Sumar valor agregado y aprovechar la fauna acompañante son dos alternativas de adaptación al cambio climático que podrían comenzar a desplegar los pescadores de Caleta Riquelme, gracias a los proyectos impulsados en conjunto por Subpesca y el Ministerio del Medio Ambiente.
Sumar valor agregado y aprovechar la fauna acompañante son dos alternativas de adaptación al cambio climático que podrían comenzar a desplegar los pescadores de Caleta Riquelme, gracias a los proyectos impulsados en conjunto por Subpesca y el Ministerio del Medio Ambiente.
Si bien los recursos desembarcados en Caleta Riquelme, ubicada en la ciudad de Iquique, gozan de un amplio rango de especies, durante los últimos años estos se han visto afectados tanto por la sobreexplotación, como por los efectos del cambio climático. Para hacer frente a este nuevo escenario, la Corporación de Pescadores y Buzos Artesanales de Iquique fue parte de un proyecto que buscó adaptarse a estos cambios, explorando nuevas formas de potenciar y aprovechar al máximo las especies hoy disponibles, cuyos resultados fueron dados a conocer esta semana.
La iniciativa, desarrollada en el marco del proyecto “Fortalecimiento de la Capacidad de Adaptación en el Sector Pesquero y Acuícola Chileno al Cambio Climático”, fue impulsada por la Subsecretaría de Pesca y el Ministerio del Medio Ambiente, con apoyo en su ejecución por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y en su financiamiento por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF).
El trabajo desarrollado abarcó dos importantes desafíos: Por un lado, agregar valor a los productos que hoy se extraen en la zona, logrando incrementar su precio de venta y atractivo comercial; y por otro, aprovechar aquellas especies conocidas como “fauna acompañante”; es decir, aquellas que, sin ser el recurso objetivo, terminan siendo extraídas a causa del proceso, y que generalmente se consideran un desecho o no se aprovechan lo suficiente.
Una planta de procesamiento a escala humana
Pensando en la incorporación de valor agregado a los productos que hoy se extraen, como Bonito, Locate y Choro Zapato, el proyecto impulsó junto a los pescadores el diseño de una planta de procesamiento que podría instalarse en la misma caleta, pensada y diseñada desde su origen “a escala humana”. La idea es que ésta pueda ser habilitada al interior de un container y -opcionalmente- ampliada de manera modular. Su diseño se acompaña, además, de orientaciones para tramitar su resolución sanitaria, permitiendo a los pescadores procesar de manera sencilla pero sanitariamente segura sus productos.
“Pensamos en una idea que efectivamente pueda llevarse a cabo. Por eso el resultado fue una planta procesadora que, de manera simple, permita a los pescadores procesar sus productos, otorgarles valor y satisfacer la demanda de restaurantes locales, por ejemplo”, señaló Flavio Rodríguez, consultor del proyecto. “Con esta alternativa, estimamos que al menos unas 10 o 15 familias puedan vivir de los ingresos generados gracias a esta planta, volviéndose un complemento importante a las actividades de extracción, cada vez más inestables debido a los efectos del cambio climático”, explica.
Para que estos procesos productivos puedan convertirse en un negocio rentable y estable en el tiempo, no solo se diseñó la planta a nivel de infraestructura, sino también se llevaron a cabo talleres de capacitación teórico-prácticas con los pescadores y pruebas de desarrollo de productos y procesos a escala de prototipos, con modelos de negocios adaptados a la realidad de la caleta. Esto fue detallado en Manuales de Proceso, que incluyen los requerimientos técnicos productivos, las recetas y los protocolos para el envasado y conservación en formato ahumado, congelado y empacados al vacío. Así se desarrollaron porciones de Bonito ahumados congelados, Choros Zapatos ahumados sellados al vacío, Pebre de Piure en frasco de vidrio, entre otros.
Dando valor a nuevas especies
El segundo ámbito de acción del proyecto fue aprovechar desde el punto de vista comercial la fauna acompañante de las pesquerías de la zona. Es el caso de las especies tiburón azulejo y tiburón cola de zorro, que fueron seleccionadas por el proyecto para su estudio, registrando durante 12 meses sus volúmenes de captura, tallas, frecuencia y abundancia, en el marco de las actividades extractivas desarrolladas por embarcaciones de caleta Riquelme que operan en la pesquería del pez espada o albacora.
“A partir de esa información realizamos una serie de actividades para diseñar nuevos productos en conjunto con los representantes de los pescadores, a través de talleres grupales y reuniones de trabajo individuales”, detalló Leonardo Núñez, otro de los consultores detrás de la iniciativa. De esta manera se ideó la producción de filetes congelados de 200 gramos libres de piel y cartílago, para los cuales se identificaron las principales variables de producción, los rendimientos más eficientes y las variables criticas para el proceso de envasado y conservación. También se buscó relevar su alto valor nutricional y su atractivo gastronómico. “Se identificó un alto potencial de venta a restaurantes y locales de expendio de pescados y mariscos de la ciudad de Iquique; incluso podrían explorarse otros segmentos, como casinos institucionales, estableciendo convenios de abastecimiento más permanentes”, destacó el consultor.
A partir de la presentación de los resultados se espera que los pescadores puedan contar con fuentes de financiamiento para implementar ambos proyectos, a través, por ejemplo, de los instrumentos públicos con los que cuenta el GORE e INDESPA. Al respecto, Manuel Villalobos, presidente del Sindicato de Buzos Mariscadores Bahía Iquique manifestó la importancia de continuar con estas iniciativas: “Pensar nuestra actividad en un contexto como el actual implica adaptarnos, y estos proyectos podrían ser un paso importante. Esperamos tener el apoyo desde las instituciones de fomento para el desarrollo del sector pesquero artesanal, para contar con la infraestructura y equipamiento que nos permita comenzar a agregar valor a los recursos desembarcados”.
En la misma línea, Brunetto Sciaraffia, Director Zonal de Pesca y Acuicultura de la región de Tarapacá, valoró el potencial de las propuestas generadas: “Se trata de iniciativas que sin duda van a fortalecer la capacidad de los pescadores de la zona de adaptarse al nuevo contexto que impone el cambio climático, y que fueron diseñados anteponiendo sobre todo su factibilidad y su pertinencia territorial. Ambos cuentan con estudios de pre factibilidad muy contundentes, que esperamos puedan contar con los apoyos necesarios para echarse a andar”.
Juan Carlos Soto, del instituto Nacional de Desarrollo Sustentable de la Pesca Artesanal y de la Acuicultura de Pequeña Escala (INDESPA), destacó el aporte de estas iniciativas, afirmando que generan un importante punto de partida: “Ambas representan un piso sobre el cual poder discutir nuevamente materias que son del interés de los pescadores, de la institucionalidad pública, y que tiene un valor en términos de que identifica ciertas problemáticas y las vías de trabajo para poder generar los productos que se espera”.