La especie, Athyonidium chilensis, es ampliamente distribuida en Chile, pero su estudio a nivel de compuestos bioactivos es escaso.
“Pepino de mar chileno: nueva fuente potencial de biomoléculas con alto valor nutricional y actividad citotóxica”, es el nombre de la investigación de Francisco Silva Ramírez, estudiante del Doctorado en Ciencias con mención en Biodiversidad y Biorecursos, de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC). Sus tutores de tesis son el Dr. Antonio Brante, la Dra. Carolina Aguirre, y el Dr. Matías Hepp.
La idea de la investigación fue averiguar sobre el aporte nutricional del pepino de mar, a un nivel más específico. “Dentro del organismo se pueden encontrar diferencias en el contenido de proteínas a nivel de órganos. Los órganos pueden representar el 50% del peso total del organismo. Los órganos son una fuente importante de biomoléculas similar a las que se pueden encontrar en la pared corporal. Lo que se comercializa del pepino de mar es principalmente la pared corporal, la cual se exporta a distintos mercados internacionales. El pepino de mar es considerado un alimento funcional por su aporte nutricional y por ser una fuente de compuestos biológicamente bioactivos”, explicó Francisco Silva. Por otro lado, además de aportar nutrientes esenciales como proteínas, ácidos grasos, entre otros, también son una fuente natural de saponinas, compuesto bioactivos, que tienen un efecto citotóxico en células cancerígenas.
“En otras partes del mundo, los pepinos de mar han sido bastante estudiados. En Chile, si bien existe alta presencia de especies, que se distribuyen desde los 18° latitud sur hacia un poco más allá de Chiloé, el número de investigaciones que estudian a estos organismos son escasos. El pepino de mar, Athyonidium chilensis, tiene una amplia distribución geográfica y es la de mayor tamaño, y la puedes encontrar tanto en la zona intermareal como submareal. Esta especie se exporta para consumo humano hace varios años. La especie ha sido estudiada en diferentes ámbitos de la biología, pero ninguno a nivel de compuestos bioactivos, como las saponinas, presentes en diferentes órganos y más aún en líneas celulares de cáncer colorrectal”, complementó.
La idea es potenciar este recurso pesquero, utilizando otros órganos más que solo la pared. De igual manera se pueden utilizar los órganos que son desechados, como es el caso de las gónadas y aparato digestivo, entre otros. “Las empresas exportan la pared corporal ya sea deshidratado o congelado. En el mercado asiático realizan diversas preparaciones con este recurso (carbonada, frito, entre otras). Si tenemos un recurso alto en proteínas y bajo en grasa y azúcares, se podría incentivar su consumo en nuestro país”, comentó.
Por otro lado, esta especie tiene alto potencial para la farmacología, “ya que demostramos experimentalmente el efecto citotóxico de las saponinas extraídas de los diferentes órganos, siendo mayor el efecto citotóxico el de las gónadas. El equipo de trabajo que está detrás de esta investigación es multidisciplinario”, enfatizó Francisco.
Respecto a la importancia de la temática, Francisco recalca la necesidad de utilizar un recurso pesquero. “Queremos dar un valor agregado al producto, por su aporte nutricional y biológico. Potenciar este recurso debido a sus características positivas. Ver que el consumo podría ayudar a prevenir enfermedades como diabetes, hipertensión o desarrollo de células cancerígenas”, finalizó.
El consumo del pepino de mar es muy popular en China desde hace décadas, se considera importantísimo a tal nivel que se asocian al concepto de ginseng marino, por sus excelentes propiedades nutricionales y medicinales.