Investigadores del Instituto de Fomento Pesquero recopilaron muestras del animal para estudiar su aparición por las costas chilenas.
«A pesar de que el pez Remo prefiere aguas profundas (1.000 metros) también puede ser avistado en la costa y en profundidades de 20 metros, especialmente posterior a una tormenta o cuando son maduros, en donde no se resisten a la corriente, perdiendo el sentido de la orientación».
Durante ayer lunes 11 de julio fue ampliamente difundida la pesca incidental de un pez Remo en Arica, (Regalecus glesne) ejemplar perteneciente al orden de los lampridiformes, muy llamativo debido a su longitud, pues se trata del pez óseo más largo del mundo.
«Cuentan con bocas protuberantes y pequeñas, y una aleta dorsal rojiza voluminosa que se extiende desde la cabeza hasta el extremo de la región caudal, entre sus aspectos más distintivos», explicó a Emol, Gonzalo Muñoz, investigador asociado al IFOP.
«No poseen escamas sino una piel viscosa de tonalidad plateada, las aletas pectorales apenas se distinguen y las pélvicas tienen formas de remos las que le otorgarían su nombre entre los pescadores», agregó.
Tiene una distribución por casi todos los océanos, excepto en las regiones polares. Suele habitar principalmente en la zona mesopelágica, es decir entre los 200 y 500 metros de profundidad, aunque pueden tener presencia entre los 20 y 1000 metros de profundidad.
Pero el tamaño del pez y lo extraño de su presencia no fue lo único que llamó la atención. Por redes sociales, junto con los videos, comenzó a circular una mitología japonesa sobre el pez remo, la cual lo asocia a fenómenos naturales.
A pesar del relato mitológico, los científicos no han podido comprobar la ocurrencia de fenómenos naturales a la presencia del pez remo.
Ciencias y pensamiento especulativo
«En ocasiones, los peces remo gigantes adultos suelen verse cercanos a sectores costeros habitados o varados en la playa, terminando su ciclo de vida. Otra causa de que accedan a la superficie, es cuando las hembras entran en proceso de desove entre julio y diciembre», indicaron desde la Red Geocientífica de Chile.
«Lamentablemente, la presencia de este pez solitario y tranquilo en la superficie, la relacionan a la ocurrencia de catástrofes debido a una leyenda nipona del “mensajero del palacio del Dios del Mar» pero que, datos de su ciclo de vida, la descartan», agregaron.
Por lo pronto, investigadores del Instituto de Fomento Pesquero recopilaron muestras del animal para estudiar su aparición por las costas chilenas.