Desde el pasado domingo y hasta este 12 de febrero se desarrolla de manera online el X Foro Iberoamericano de los Recursos Marinos y la Acuicultura (FIRMA), evento que el día de ayer tuvo su tercera sesión, la cual abordó - a través de diferentes exposiciones- los aspectos más relevantes del cultivo de salmónidos en la región y sus principales desafíos para el futuro.
En su tercera sesión, abordaron temas como la bioseguridad y salud de peces, cambio climático y enfoque ecosistémico en acuicultura.
Desde el pasado domingo y hasta este 12 de febrero se desarrolla de manera online el X Foro Iberoamericano de los Recursos Marinos y la Acuicultura (FIRMA), evento que el día de ayer tuvo su tercera sesión, la cual abordó – a través de diferentes exposiciones- los aspectos más relevantes del cultivo de salmónidos en la región y sus principales desafíos para el futuro
La jornada estuvo encabezada por la investigadora principal del «Programa Integrativo» del Centro de Investigación Interdisciplinario para la Acuicultura Sustentable (INCAR), Dr. Doris Soto y contó con la participación del Dr. Fernando Norambuena, especialista en innovación de Biomar Noruega; el Dr. Ruben Avendaño-Herrera, Investigador principal del área de Salud Animal en Estadios de Vida de Agua Dulce de Salmónidos de INCAR; y Jorge León-Muñoz, investigador también asociado al Centro.
Innovaciones en nutrición para la salmonicultura
En la primera presentación, el Dr. Fernando Norambuena habló sobre las últimas innovaciones en nutrición y alimentos para la salmonicultura abordando el potencial de los ingredientes unicelulares y fuentes de origen terrestre (vegetales) para la producción de alimentos para peces.
“Los alimentos de origen vegetal, especialmente los modificados genéticamente, ya se ven en un par de productos a nivel comercial que son ricos en EPA y DHA, que de alguna forma ya se han probado y funcionan bastante bien”, señaló Norambuena.
Asimismo, agregó que “en el caso del uso de los fish trimmings, más o menos el 30 % de origen marino son trimmings y se pretende que potencialmente podamos llegar al 50 %, por lo tanto el objetivo sería usar 100% trimmings y dejar de usar harinas de pescado. Sin embargo, si la harina de pescado se usa de manera más eficiente no debería ser un problema, para eso es que trabajamos con los sistemas de certificación, que de alguna forma evalúan y velan por el bienestar de las comunidades de peces salvajes”.
Bioseguridad y salud de peces
La segunda exposición estuvo a cargo del Dr. Rubén Avendaño-Herrera, quien presentó su experiencia respecto cómo la investigación ha sido empleada por la autoridad, específicamente el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura, sirviendo para generar normativas y políticas públicas que apunten a mejorar el cultivo de salmónidos en el país en términos de bioseguridad, enfocándose en estudios realizados a patógenos de gran relevancia para la industria y también emergentes.
Destacó la sensibilidad en la fase de agua dulce y su alta densidad como un punto crítico, ya que esto afecta la calidad del smolt debido al estrés, haciendo igualmente mención a variaciones ambientales y condiciones en la fase de agua mar como las floraciones algales y Caligus.
“Estas condiciones son uno de los grandes problemas de la salmonicultura nacional. Cada cierto periodo de tiempo tenemos problemas sanitarios con patógenos emergentes o con los mismos que nos han acompañado históricamente”, enfatizó Avendaño-Herrera.
Según el académico, actualmente se reconocen entre 27 y 30 organismos capaces de producir enfermedades, 60 % compartidos en agua dulce y fase de mar.
“Esto es relevante porque si bien a nivel nacional tenemos 3 listas de enfermedades de alto riesgo, falta mucho conocimiento para poder conocer antecedentes sobre la epidemiología de algunos patógenos, y a eso nos hemos dedicado en los últimos 10 años”, señaló el investigador, para luego presentar casos de estudio sobre Flavobacterium psychophilum y Tenacibaculum dicentrarchi.
Cambio climático
En la tercera presentación el Dr. Jorge León-Muñoz mostró, a través de diferentes proyecciones y estudios, el riesgo que enfrenta la salmonicultura en el escenario de cambio climático, poniendo acento en el aumento de la temperatura, la disminución de las precipitaciones y el uso del suelo en las áreas centro-sur y sur de Chile. Y es que precisamente las cuencas de estas zonas son las que, por un lado, abastecen con agua dulce las pisciculturas, y por otro, aportan nutrientes esenciales en su llegada a sistemas de estuarios, áreas donde se desarrolla principalmente el cultivo de salmónidos
“Estamos cultivando en un clima bastante revuelto, y los datos muestran que en la última décadas las precipitaciones han decrecido y también el ingreso de agua dulce a los estuarios, o sea que cada vez ingresa menos cantidad de agua dulce donde se desarrolla salmonicultura”, explicó León-Muñoz.
La importancia del agua dulce, que definitivamente “no se pierde en el mar” guarda además relación con la aparición de parásitos y floraciones de algas nocivas en los centros de cultivo, por lo que el investigador hizo un llamado a “mirar hacia la cuenca y no solo hacia el mar”.
“Vemos que hay zonas o cuencas donde el cambio climático va a tener un riesgo mayor para la salmonicultura y principalmente son las ubicadas en la zona precordillerana, donde el cambio de suelo ha sido más fuerte. Lo bueno es que si conocemos el paisaje y aceptamos el rol de bosque nativo podemos pensar en cambiar la trayectoria del uso de suelo, con la salmonicultura como gestor de este cambio en la relación marina-terrestre, una tarea como país y como industria”, señaló.
Enfoque ecosistémico
Finalmente, la Dr. Doris abordó los principales aspectos del Enfoque Ecosistémico en Acuicultura y cómo repensar la actividad en el contexto chileno.
“Necesitamos una reevaluación de las densidades productivas por centros y por ecosistemas, estableciendo áreas de manejo acuícola basadas en capacidad de carga, riesgos y oportunidades. Además, es relevante potenciar el manejo integrado del paisaje con sistemas multitróficos integrados, que se siguen haciendo a nivel piloto pero no productivo. También tenemos que apuntar al desarrollo tecnológico en sistemas reciclados y offshore; el monitoreo ambiental integrado y permanente, y por sobretodo, se requiere una gobernanza que se oriente cada vez más a los objetivos de desarrollo sostenible”, recalcó Soto.
Posteriormente, mostró un ejemplo de un área de manejo con enfoque ecosistémico que facilitaba la implementación de la acuicultura multitrófica integrada incluyendo la salmonicultura, eso sí recalcando la necesidad de desarrollar algún tipo de tasador para conocer el efecto de los nutrientes que no son absorbidos por el cuerpo del salmón.
“Las externalidades de la actividad no pueden superar los beneficios sociales y económicos, y no deben conducir a daños irreversibles. Ciertamente se requiere mayor información de los beneficios sociales y costos ambientales, empezando a entender cómo medimos y balanceamos estos dos elementos”, manifestó al finalizar.