Para el desarrollo de este capítulo, se consideraron las variables ambientales de temperatura mínima, media, máxima y salinidad al presente, así como sus proyecciones a futuro.
“Variabilidad espacial y temporal de Macrocystis pyrifera medida a partir de modelos de distribución y percepción remota en Chile”, es el nombre de la tesis con la que Daniel González-Aragón culminó sus estudios del Doctorado en Ciencias con mención en Biodiversidad y Biorecursos (DCBB) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC). Su director de tesis fue el Dr. Carlos Lara y co-director el Dr. Bernardo Broitman, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez. Además, el estudio contó con el apoyo del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS).
El tema de tesis surgió a partir de la asignatura de Biorecursos del primer año del DCBB. En el primer capítulo, el objetivo fue explicar la distribución de Macrocystis pyrifera. “Con modelamiento, sabiendo que la temperatura era uno de los factores más importantes para explicar la distribución de esta macroalga, quisimos ver cómo afectaban los diferentes escenarios de cambio climático a su rango de distribución global”, contextualizó González-Aragón.
Para el desarrollo de este capítulo, se consideraron las variables ambientales de temperatura mínima, media, máxima y salinidad al presente, así como sus proyecciones a futuro.
Además, se consideró un capítulo con percepción remota. A través de imágenes satelitales, se observó la variación estacional del área de un bosque en la localidad de Punta de Parra. Este análisis se realiza hace décadas en bosques terrestres, pero no se ha estudiado tanto en bosques marinos. “El objetivo fue observar la variación temporal de esta población en Punta de Parra con imágenes satelitales de libre acceso y datos de campo”, explicó.
Resultados
Respecto a las conclusiones del estudio, en el primer capítulo se determinó que la temperatura mínima es la variable que más explica la distribución de Macrocystis pyrifera. Además, bajo diferentes escenarios futuros en el sureste Pacífico, su distribución disminuiría, especialmente en el norte de Chile y en Perú.
“Se ha observado que estas macroalgas no tienen una gran capacidad de retener o almacenar nutrientes, por lo tanto suelen estar asociados a zonas de surgencia, como la generada en Chile por la Corriente de Humboldt, que se caracterizan por temperaturas frías y alta concentración de nutrientes”, mencionó.
Sobre el capítulo dos, se evidenció un efecto de la turbidez sobre la visualización de estos bosques con imágenes satelitales. Además, existe una gran estacionalidad en el bosque de macroalgas. “Este estudio se podría extrapolar a otras poblaciones, para evidenciar en qué estación del año tiene su máximo y mínimo crecimiento, lo que podría aplicarse también a vedas de extracción”, explicó.
Acerca de la importancia de la temática, cabe destacar que los bosques submarinos son un biorecurso en Chile, se extraen y se exportan macroalgas, dado que se utilizan para la extracción de alginatos y para la alimentación. “La importancia de estos bosques submarinos va más allá de su extracción directa puesto que son formadores de hábitats. Se han identificado más de 210 especies asociadas a estos ecosistemas, algunas de interés comercial. Además, con su alta productividad primaria, estos bosques contribuyen enormemente al ciclo del carbono amortiguando los efectos del cambio climático”, agregó.
Respecto a su paso por el DCBB, Daniel González-Aragón explicó que fue un desafío en todo momento y que lo recomienda totalmente. “Es muy recomendable, desde el inicio ha sido un proceso de aprendizaje completo. Desde el programa siempre han estado pendientes, he tenido beca y nos han apoyado. Este tema de tesis nació a partir de una asignatura del mismo programa de postgrado”, finalizó.