La evaluación realizada por la OCDE compara la experiencia de Chile con aquellos países como Suecia, Alemania e Italia en el desarrollo y perspectivas competitivas para los sectores de minería,...
La evaluación realizada por la OCDE compara la experiencia de Chile con aquellos países como Suecia, Alemania e Italia en el desarrollo y perspectivas competitivas para los sectores de minería, energía solar y alimentos. Y enfatiza las brechas que persisten en áreas como la innovación y el conocimiento (Mundo Acuícola).
Con la presencia de destacados representantes del mundo público y privado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) hizo entrega del documento “Revisión de Políticas de Transformación Productiva de Chile”, en el que realiza un análisis detallado sobre la agenda de desarrollo productivo de Corfo y expone cómo los actuales cambios globales y tecnológicos ofrecen al país nuevas oportunidades para la transformación económica.
La presentación y entrega del documento se realizó en el marco del “Segundo Encuentro: Confianza, Crecimiento y Desarrollo Productivo Sostenible”, organizado por Corfo, la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) del Ministerio de Relaciones Exteriores y la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC).
El estudio evalúa la gobernanza, las políticas, los instrumentos y las nuevas formas de diálogo público-privado que se han expresado, entre otras acciones, en los Programas Estratégicos de Especialización Inteligente impulsados por Corfo.
Los resultados de la revisión de la política fueron presentados por Mario Pezzini, director del Development Centre OCDE, y completados en un panel que incluyó a Mario Cimoli, director de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la Cepal, y Eduardo Bitran, vicepresidente Ejecutivo de Corfo. Según explicaron, el informe recomienda a Chile avanzar hacia una actualización del modelo para continuar su desarrollo hacia la diversificación y sofisticación productiva.
El documento señala que la minería seguirá siendo un factor clave de crecimiento en el futuro, pero debe generar un cambio. “En Suecia, los servicios de ingeniería y de manufactura contribuyen, respectivamente, al 30% y al 10% del valor agregado de las exportaciones mineras, mientras que, en Chile, están bajo el 21% y 7%, respectivamente. Adicionalmente, el sector enfrenta límites en términos de su capacidad futura para generar empleos dado el movimiento hacia la minería automatizada”.
El estudio asegura, además, que el sector deberá abordar su creciente intensidad de consumo energético: representó el 20% del consumo total de energía doméstica en Chile en 2015, un 7% más alto que en 2000.
Asociado a este desafío para la minería, está el vigoroso despliegue de la industria solar. Al respecto, el documento señala que, si bien las condiciones para el desarrollo de una industria de gran escala están dadas en nuestro país, es necesario abordar tempranamente los desafíos tecnológicos vinculados a la adecuación de las actuales soluciones de alta radiación del norte de Chile. Esto, junto con aprovechar las oportunidades en materia de innovación e integración tecnológica, más aún considerando la abundante disponibilidad de litio y sales para el almacenamiento energético que complementa la generación de energía solar.
En relación a la agricultura y la industria agroalimentaria, el informe señala que ambos sectores son importantes impulsores del crecimiento de las exportaciones chilenas. “Representan el 8% del PIB de Chile y contribuyen sobre el 20% de las exportaciones nacionales y el 17% de la fuerza laboral”. Sin embargo, indica la evaluación, el país exporta principalmente productos primarios para el consumo.
“Sus exportaciones son menos sofisticadas y menos diversificadas que otros países. Los productos primarios representan el 41% de las exportaciones agroalimentarias nacionales de Chile, comparado con 15% y 11% en Italia y Francia, respectivamente”, detalla el documento.
En relación a la innovación, destaca la baja inversión del sector público y privado. “Las empresas chilenas invierten poco en innovación. Con un gasto aproximado de US$ 1,2 mil millones en investigación y desarrollo (0.39% del PIB), Chile tiene uno de las intensidades de I+D más bajas de todos los países de la OCDE. Por otra parte, la contribución del sector privado – 33% del gasto total en I + D- es significativamente inferior a los países OCDE, cuyo promedio es de alrededor del 68%”.
Otra de las conclusiones relevantes abordadas por el estudio, es la baja especialización y preparación de los chilenos en áreas relevantes para la competitividad del país. Se enfatiza que solo el 3% de los graduados lo ha hecho en el área TIC, mientras que el 1% en ciencias naturales, matemáticas y estadística. Es decir, la más baja participación de todos los países de la OCDE.
“Esta brecha dificulta la capacidad de conectarse a sistemas globales de producción, que estarán cada vez más dominados por la digitalización, las nuevas tecnologías, y la innovación en áreas estratégicas para el país, como ciencias de la tierra y recursos naturales”, añade el estudio.
Política de Transformación Productiva
En 2014, el Gobierno de Chile hizo pública la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento, a fin de sentar las bases de un desarrollo y crecimiento sostenible, por medio de mejoras de productividad, diversificación económica y desarrollo tecnológico, impulsando, en particular, sectores y actividades económicas con alto potencial de crecimiento y ventajas comparativas a nivel mundial.
Como parte de esta política se pusieron en marcha los Programas Estratégicos de Especialización Inteligente (PEEI), “Transforma”, que tienen el objetivo de contribuir a mejorar la competitividad en ámbitos donde existe alto potencial de generación de valor o crecimiento, mediante un proceso de diálogo y coordinación, que busca identificar brechas y oportunidades, tanto a nivel productivo como tecnológico, que estén limitando el crecimiento.
El propósito final de estas iniciativas es lograr pasar de una economía basada en los recursos naturales a una basada en el conocimiento, donde las actividades económicas sean capaces de producir nuevos bienes y servicios, favoreciendo el desarrollo industrial y la generación de polos de innovación y emprendimiento regionales.
En este marco, los Programas Estratégicos Transforma se han focalizado en el impulso de actividades económicas con alto potencial de crecimiento como son la industria de alimentos, construcción, minería, turismo, acuicultura y pesca, economía creativa, logística, energía solar y transformación digital.
Descargue el documento “Revisión de Políticas de Transformación Productiva de Chile”.