
Tres proyectos científicos liderados por jóvenes buscan revolucionar la exploración marina con soluciones de bajo costo, alta sensibilidad y autonomía operativa.
El Centro de Instrumentación Oceanográfica (CIO) ha colaborado en sus tres años de funcionamiento con más de 20 instituciones nacionales e internacionales, entre ellas universidades, centros de investigación, consultoras ambientales y organismos públicos como el SHOA, IFOP y diversas casas de estudio del país. Su labor se ha vinculado al apoyo técnico y científico mediante servicios como calibración de equipos, análisis de parámetros oceanográficos, campañas marinas y arriendo de instrumentos especializados.
Actualmente, el CIO respalda tres proyectos liderados por jóvenes investigadores enfocados en el desarrollo de tecnologías para la exploración del océano. En palabras de su director ejecutivo, Nadín Ramírez, “es importante trabajar en brechas que en estos momentos están vacías. Debemos atraer a profesionales jóvenes para completar ese espacio que existe y que a veces no nos deja tomar una variable o llegar a una cierta profundidad determinada”.
Cámara de medición de oxígeno in situ
Rocío Barríos es estudiante del Doctorado en Sistemática y Biodiversidad de la Universidad de Concepción (UdeC). Junto con el apoyo de CIO, se encuentra diseñando una cámara para la medición de oxígeno de organismos acuáticos. Para el análisis, tradicionalmente se extraen organismos de la manera menos invasiva posible, pero se sacan de su medio ambiente natural. Se intenta replicar el ambiente, para no generar estrés.
La ventaja de este dispositivo, es que medirá oxígeno en el ambiente real de los organismos. “El consumo de oxígeno es un proxy del metabolismo de los organismos, es decir el mantenerse vivos. Esto podría implicar una subestimación del costo de la vida. La idea es medir el oxígeno, pero en un medio real”, contextualizó Rocío.
Turbidímetro de alta sensibilidad
Andrea Sepúlveda es ingeniera física de la Universidad de Santiago de Chile (USACH). Llegó a CIO trabajando en su tesis de pregrado junto a Víctor Villagrán. Luego, se adjudicó un Fondo de Valorización de la Investigación Universitaria (VIU) y de manera paralela un Fondo Semilla Inicia.
Su proyecto inicial comenzó con el desarrollo de un turbidímetro, instrumento para medir turbidez, variable que se refiere a la cantidad de partículas que se encuentran en el agua. En esa tesis de pregrado vio los métodos de medición, cómo lograr alta sensibilidad y analizando el emisor, receptor y las metodologías para alcanzarlas.
Luego, con el VIU se buscó alcanzar la alta sensibilidad, a través del método de modulación de señal de la luz emitida. “La luz recibida nosotros electrónicamente la tomamos y se logra la alta sensibilidad dependiendo de su frecuencia. También logramos el empaquetamiento del dispositivo, es independiente energéticamente, tiene su propio registrador de datos y es telemétrico. Se trata de una versión beta, la que debemos probar en el océano”, agregó.
Además de la oceanografía, puede servir en la industria de la salmonicultura, para cumplir la norma en el impacto medioambiental. También existen normativas para la calidad del agua en el consumo humano, por ende apunta a la potabilización del agua. Además, de residuos para el tratamiento de aguas servidas.
Automatización para despliegue de equipos oceanográficos
Kellan Escribano es ingeniero mecánico de la UdeC y su área de trabajo tiene relación con automatizar procesos en el despliegue de equipos. También consiguió el Fondo VIU. En concreto, junto con el respaldo de CIO, desarrollan sistemas de liberación autónomos. Estos se podrían utilizar para desencadenar la liberación del peso muerto o liberar un tipo de elástico para cerrar una botella oceanográfica para la toma de muestras de agua.
La idea es automatizar este tipo de movimientos mecánicos a través de cambios de presión. Esto se traduce en la utilización de un equipo preconfigurado, su trayecto hasta cierta profundidad, que libere el peso muerto y luego, sea capaz de subir a la superficie, de manera automática.
Su proyecto se llama Auto-Flot, un dispositivo que funciona por medio de la presión, es autónomo y no requiere conexión con la superficie. Este equipo se puede agregar a un dispositivo para cerrar una red de zooplancton o también, se puede adaptar para cerrar una botella oceanográfica.