Nuevo informe de Just Economics revela que la búsqueda de ganancias a corto plazo de los productores de salmón está provocando costos ambientales y sociales significativos no contabilizados, que incluyen tasas de mortalidad crecientes, daños en los ecosistemas locales, presión sobre las poblaciones salvajes de peces existentes y un bienestar de los peces deficiente.
Según el documento, los enormes riesgos ambientales y sociales deben mitigarse con un cambio rápido hacia la diversificación y hacia prácticas sustentables de cultivo.
Un nuevo informe de Just Economics revela que la búsqueda de ganancias a corto plazo de los productores de salmón está provocando costos ambientales y sociales significativos no contabilizados, que incluyen tasas de mortalidad crecientes, daños en los ecosistemas locales, presión sobre las poblaciones salvajes de peces existentes y un bienestar de los peces deficiente.
El nuevo análisis de los efectos negativos de la salmonicultura establece que los costos acumulados para la economía, la sociedad y el medioambiente desde 2013 son de casi USD 50 mil millones. Más de la mitad de estos costos son asumidos por los productores (USD 28 mil millones), mientras que el resto recae en la sociedad (USD 19 mil millones) en los cuatro principales países productores de salmón.
Noruega, Escocia, Canadá y Chile producen el 96 por ciento del salmón de piscicultura del mundo. El informe “Dead Loss”, ordenado por Changing Markets Foundation, analiza los efectos de la actividad en estos cuatro países para revelar los costos ocultos.
Eilís Lawlor, directora de Just Economics, comentó: “Hay una creciente demanda por parte de los consumidores por abastecerse de peces de productores que se preocupan por el medioambiente, protegen las comunidades costeras y priorizan el bienestar de los peces. Sin embargo, nuestro análisis muestra que la salmonicultura está generando costos económicos, sociales y ambientales significativos que los informes de las empresas no están considerando a día de hoy. Los inversores deberían considerar los riesgos a largo plazo con los que se enfrenta la salmonicultura y los gobiernos deberían implementar normativas sólidas para garantizar que las empresas cambien rápidamente a prácticas de cría más sustentables”.
Natasha Hurley, gerente de Campañas de Changing Markets Foundation, comentó:
“La salmonicultura es un claro ejemplo de un sistema alimentario roto: cada año, absorbe millones de toneladas de peces silvestres capturados para pienso, las tasas de mortalidad en las granjas son exorbitantes y la contaminación está dañando a ecosistemas inmaculados y poblaciones de salmones salvajes. Este análisis muestra que ignorar la buena cría de peces no solo es malo para el medioambiente y el bienestar de los peces, sino que también presenta un riesgo comercial: las empresas están malgastando dinero y recursos y, si continúan así, la actividad no podrá sostenerse a largo plazo. Tarde o temprano, llegará a límites ambientales y a que los contribuyentes se nieguen a hacerse cargo de pagar los costos de la contaminación y otras pérdidas”.
Costos económicos
Este informe identifica que el cultivo deficiente de peces, la proliferación de parásitos y la contaminación están causando la muerte de cientos de millones de peces antes de que estén listos para la matanza. Esto representa la mayor proporción de los costos (USD 15,5 mil millones) para las economías de los cuatro países (USD 8,9 mil millones para Noruega, USD 922 millones para Escocia, USD 768 millones para Canadá y USD 4,9 mil millones para Chile [2013-2019]).
De los cuatro países, solo Escocia y Noruega declaran datos sobre la mortalidad de forma pública. En Escocia, la mortalidad se ha duplicado desde 2013 y pasó de 10.329 toneladas en 2013 a 25.772 toneladas en 2019. En 2019, se perdió más del 13 por ciento de la cosecha, una cifra significativa tres veces mayor que la tasa de mortalidad en las granjas de pollos en Reino Unido.
Diez empresas, que en conjunto tuvieron ingresos totales por más de USD 12 mil millones en 2018, generan el 50 por ciento de la producción global de salmón. La búsqueda de ganancias a corto plazo de estos productores resultó en la muerte de 100 millones de salmones (medio millón de toneladas) desde 2010.
El productor de salmón de cultivo más grande del mundo, Mowi, con sede en Noruega, generó la mitad de la mortalidad total de las diez empresas principales en el período. El informe indica que las muertes inesperadas y sin explicación de todas las granjas de Mowi en todo el mundo en el período 2010-2019 totalizaron unos 50 millones de salmones (252 521 toneladas) con un costo de USD 1,7 mil millones. Esto es a pesar de que Mowi afirma ser líder en sustentabilidad, con su nueva Estrategia de sustentabilidad 2020 y su eslogan “Liderando la Revolución Azul”. Mowi suministra salmón de piscicultura a algunas de las cadenas de supermercados más grandes de Europa. También es el proveedor principal del comercio minorista británico Sainsbury’s.
El productor con la segunda tasa más alta de mortalidad del salmón es Lerøy, de Noruega, que totalizó 66.975 toneladas en pérdidas con un costo de USD 456 millones para la empresa. Lerøy suministra salmón de piscicultura a importantes comercios minoristas internacionales, como Ikea, Tesco, Carrefour y la cadena española Mercadona. A través de Scottish Sea Farms, su subsidiaria en Reino Unido, Lerøy también suministra salmón al comercio minorista británico Marks & Spencer.
Costos ambientales
El costo ambiental de las prácticas no sustentables de la salmonicultura en el mismo período se calcula en USD 14,5 mil millones, y se debe a la contaminación de mares y lagos de agua dulce, el daño a las existencias de poblaciones silvestres de salmones y a la biodiversidad y a la generación de emisiones de CO2.
El análisis también calcula el costo indirecto total del uso de peces para alimentar a los salmones de cultivo en Noruega, Escocia, Canadá y Chile. Los peces como las sardinas, los arenques y las anchoas son “especies clave” que tienen un papel importante en el ecosistema marino. Su uso en la alimentación de los salmones de cultivo representa una pérdida indirecta en el ecosistema calculada en USD 1,8 mil millones desde 2013.
Costos sociales
El informe estima el costo social del bienestar deficiente de los peces utilizando un estimativo del recargo que los consumidores están dispuestos a pagar por mejores estándares de bienestar (14 por ciento). Cuando esto se aplica a los consumidores relevantes, el costo de oportunidad total del bienestar deficiente de los peces se calcula en USD 4,67 mil millones.
También resalta que casi un quinto de los peces marinos atrapados anualmente en el mundo se usa para alimentar a animales de granjas y a peces de piscicultura en lugar de ser consumidos directamente por la gente. Las prácticas de pesca no sustentables y el desvío de los peces de las comunidades vulnerables en África Occidental (que se ha convertido en un proveedor clave de harina y aceite de pescado [FMFO, por sus siglas en inglés] para el mercado global) están poniendo en riesgo las fuentes de ingresos, generando pobreza y forzando la migración.
Un estudio de caso en Noruega, que importó 8,4 miles de toneladas de aceite de pescado de Mauritania en 2019, muestra una pérdida para Mauritania de USD 37,5 millones en el 2019.
Se estima que la producción total global de salmón de cultivo del Atlántico ha crecido un 7 por ciento en 2019, a unos 2,6 millones de toneladas. Los cuatro países tienen planificado expandir su producción. Se espera que la producción de Noruega aumente por cinco para 2050 y que Escocia duplique su producción para 2030.
Transparencia y responsabilidad
El informe indica que la transparencia y la responsabilidad en la salmonicultura son extremadamente débiles y que se necesita legislación para que la actividad alcance estándares superiores.
Just Economics comparte recomendaciones para que gobiernos, inversores, empresas y consumidores pidan a la industria de la salmonicultura que rinda cuentas:
- Gobiernos: deben exigir mejoras en la responsabilidad social, económica y ambiental y garantizar una normativa más sólida de la salmonicultura al limitar el otorgamiento de licencias y subsidios a las empresas que alcancen los estándares más altos.
- Empresas: deberían diversificar las especies cultivadas a través de la acuicultura (priorizando las especies no carnívoras) y mejorar la cría de peces. La industria también debe invertir en tecnologías para abordar los riesgos e impulsar una rápida transición hacia prácticas alternativas de alimentos para peces y cultivo.
- Inversores: deben tener una visión a largo plazo que pueda implicar aceptar menores ganancias en el corto plazo, pero que cree ventajas competitivas a la larga.