En un seminario organizado por Deloitte, representantes de la industria del salmón debatieron sobre los desafíos de la Ley Lafkenche, destacando la necesidad de ajustes para balancear la protección de los derechos costeros con el desarrollo acuícola sostenible.
En el marco de un importante seminario realizado en Santiago la primera semana de diciembre, organizado por Deloitte, representantes de la industria del salmón abordaron las implicancias y desafíos de la Ley Lafkenche, normativa que ha generado amplios debates por su impacto en el desarrollo costero y la convivencia entre los distintos actores.
Gerardo Balbontín, CEO de Blumar, destacó las ventajas competitivas de Chile para la salmonicultura, pero también enfatizó la necesidad de un marco normativo sólido que permita aprovechar dichas ventajas de manera eficiente. «Las ventajas naturales que tiene Chile para desarrollar acuicultura, para desarrollar salmonicultura, son incorporables. Hay pocos lugares ya, como Noruega y Chile, que tienen estas ventajas, y la obligación que tiene Chile hoy es aprovecharlas para seguir creciendo», señaló. Asimismo, hizo un llamado a fortalecer la visión país: «Se requieren normativas, leyes y políticas públicas que puedan ayudar al desarrollo de la acuicultura, entendiendo su relevancia como una fuente de alimentación sostenible y amigable con el medio ambiente».
Por su parte, Arturo Clément, presidente de SalmonChile, fue crítico respecto a la implementación de la Ley Lafkenche. «Si bien siempre celebramos que el objetivo de la ley era muy loable, la práctica ha sido pésima. Ha sido una pésima política pública, y esperamos que, con las indicaciones que están en el Senado, pueda mejorarse para cumplir su verdadero propósito: garantizar que los pueblos originarios tengan acceso al litoral», expresó. Además, destacó la importancia del seminario en Santiago como una oportunidad para visibilizar la salmonicultura fuera de las regiones tradicionales: «Es una forma de cómo lograr que la actividad sea mucho más conocida en otras partes del país».
Loreto Seguel, directora ejecutiva del Consejo del Salmón, puso el foco en la necesidad de mejorar los procesos de evaluación y aplicación de las leyes en Chile, citando la Ley Lafkenche como un ejemplo de los desafíos en su implementación. «Nos pasa mucho que hacemos las leyes, pero luego nos preocupamos poco de cómo se han implementado. Diseñarlas es importante, pero la implementación lo es aún más. En la nueva Ley de Acuicultura, el foco debe estar tanto en su diseño como en asegurar su correcta aplicación», afirmó.
El gerente general de AquaChile, Sady Delgado, valoró las intenciones iniciales de la normativa, pero también subrayó sus efectos negativos. «La Ley Lafkenche tuvo muy buenas intenciones, pero no hay que medirla por la intención, sino por los resultados. Y los resultados han sido que ha bloqueado el desarrollo y el progreso de las personas que viven en el sur», indicó. Delgado instó a corregir las deficiencias de la ley, preservando los derechos de los pueblos originarios y promoviendo el desarrollo local.
Finalmente, Carlos Odebret, representante de los salmonicultores de Magallanes, destacó la importancia histórica y cultural de la Ley Lafkenche, pero coincidió en que su implementación ha sido deficiente. «Es una ley que tiene mucho sentido, ya que pone en valor el uso consuetudinario del borde costero. Sin embargo, los procedimientos no han funcionado bien, los plazos se han atrasado, y no se han entregado los recursos necesarios para su correcta aplicación», señaló. Además, subrayó la necesidad de establecer una gobernanza que permita la convivencia armónica entre los distintos usuarios del borde costero.
El evento dejó en evidencia la postura de la industria salmonera: mientras se reconoce el valor de la normativa para proteger los derechos de las comunidades costeras, existe un consenso sobre la urgencia de realizar ajustes que equilibren estos objetivos con el desarrollo sostenible de la actividad acuícola.