Producir ciencia para un futuro sustentable fue la premisa del foro virtual.
Organizado por FAO, el evento contó con la participación el director del Instituto Milenio SECOS Stefan Gelcich, quien junto a expertos internacionales discutió sobre el futuro de las ciencias oceánicas y la alimentación a partir de los recursos marinos.
Según estimaciones de la FAO, al 2050 tendremos 2.000 millones de humanos más que alimentar, en un planeta ya golpeado por el hambre y que según la misma organización hoy sufren más de 800 millones de personas. El gran desafío presente y futuro, será suplir la creciente demanda por alimentos y hacerlo de una forma sustentable.
En febrero de este año, Naciones Unidas lanzó oficialmente el Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, o Decenio de los Océanos, a fin de establecer un marco común que garantice investigación científica que pueda apoyar los esfuerzos para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
En el evento virtual “Alimentos azules: Ciencia para un Futuro Sustentable”, realizado a comienzos de abril y organizado por UNESCO y FAO en el marco del decenio, se presentaron los principales objetivos para la seguridad alimentaria de la década, como también las colaboraciones y enfoques necesarios para implementarla.
“Necesitamos un esfuerzo compartido entre la ciencia, los gobiernos, el sector privado y todo los actores sociales para abordar los desafíos de la próxima década oceánica, en especial para alimentar al mundo con ayuda de los océanos”, comentó en sus palabras de apertura Vladimir Ryabinin, secretario ejecutivo de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO. “El futuro de los océanos, añadió, necesita intensificar la investigación en torno a ellos y el gran desafío hoy es unir a las diversas comunidades de forma significativa y encontrar soluciones sustentables.”
“Ni los alimentos ni el hambre son una opción para millones de personas en el mundo, este es uno de los mayores desafíos que enfrentamos”, fueron las palabras del Director de la División de Pesquerías de la FAO, Manuel Barange, otro de los relatores del evento.
Barange, también hizo hincapié en tres pilares para una necesaria “transformación azul”, que responda a los objetivos del decenio y a la necesidad de colaboración entre instituciones. “Necesitamos transformar el manejo de las pesquerías y hacerlas más sustentables y basadas en ciencia. También necesitamos intensificar la producción acuícola de manera sustentable, integrando innovación y nuevas tecnologías; y por último, mejorar e innovar en la cadena de valor de los alimentos azules, que nos permita incorporar de mejor manera estos productos como parte de una dieta saludable.”
La investigadora de la Universidad de Lancaster Christina Hicks, quien también formó parte de los expositores, remarcó la necesidad de contar con un sistema de producción de alimentos acuáticos más equitativo. “Hoy el foco suele estar en la producción de proteína animal para consumo humano, pero parece más relevante en este sistema alimentario el consumo de micronutrientes, que según reportó la OMS, más de 2.000 millones de personas sufren de deficiencia crónica de ellos.”
Estos micronutrientes, están representados por vitaminas, minerales y ácidos grasos fundamentales para la alimentación humana, como el yodo, Omega-3, calcio, vitamina A, zinc, hierro, vitamina B-12, entre otros. Hicks, que con su equipo estudiaron la distribución de estos micronutrientes presentes en las capturas a nivel global con un estudio publicado en Nature, concluyó una inadecuada distribución en su consumo.
Más ciencia para la sustentabilidad
El Decenio de los Océanos, plantea impulsar una revolución en ciencias oceánicas que reconozca el potencial de los océanos para producir alimentos, lo que hace necesario aplicar conocimiento científico para generar soluciones innovadoras, e informar correctamente al proceso de toma de decisiones.
Según consigna el Informe mundial sobre las ciencias oceánicas, las ciencias oceánicas apenas representan entre el 0,04% y el 4% del gasto total en investigación y desarrollo a nivel mundial.
Más aún, numerosos países se benefician de infraestructura, tecnología y recursos humanos científicos sofisticados y de vanguardia en ciencias e innovación, sin embargo, el mismo informe concluyó que en el mundo existen grandes brechas en cuanto a la capacidad de realizar investigación científica marina.
Moderado por la líder global de Nutrición y Salud Pública de WorldFish, Shakuntala Haraksingh, los panelistas respondieron tres preguntas clave, en torno a las capacidades científicas necesarias para producir alimentos más sustentables, cómo el Decenio de los Océanos puede catalizar más alianzas y colaboraciones entre la ciencia, políticas, industria y la sociedad, y cuáles son las presiones ambientales y sociales más críticas que afectan la producción y accesibilidad a los de alimentos acuáticos y qué innovaciones científicas pueden abordarlas.
Sobre esta última interrogante, para Stefan Gelcich, director del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera SECOS y académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, son múltiples presiones ambientales y sociales: “sobrexplotación, cambio climático, debilidades institucionales y mercados con poca equidad. Algo sumamente relevante es que tenemos que cambiar la manera en que hacemos ciencia y poner el foco en las relaciones interactivas entre los sistemas naturales y los sistemas humanos.”
Y añadió. “Específicamente, necesitamos co-producir soluciones. Las soluciones no vendrán solamente de las ciencias biológicas básicas o de las ciencias sociales, sino más bien en la integración de diversos sistemas de conocimiento que tienen que ver con saberes tradicionales, burocráticos, institucionalizados y también con conocimiento científico. Creo que es clave el cómo haremos que esta co-producción sea algo más convencional y frecuente en universidades, centros de investigación y agencias en el futuro. Esto se trata de reconectarse entre los actores sociales, para encontrar soluciones conjuntas para la sostenibilidad.”
A su vez, Han Han, fundadora y directora ejecutiva del China Blue Sustainability Institute, coincidió en el análisis de la integración de conocimientos de las ciencias naturales y sociales, que requieren un enfoque más integrado y que considere las formas de vida y pensamiento de la comunidad.
Por su parte, Henrik Österblom, director científico del Centro de Resiliencia de Estocolmo, destacó que el Decenio de los Océanos puede ser una plataforma importante para cambiar la conectividad e identidad de la ciencia oceánica. “Hay mucho de lo que mis colegas en Suecia y yo podemos aprender de otros lugares y disciplinas, gracias a nuestro trabajo con colegas de Sudamérica como Stefan y otros más, nos transformaron completamente la perspectiva que hubiéramos tenido mirando solo desde nuestro país. Hay también una oportunidad de atraer más fondos de investigación a países que no cuentan con tantos recursos y que ayuden a los objetivos planteados por esta iniciativa.”
Österblom añadió. “Estoy de acuerdo respecto a la reflexión sobre el rol de los científicos en la sociedad. Pensando en que debemos ser integrantes activos de los procesos de cambio, no solo generar papers y esperar que alguien más implemente los cambios. También debemos generar mayor conectividad entre científicos y ayudarnos a aprender de los otros, en cómo la ciencia puede dar forma a estas transformaciones, donde jugará un rol clave en las próximas décadas.”
Finalmente, el director del Instituto Milenio SECOS Stefan Gelcich, ahondó en el papel que juegan los actores de pequeña escala en la alimentación proveniente de los océanos.
“Pescadores y acuicultores de pequeña escala producen más del 50% de los alimentos marinos, y representan el 90% de las personas que participan en estas actividades. Si los apoyamos adecuadamente, estos sistemas que son diversos pueden proveer los fundamentos para un sistema alimentario equitativo y sustentable. El Decenio de los Océanos puede catalizar el desarrollo de actores de pequeña escala en pesquerías artesanales y acuicultura. Finalmente, reflexionó Gelcich, a través de estos actores se pueden generar nuevas alianzas y actividades para la colaboración y participación, que nos permita abordar la importancia de estas actividades desde una perspectiva de bienestar sostenible.”