Un grupo de científicos realizan diversos muestreos en el borde costero del Estrecho de Magallanes, donde existe una verdadera selva de macroalgas que posee más de 40 hectáreas de extensión...
Un grupo de científicos realizan diversos muestreos en el borde costero del Estrecho de Magallanes, donde existe una verdadera selva de macroalgas que posee más de 40 hectáreas de extensión y es indetectable para los satélites. Solamente es posible verlo cuando hay marea baja.
El sector de Buque Quemado se ubica en la comuna de San Gregorio a 200 kilómetros al norte de Punta Arenas, región de Magallanes y Antártica Chilena. A pesar de que dentro de la comunidad científica es un sector conocido por su extensa pampa y humedal, la biodiversidad de su ecosistema marino ha sido poco estudiada.
Allí, en pleno Estrecho de Magallanes, un equipo de científicos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) investiga los llamados “bosques fantasmas” de Macrocystis pyrifera. Se trata de verdaderos enjambres de huiros, que son indetectables para los sistemas satelitales y solo es posible verlos cuando hay marea baja. Su extensión alcanza más de 40 hectáreas.
“El término correcto para referirse a este maritorio es ‘bosque intermareal’. A pesar de que este lugar está sometido al estrés de la marea baja, que dura alrededor de seis horas al día dependiendo del ciclo lunar, sigue realizando su actividad fisiológica en forma normal, pero siempre bajo la presión del ambiente (alta radiación solar, desecación y alzas en la salinidad por efecto de la evaporación del agua de mar), inclusive es capaz de soportar temperaturas que sobrepasan los 22°C en las pozas intermareales que se forman. Esto es algo muy particular”, asegura el candidato a doctor del Centro IDEAL y co-autor del estudio, Mauricio Palacios, quien lleva más de cuatro trabajando en la línea de percepción remota encabezada por la Dra. Pirjo Huovinen.
En el marco de su tesis doctoral sobre caracterización fisiológica del huiro, Palacios comenzó a estudiar el sector Buque Quemado desde hace cuatro años. Este se caracteriza por tener plantas pequeñas en comparación a la media (miden entre 4 y 5 metros), las que crecen en una superficie irregular, de fango y canto rodado, muy diferente a los bosques de huiro que suelen encontrarse en el resto de la región de Magallanes.
Luego de extraer y analizar en terreno diferentes muestras de esta especie (respuesta fisiológica y datos poblacionales como densidad y biomasa), además de realizar una caracterización ambiental de este particular hábitat, Palacios y su equipo esperan conocer cuál es el aporte que estos particulares “bosques fantasmas” realizan en el Estrecho de Magallanes, sobre todo bajo posibles escenarios de cambio climático.
“Desde el punto de vista global, M. pyrifera es una de las algas más exitosas en colonizar diferentes espacios. Si bien su distribución es relativamente clara, su cobertura desde el hemisferio norte hasta el sur es bastante amplia, siendo una especie adaptable a las diferentes condiciones de ambiente”, comentó Palacios, quien espera obtener resultados a mediados de año. Este tipo de bosque de huiro ha sido registrado en otros lugares como Baja California, pero no suelen ser comunes. El ecosistema de Buque Quemado podría convertirse en el primero encontrado en la Región de Magallanes. “En Chile es posible encontrar pequeños parches intermareales de Macrocystis desde la región de Los Ríos al norte, pero a la fecha no habíamos visto uno con las dimensiones encontradas en este lugar”, concluyó