Sin duda hemos construido una sociedad occidental altamente riesgosa…Una Sociedad de la Incertidumbre.
En menos de 200 años, hemos logrado multiplicar los Riesgos a un nivel inimaginable y desde principios del 2020, le hemos sumado el coronavirus, que de acuerdo al Premio Nobel de Medicina 2008, Luc Montagnier, fue creado artificialmente. (La OMS en sus recientes declaraciones de febrero 2021, señala que esa hipótesis está descartada).
El listado de nuevos Riesgos a los que estamos sometidos crece cada día más. Comenzando el año 2020, a causa de la “pandemia” de covid 19, vertiginosamente se aceleró todo el ritmo transformador. Desde el 2021, de mano de la tecnología, en un proceso que combina la seducción con la obligación: vamos desde lo físico y familiar, a lo digital y a la “comunidad virtual”; de la privacidad y “libertad”, al uso no autorizado de nuestros datos y la vigilancia permanente a través de la tecnología; de lo biológico y creativo, a las ideologías culturales y al mundo de las pantallas/imágenes donde ya todo está dado; desde lo verdaderamente humano, a algo distinto y artificial que no se sabe qué será exactamente. Dependerá de nosotros si aceptamos o no este futuro “propuesto” (con todos sus supuestos “beneficios” de comodidad y mejoras) y con sus nuevos y respectivos Riesgos.
Mientras tanto, estamos observando una enorme maquinaria de estrategias, marketing y lobby económico/político/jurídico, por todos los medios de comunicación posibles, para que nos movamos rápidamente hacia esa “nueva realidad” de alta Tecnología, no importando mucho si estos cambios producen incontables nuevos Riesgos para las personas, organizaciones y sociedad, ya que, además, este cambio profundo propuesto, está generando una rápida transferencia de riqueza y poder en el mundo. En esta transición, los Riesgos han presentado una curva exponencial de crecimiento visiblemente preocupante para las organizaciones, pues se han diversificado, multiplicado, complejizado, globalizado e interrelacionado entre sí, creando nuevos e insospechados Riesgos.
Como ya todos sabemos, por nuestra interconexión como sociedad, los Riesgos cada vez son menos locales y más globales: por lo tanto, lo que sucede en un lugar, tarde o temprano termina afectando a todos de manera directa o indirecta (ejemplos: uso de energía nuclear, 5G, vacunas experimentales covid 19, manejo de datos personales, crimen organizado, terrorismo, experimentos de ingeniería genética, sequías extremas, consumo de drogas generalizado, conflictos no resueltos con pueblos originarios, migración descontrolada, delincuencia desatada, etc.)
Todo esto y mucho más a través de los años, ha creado una población con serios desequilibrios emocionales y mentales (para decirlo de una manera coloquial), pues los indicadores de salud mental, niveles de irresponsabilidad cívica y conducta social, están disparados hace ya tiempo y nadie se hace cargo real de esa bomba de tiempo (a lo sumo paliativos sin medidas de fondo).
Todo esto repercute directamente en las organizaciones, pues éstas obviamente están conformadas por personas.
Si bien, según la Norma ISO-31000:2018 (Norma internacional de Gestión de Riesgos dirigida a las organizaciones), los Riesgos pueden verse como Amenazas u Oportunidades. En estos momentos son claras algunas Amenazas, pero no es fácil identificar e implementar las Oportunidades para las organizaciones comunes, pues habitualmente no se cuenta con toda la información necesaria del contexto, ni se tiene la claridad de propósito, ni los recursos, por estar en medio de una crisis y más encima con “pandemia” de coronavirus.
Pero sí, algunas de estas Oportunidades están siendo aprovechadas al máximo por grupos de mega empresas que, habitualmente tienen información directa, privilegiada y oportuna, además de los medios para implementarlas rápidamente. Mientras tanto, cientos de empresas pequeñas y medianas cierran cada mes y la situación económica se hace insostenible para muchas organizaciones y familias que se dirigen rápidamente al “modo sobrevivencia”. Pese a todo esto, es imprescindible detectar las Oportunidades y tratarlas (habitualmente están encubiertas), no centrarse solo en las Amenazas.
Tendemos a mirar los Riesgos solo como algo que nos puede obstaculizar el cumplimiento de los objetivos, pero no como algo que nos puede ayudar a cumplirlos.
Por lo tanto, es urgente detenerse un momento y pensar en forma práctica como organización: ¿Cómo enfrento este momento tan complejo y cuál debe ser mi actitud correcta? ¿Cómo logro ordenarme para identificar y gestionar los Riesgos relevantes para mi empresa (internos y externos) y cómo logro creativamente aprovechar y materializar las Oportunidades que me brinda este escenario de manera ética y legal?.
Ahora, para ser justos, hay que tratar de no victimizarse como empresa en esta crisis. Existe una responsabilidad compartida en la situación de crisis social y económica que estamos viviendo, aunque cueste reconocerlo. Muchas organizaciones (de todo tipo), podrían haber actuado preventivamente (hacer lo propio), para no estar con tantos problemas y deudas en estos momentos, pues no era ningún misterio que el sistema iba a colapsar, pues se llevaron las cosas al extremo por décadas, jugando en una cuerda floja cada vez más delgada: la pregunta era: ¿Cuándo?
Efectivamente, la disciplina de la Gestión de Riesgos en las organizaciones, puede ser una guía útil de trabajo, pero sólo es una herramienta de gestión. Las decisiones de qué hacer con esa información, recae siempre en nosotros y, por lo tanto, nuestra actitud hacia el Riesgo y la inteligencia para abordarlo, es clave para lograr salir adelante.
Además: la creatividad, flexibilidad y disciplina, son necesarias para aprovechar las Oportunidades de manera ética y legal (que siempre existen, pero no siempre son evidentes).
En la Gestión de Riesgos, se trata básicamente de: Identificar, analizar, evaluar y, finalmente, tratar los Riegos relevantes para la propia organización de una manera profesional y sistemática.
Para implementar la Norma ISO 31000:2018 (Gestión de Riesgos) de manera efectiva, lo más importante es crear una Cultura Preventiva al interior de la organización, establecerla en todos los niveles, aplicarla de manera profesional y disciplinada, y disponer de los recursos necesarios para su correcta implementación. En estos momentos, todas las normas ISO de gestión han incorporado el Pensamiento Basado en Riesgos, así que sea cual sea el tema a desarrollar, se encontrarán con este tema esencial para todos los sistemas de gestión.
Podemos suponer que no será fácil en Chile (Latinoamérica), pues sabemos muy bien que nuestra cultura es preferentemente reactiva. La mayoría de las cosas se dejan para el último momento y nos cuesta aprender de las experiencias propias y de las vividas por otros, pese a que sabemos que serán comunes y que las tendremos que vivir de todas maneras.
Recordar tres puntos claves de implementación: debe ser liderada por el Gerente General y todos los niveles deben participar activamente; se deben tratar y comunicar los Riesgos de manera profesional y, finalmente, la actitud Preventiva, se enseña principalmente a través del ejemplo, en el día a día (fundamentalmente por la Dirección de la empresa).
La Gestión de Riesgos, como disciplina formal, señalada en Norma ISO-31000:2018, es relativamente nueva en Chile (en naciones con mayor madurez de gestión, es conocida e implementada hace muchos años). Se sugiere entonces registrar de manera metodológica la propia experiencia, con el fin de aprender y generar formalmente buenas prácticas internas de Gestión de Riesgos.
Es tal la rapidez y la profundidad de los cambios del contexto actual de Riesgos (transición a una nueva etapa), sumado a los riesgos biológicos de posibles nuevas pandemias (según lo anunciado por el actual Director General de la OMS), que solo pueden ser percibidos parcialmente, ya que lo que se está viviendo en estos momentos, respecto a la generación de Riesgos, es un verdadero mar de incertidumbre.
Pero bueno, es el mundo que hemos creado como seres humanos (sin duda, algunos han aportado más que otros a este nivel de incertidumbre).
Como organización no queda otra que asumirlo responsablemente, aprender realmente de los errores cometidos y acordar los posibles caminos a seguir, considerando la Gestión de Riesgos como elemento clave de sobrevivencia y desarrollo integral.
Autor:
Nelson Berríos Villagra
Constructor Civil
Experto en Prevención de Riesgos
Master en Administración de Empresas
Especialista en Normas: ISO-9001, ISO 31000 e ISO 45001
Mail: nberriosv@gmail.com
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Abril 2021