sufrido, aun cuando casi siempre han sido divulgados por la prensa y/o por las instituciones relacionadas (gubernamentales y ONG´s) en la medida que éstos han ocurrido.
A pesar de las diferentes investigaciones locales sobre casos específicos de eventos de mortalidad masiva, a la fecha no se había realizado ningún estudio global para saber si estas pérdidas de peces a gran escala estaban aumentando en frecuencia y número de ejemplares involucrados. Este vacío de información llamó la atención de los investigadores Dres. Gerald Singh, Zaman Sajid y Charles Mather, de la Universidad de Victoria de Canadá, Universidad de Texas A&M de EEUU y de la Universidad de Newfoundland y Labrador, también de Canadá, respectivamente. Utilizando herramientas estadísticas sobre un conjunto de datos globales disponibles públicamente y recopilados por los gobiernos sobre eventos de mortalidad de salmón, incluidos los países responsables de la mayor producción de salmón donde obviamente se cuenta Chile, pudieron documentar las tendencias de estas ocurrencias en un estudio publicado este año en la prestigiosa Revista Nature. El análisis cuantitativo de los eventos de mortalidad masiva de peces en la industria del salmón, durante la década entre los años 2012 y 2022, muestra una preocupante escala creciente de casos en todo el mundo, con severos impactos económicos, ecológicos y sociales.
Lo anterior está principalmente acentuado por situaciones de EMM ocurridos en algunos de los principales países productores de salmón del mundo. Dichos científicos encontraron registros de mortalidad de salmón de Noruega, Chile, Reino Unido y Canadá, los que en 2021 produjeron, en conjunto, aproximadamente el 90% de la producción mundial de salmón cultivado. A ellos, les agregaron los de Australia y Nueva Zelanda, naciones, en conjunto, que produjeron más del 92% del salmón del mundo (por peso vivo) en ese año. El análisis de la información aglutinada entre los años 2012 al 2022, entregó cifras impresionantes y alarmantes: La base de datos registró una mortalidad de 865.000.000 de peces en estas seis naciones durante el mencionado decenio.
También pudieron demostrar que el alcance de los eventos de mortalidad masiva había aumentado con el tiempo, es decir, el límite superior de la cantidad de peces muertos en un evento de mortalidad específico había aumentado con el tiempo con respecto al de los anteriores. “Encontramos que la frecuencia de los eventos de mortalidad más altos (tal como se define por el 10% superior de los eventos de mortalidad más altos de 2012 a 2022 dentro de cada país) aumentó con el tiempo para Noruega, Canadá y el Reino Unido”, afirmaron los investigadores. En el caso de Chile, Australia y Nueva Zelanda, no se observaron tendencias claras en la frecuencia del 50% de los eventos de mayor mortalidad, aunque observaron que hubo considerablemente menos registros para analizar, debido a la presentación de datos agregados que dificultaron su interpretación.
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