
Irene Uribe abordó los desafíos de género en la pesca artesanal, destacando la urgencia de mejoras en previsión social y seguridad laboral.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, Irene Uribe, dirigenta de la pesca artesanal, participó recientemente en un foro panel organizado por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA), encabezado por su directora nacional, María Soledad Tapia. En la instancia se abordaron los desafíos de género en distintas áreas del sector pesquero.
Uribe destacó el papel de su familia en su vínculo con la pesca artesanal y la dirigencia, señalando que su incursión en el rubro se dio de forma natural desde su infancia. Su padre era pescador artesanal, por lo que sus actividades siempre estuvieron ligadas al mar, comenzando como alguera y recolectora de orilla.
Respecto a su trayectoria como dirigenta, agradeció el apoyo de su compañera, amiga y vecina de años, Zoila Bustamante, presidenta de la CONAPACH, quien la motivó a asumir un rol de representación sindical y a capacitarse en temas transversales de la pesca artesanal.
Materias pendientes
Consultada sobre las deudas pendientes del gobierno con el gremio, Uribe enfatizó la necesidad de reconocer el trabajo de las mujeres del sector como una actividad temporal en materia de previsión social, similar al reconocimiento otorgado a las labores agrícolas. Actualmente, indicó, la pesca artesanal se desarrolla por temporadas, pero no cuenta con cobertura de salud ni previsión para la vejez.
“El Estado tiene una deuda con la pesca artesanal en materia de previsión social, no solo con las mujeres, sino con la actividad en general. Llevamos años luchando para que haya un cambio en esta materia y aún no conseguimos que se nos reconozca como una actividad temporal, para que podamos imponer durante nuestras temporadas de pesca y tener cobertura el resto del año”, destacó la pescadora.
Condiciones extremas
También hizo hincapié en las difíciles condiciones climáticas en que desempeñan su labor. “Es una necesidad urgente, dadas las condiciones extremas en las que trabajamos durante el año, especialmente en invierno, con temperaturas extremas de frío y sus consecuencias en la salud; además porque nos obligan a contratar un seguro que otorga poco valor a la vida de un pescador y por la indefensión en la que quedan las familias tras la muerte de uno de nosotros”, enfatizó.
Finalmente, Uribe planteó la importancia de facilitar los trámites para el traspaso de permisos de embarcaciones cuando un pescador fallece. “Además, apelar a que no sea tan burocrático el traspaso de los permisos de las embarcaciones de los pescadores fallecidos a las esposas o viudas, que la mayor parte de las veces quedan con familia y niños pequeños tras una tragedia en el mar”, concluyó.