A través del cultivo de algas en centros de cultivo de salmones, Blumar, la Universidad de Aysén y SalmonChile, junto a pescadores artesanales de la Undécima Región, buscan nuevas fórmulas de colaboración e innovación en torno a la acuicultura multitrófica.
La instancia es un avance relevante para la sustentabilidad de la industria, ya que las algas son grandes capturadoras de nutrientes y fijadoras de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono.
Poco menos de un año ha transcurrido desde que Blumar, la Universidad de Aysén y SalmonChile comenzaron a trabajar en el marco de un proyecto del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Aysén, que busca vincular la industria con la ciencia a través de la acuicultura multitrófica, iniciativa que también tiene un interesante potencial de desarrollo para la pesca artesanal en el potenciamiento futuro de esta actividad.
Se trata de acuicultura multitrófica, un sistema con experiencias exitosas a nivel mundial, pero inédito en nuestro país y con un potencial interesante como proyecto productivo de otras especies, que en colaboración con la universidad y la pesca artesanal, podría constituir un mecanismo para absorber y aprovechar parte de los nutrientes de la actividad de engorda del salmón.
La iniciativa consiste en el desarrollo de un programa piloto para el cultivo de algas en centros de cultivo de mar de la empresa Blumar. La investigación busca demostrar la capacidad de estos sistemas de producción para desarrollarse en forma eficiente y sostenible económica y ambientalmente.
“El sistema de acuicultura multitrófica permite que los residuos biológicos de una especie sean utilizados como aportes para otra. En este caso, el piloto busca convertirse en un mecanismo para que los nutrientes y los residuos orgánicos que aporta la actividad al ecosistema sean asimilados por las algas, a la vez que las mismas ayudan a disminuir los efectos de los gases de efecto invernadero”, detalló el encargado territorial de SalmonChile en Aysén, Hernán Rebolledo.
En la misma línea, la especialista en algas de la Universidad de Aysén, Marcela Ávila, que participa del proyecto junto a un equipo de investigadores de la casa de estudios, destaca que los elementos importantes de este tipo de cultivos. “Lo primero es la bioremediación, es decir, que es capaz de remover cierto de tipo de desechos que podrían causar impacto en el medioambiente; estabilidad económica, pues son recursos con valor; buenas prácticas, porque en el fondo lo que estamos haciendo es utilizar de mejor forma el ecosistema y una mayor aceptabilidad por parte de la sociedad”, puntualizó la investigadora.
El proyecto se ha dividido en dos grandes actividades: la primera comenzó en agosto de 2020 con un monitoreo ambiental y oceanográfico, que consideró la toma de registros estacionales de parámetros físicos, químicos y biológicos para el levantamiento de una línea base. Y la segunda se inició en junio con la siembra de especies de algas en dos centros de cultivos de Blumar. Cada una de estas experiencias será acompañada de un estricto seguimiento productivo de las variaciones de tamaño y biomasa de las algas, para determinar tasas de crecimiento y calidad de las mismas.
“Este proyecto puede ser un salto relevante para mejorar el desempeño de la industria del salmón con el ecosistema, la academia y la pesca artesanal. El desarrollo de la acuicultura multitrófica puede ser un camino para acortar las brechas que existen en la actividad y un paso más para avanzar en la carbono neutralidad”, expresó el gerente de Farming de Blumar, Pedro Pablo Laporte.
La iniciativa ha sido llevada adelante con el importante apoyo de algunas organizaciones de la pesca artesanal, ya que el consumo de algas para diversos usos, como la industria cosmética, el consumo directo y la producción de biogás, entre otros, está en alza, y Chile tiene grandes perspectivas como potencial exportador de este producto. Esto transforma esta instancia en una oportunidad de colaboración para los pescadores y las comunidades del litoral de Aysén, quienes se harán cargo de la explotación sustentable de estos bancos de algas.
“En los últimos años, la industria del salmón ha iniciado un camino de vinculación decidido en los territorios. Parte de ese proceso es aportar valor a través de nuestra actividad, propiciando la reconversión de pescadores artesanales con oportunidades concretas que, además, se traducen en beneficios ambientales para toda la región y el país”, puntualizó Rebolledo.
La primera cosecha de algas será en octubre de este año. En conjunto con este hito, se analizarán los resultados preliminares y las oportunidades de mejora para lograr desarrollar esta actividad de forma eficiente y sostenible, mejorando en el proceso el balance de los ecosistemas marinos. Esta primera fase consideró el trabajo con las especies Gracilaria Chilensis “Pelillo” y Gigartina Skottsbergii “Luga Roja” y, además, implica el análisis previo y posterior de parámetros físicos y químicos, lo que permite tener una línea base para el desarrollo científico.
“Este proyecto apunta a generar información de valor para que los científicos, la industria y la pesca artesanal puedan buscar la mejor solución para el desarrollo de una nueva actividad a partir de una ya existente, ayudando a la primera a ser más sostenible e integrando a la pesca artesanal a un modelo de colaboración que estrecha aún más los lazos entre ambos sectores, en un territorio que compartimos y en el que queremos y debemos relacionarnos en forma armónica. Sin duda, el beneficio es para todos”, finalizó el gerente de Farming de Blumar, Pedro Pablo Laporte.