Las macroalgas marinas, un recurso natural que generalmente se encuentra varado en las playas, y que termina en los vertederos o en las costas sin un uso racional y sustentable, es foco de estudio de un grupo de especialistas de la región de Coquimbo, quienes proyectan el uso de este insumo como ingrediente en alimento para gallinas ponedoras, otorgándoles un valor agregado, y contribuyendo así al desarrollo económico y productivo local.
Especialistas proyectan el uso de este insumo como ingrediente en alimento para gallinas ponedoras, otorgándoles un valor agregado, y contribuyendo así al desarrollo económico y productivo local.
La investigación, plantea unir dos áreas de desarrollo productivo de la región, en este caso, la recolección de las macroalgas marinas, -y los subproductos de éstas, que actualmente no tienen un valor económico-, para incluirlas en la alimentación destinada a la producción avícola, en especial en aves de postura.
Las macroalgas marinas, un recurso natural que generalmente se encuentra varado en las playas, y que termina en los vertederos o en las costas sin un uso racional y sustentable, es foco de estudio de un grupo de especialistas de la región de Coquimbo, quienes proyectan el uso de este insumo como ingrediente en alimento para gallinas ponedoras, otorgándoles un valor agregado, y contribuyendo así al desarrollo económico y productivo local.
Probar la viabilidad de la propuesta es uno de los objetivos del proyecto FIC-R “Investigación Macroalgas como ingrediente funcional para la avicultura”, liderado por el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Algas y Otros Recursos Biológicos (CIDTA) de la Universidad Católica del Norte (UCN), sede Coquimbo, financiado por el Gobierno Regional de Coquimbo a través del Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R).
Impacto económico, ecológico y socio-cultural
La Dra. Fadia Tala González, académica de la Facultad de Ciencias del Mar de la UCN, y directora del proyecto, explicó que en Chile existe una diversidad de algas para destino comercial, y la región de Coquimbo es una zona estratégica dentro del mercado.
“A nivel nacional se están explotando, extrayendo y exportando cerca de 400 mil toneladas de algas al año y tenemos una diversidad algal que supera las 500 especies en la costa continental, insular y en la Antártica, pero de éstas no más de 14 especies tienen un uso comercial y económico”, comentó.
Sin embargo, hay un grupo de algas que, pese a estar presentes en las playas, no tienen ningún valor comercial o nicho de mercado, entonces cuando varan en las playas los municipios costeros constantemente las extraen, pero las envían a los vertederos, principalmente en la época de verano.
“A través del proyecto del Bienes Públicos Estratégicos Regionales para la Competitividad 16BPER-66977 de CORFO que desarrollamos pudimos generar una línea base sobre algunas características químicas de las macroalgas que conforman este grupo de las algas varadas y en conjunto con el programa estratégico Masmar, buscamos dar un valor agregado al recurso, usándolo como insumo para el alimento en la industria avícola”, apuntó.
En este contexto, las especies de algas que plantean usar para este fin serían el pelillo Ulva, -un grupo de especies conocidas como lechuga de mar, típica alga verde que aparece varada en la costa-, y el subproducto que queda de la molienda de huiro negro, -una alga parda destinada para la extracción de alginatos ampliamente usados en diversas industrias como la biomédica-, que está quedando en las plantas de procesamiento y no tienen un uso definido.
Alianza con múltiples beneficios
Mario Suarez Rodríguez, coordinador del área de Fomento e Innovación para la Competitividad del Gobierno Regional, resaltó que el proyecto contribuye directamente con el desarrollo “de nuestra industria regional, y también de nuestros pescadores artesanales con la posibilidad de generar nuevos ingresos”.
“Con los conocimientos generados desde nuestras universidades vamos a ir mejorando nuestros niveles económicos y también la calidad de vida de los pequeños empresarios porque si vemos el trabajo que hace la UCN con el tema de las algas o el tema acuícola, está principalmente enfocado a pequeños productores. Ellos van a ser los beneficiarios, y este tipo de iniciativas tienen un triple impacto: social-económico, en el conocimiento y en lo ambiental”, expresó.
Por su parte, Alfredo Bermúdez, médico veterinario de la Avícola Santa Elvira, la más grande del norte de Chile, comentó que la necesidad de tener a la mano elementos para poder formular y mantener la alimentación de las aves es primordial, tomando en cuenta que el consumo per cápita de huevos en el país ha crecido entre un 2% y 5% en los últimos 3 años.
“Nos interesa el proyecto de sobremanera porque son de producción local, además de ser muy escalable, ya que de andar todo bien no solamente se podrían ocupar las algas de la región, sino que se podría aplicar a lo largo de todo Chile y replicar su uso a otras especies como cerdos y rumiantes”, agregó.
Además, el uso de macroalgas como alimento en la industria avícola supone un gran ahorro en transporte y en flete del traslado de materias primas, ya que actualmente se ocupan la soya y el maíz para el alimento de gallinas ponedoras.
“Generar una producción sostenible, amigable con el medio ambiente también nos interesa, porque estaríamos colaborando con la transformación de residuos y con la economía circular”, concluyó.