Comparación a nivel global da cuenta de la adaptabilidad de estos gasterópodos en la zona subantártica, donde tienen gran presencia (El Pingüino.com). Los gasterópodos marinos representan la clase de moluscos...
Comparación a nivel global da cuenta de la adaptabilidad de estos gasterópodos en la zona subantártica, donde tienen gran presencia (El Pingüino.com).
Los gasterópodos marinos representan la clase de moluscos más abundante tanto en la Antártica como en la región subantártica, en donde cumplen un rol fundamental dentro del ecosistema, debido a su alta capacidad para alimentarse de los nutrientes presentes en el fondo marino.
Sin embargo, es su capacidad de adhesión al sustrato una de las respuestas clave para conocer cómo se verán afectados frente al cambio climático, ya que el perder o reducir esta habilidad podría hacerlos más vulnerables a la depredación o a los efectos de factores físicos.
La respuesta a estos factores es estudiada en Punta Arenas por el grupo del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), liderado por Jorge Navarro, en colaboración con Simon Morley, investigador del British Antarctic Survey (BAS), una de las instituciones más reconocidas a nivel global en el estudio del impacto del cambio climático sobre los organismos marinos que habitan en el territorio antártico.
El científico británico realiza junto al equipo de investigación del Centro IDEAL una comparación a nivel global, incluyendo estudios previamente realizados en lugares como Singapur, Australia, Antártica y Las Cruces (Región de Valparaíso), de cómo las especies del género Nacella, responden en su capacidad de adhesión al sustrato frente a escenarios de cambio climático. Los primeros resultados en Punta Arenas ya dan cuenta de diferencias fundamentales en la especie.
“Encontramos algo inesperado y muy interesante. La especie Nacella deaurata, una de las más abundantes que vive en la zona de Magallanes, responde con gran eficiencia en su capacidad de adhesión al sustrato a las temperaturas extremas de cero y un grado Celsius, considerando que el rango natural de temperatura al que están expuestas a través del año es entre cinco y 11 grados Celsius”, comentó el investigador británico, destacando la capacidad de adaptación que tendría esta especie que habita en la zona austral de Chile, a temperaturas características de la región antártica.