decenas de empresas chilenas ya están involucradas en proyectos de producción de Hidrógeno Verde, según se hizo público durante la COP26.
«Desde que el gobierno chileno anunció, hace más de un año, su política de fomento a la producción de Hidrógeno Verde, el tema entró en la agenda de varias empresas instaladas en el país», explica Rodrigo Brisighello, jefe de Negocios de la División de Industria de Proceso de AFRY Chile.
Señalada como la fuente de emisión de carbono con menor potencial, el hidrógeno se puede producir mediante electrólisis utilizando energía eléctrica generada en el proceso de producción de algunos tipos de industrias. En el sector de la celulosa, por ejemplo, la energía eléctrica se produce mediante la quema de biomasa, es decir, existe una fuente renovable para la producción de energía eléctrica y, en consecuencia, para la producción de hidrógeno que se clasifica como Hidrógeno Verde (H2V).
En este sentido, decenas de empresas chilenas ya están involucradas en proyectos de producción de Hidrógeno Verde, según se hizo público durante la COP26. Como hemos detectado en el ámbito de la consultoría hay empresas que ya están intentando desarrollar estudios de ingeniería para evaluar la viabilidad económica del Hidrógeno Verde, mapeando los recursos que tienen y dónde se puede utilizar. Hay casos en los que los estudios tratan de señalar si merece la pena que la empresa siga vendiendo el excedente de energía eléctrica que actualmente genera en su proceso productivo o si es más ventajoso dirigirlo a la producción de H2V.
Modelo renovable
En el caso de Chile, el audaz proyecto del gobierno se alinea no sólo con el objetivo de promover la transformación de la actual matriz energética hacia un modelo más renovable – hoy el 40% de la energía chilena proviene de centrales termoeléctricas de carbón -, sino también con el aprovechamiento de la abundante energía solar generada en el norte del país o de la energía eólica impulsada por los vientos del sur, en el Estrecho de Magallanes, que pueden ser el insumo para la producción de esta energía baja en carbono, además de ser una solución a la dificultad de almacenar la energía eólica.
La viabilidad de los proyectos de H2V depende, sin embargo, de la constitución de todo un ecosistema que implique, por ejemplo, la fabricación de vehículos propulsados por Hidrógeno Verde o de equipos adaptados a este combustible. Es decir, es necesario que la implantación de esta tecnología avance en su conjunto para que las empresas puedan producir H2V a escala y para que el mercado pueda absorberlo. En cuanto a los costos, Chile se marcó el objetivo de tener el Hidrógeno Verde más barato del mundo en diez años. Para las empresas, es necesario evaluar desde qué punto les compensa instalar un sistema de producción de H2V y, una vez más, los precios dependen de la escala, y en este aspecto Chile está en ventaja por la abundante oferta de energía solar y eólica, que podría garantizar un costo muy competitivo en tres años.
La evolución hacia el H2V no es un proceso sencillo, pero el gobierno y las empresas chilenas no quieren perder la carrera por esta fuente que puede aportar beneficios tanto económicos como medioambientales en el futuro.
Fuente: Rodrigo Brisighello, jefe de Negocios de la División de Industria de Proceso de AFRY Chile.