La investigación denominada “Proper antibiotics use in the Chilean salmon industry: Policy and technology bottlenecks” publicado en la revista Aquaculture se centra en la necesidad de generar cambios en las...
La investigación denominada “Proper antibiotics use in the Chilean salmon industry: Policy and technology bottlenecks” publicado en la revista Aquaculture se centra en la necesidad de generar cambios en las prácticas acuícolas para mantener la productividad y el bienestar de los salmones en sus etapas de agua dulce. (Mundo Acuícola).
El investigador principal del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (Incar) profesor titular de la Universidad Andrés Bello, Dr. Rubén Avendaño-Herrera y advisor del Clinical Laboratory Standar Institute, publicó un exhaustivo análisis en el uso de antibióticos en la industria salmonera nacional.
“Aunque las autoridades chilenas se encuentran aplicando y proponiendo modificaciones en el uso de antibióticos, estos se encuentran dirigidos preferentemente a la situación actual de la piscirickettsiosis, siendo aún muy débiles. Sin embargo, existen otros agentes infecciosos no menos relevantes que son tratados a ciegas, cayendo en errores, sobreestimación y/o subestimación de las dosis, así como duración y métodos de administración. Otro punto crítico es la falta de claridad en la relación de eficacia y dosis de los tratamientos usados”, explica el Investigador Incar que lidera la RP2 denominada “Animal Health in the Early Life Stages of Salmonids”.
Entre los antecedentes recopilados por el Dr. Avendaño-Herrera están los datos obtenidos por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) que en su Informe 2016 sobre el uso de antimicrobianos en la producción de salmones estimó que en ese período en Chile, los centros de cultivos de salmones usaron 382.5 toneladas de antibióticos para producir 727.812 toneladas de salmones, y compara los resultados contenidos en un estudio de Lillehaug et al., de este año, en el que se menciona que Noruega, usa 212 kg de antibióticos para producir la doble cantidad de salmones que Chile.
El estudio añade que las investigaciones realizadas han buscado minimizar y abordar más adecuadamente los problemas de salud que surgen durante la etapa marina, incluyendo la disminución del uso de antibióticos ante la presencia P. salmonis y la creación de políticas públicas como la creación de un sistema online para recetas antimicrobianas, entre otras iniciativas. Sin embargo, en su artículo el Dr. Avendaño-Herrera, destaca que “el énfasis actual de todas las preocupaciones se encuentra en la etapa de engorde de agua de mar, descuidando los volúmenes de antibióticos que se emplean en las etapas de agua dulce, siendo precisamente esta etapa en piscicultura tan crítica como la engorda en mar”.
“En este sentido, las fases de ova y alevinaje son particularmente susceptibles debido al sistema inmune inmaduro de los peces y su alta susceptibilidad a factores abióticos y biológicos. Estas infecciones se combaten con tratamientos antibióticos y en menos ocasiones con soluciones de gestión tecnológica (por ejemplo, sistema de flujo continuo, recirculación de agua, etc.). Además, casi no existen regulaciones para las fases de cultivo de salmónidos en agua dulce en Chile, que es un marcado contraste con la etapa de engorde marino. Entendiendo la diferencia económica existente entre cada una de las etapas y sus pérdidas, existen parámetros ambientales que deben ser considerados al momento de tomar la decisión de emplear antibióticos.
Es importante señalar que, durante la fase de agua dulce, el principal agente infeccioso es Flavobacterium psychrophilum y no existe un programa de vigilancia activo, siendo una bacteria que atribuye el mayor uso de antibióticos. Esta falta de regulación en comparación con las etapas del ciclo de vida del salmón es sorprendente, especialmente porque las regulaciones chilenas sobre fase de agua de mar a menudo pueden ser más estrictas que otros países productores de salmónidos, como Noruega, Escocia, Irlanda y Canadá”, explica el investigador del Incar.
En el artículo, se denota que el 9 de julio de 2013, Sernapesca declaró que F. psychrophilum es el agente causal de flavobacteriosis en el país, lo que permitió que se incluyera en la Lista 3 del Reglamento Sanitario de Chile. “En otras palabras, F. psychrophilum se reconoce como un patógeno endémico y con distribución amplia en el país, pero esta situación era evidente debido al impacto negativo en la industria acuícola chilena y que se reconoce desde hace más de 18 años”, sostiene el científico.
“Si Chile quiere reducir el uso de antibióticos en la industria del salmón, el primer paso debería ser prohibir la aplicación inapropiada de toneladas de antibióticos para contrarrestar enfermedades de agua dulce como la flavobacteriosis. De hecho, otros países mitigaron la aparición de F. psychrophilum a través de inversiones en tecnología acuícola, específicamente la incorporación de sistemas de tratamiento de agua y/o cambio de sistemas abiertos a sistemas de recirculación. Además, el aislamiento del agente causal debe ser un paso necesario antes de administrar un tratamiento, independientemente de la bacteria sospechosa, ya que se requiere conocer el valor mínimo inhibitorio de cada aislado de F. psychrophilum. La implementación y adopción de este tipo de medida debe ser generalizada y respaldada por los sectores acuícolas públicos y privados”, recomienda el Dr. Avendaño-Herrera.
“La industria salmonera chilena enfrenta una necesidad urgente de establecer regulaciones y aplicar tecnologías que sirvan como terapias de tratamiento más racionales, prudentes y efectivas, disminuyendo así el uso de antibióticos en la etapa de agua dulce del ciclo de vida del salmón”, concluye el investigador.
Revise el estudio aquí https://doi.org/10.1016/j.aquaculture.2018.06.072.