La investigación contó con la colaboración de la Agencia Espacial Europea, la Universidad de Valencia y la Fundación Data Observatory de Chile.
“Variabilidad espacio temporal de la turbidez a partir de Sentinel 2 en el Seno de Reloncaví, Patagonia Norte de Chile”, es el título de la tesis con la que Wirmer García culminó el Magíster en Ecología Marina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC). Su director de tesis fue el Dr. Carlos Lara.
El Seno de Reloncaví posee un ecosistema cambiante, definido por muchos autores como un laboratorio natural, por la gran cantidad de patrones tanto atmosféricos como oceanográficos que lo afectan, además de la particularidad de las cuencas hidrográficas que en esta zona se encuentran. A partir de ello, los ríos de estos fiordos presentan un patrón pluvionival, lo que quiere decir que presenta lluvias y derretimiento de nieve. “Quisimos establecer la relación clara de cómo podría manifestarse a lo largo del espacio y el tiempo la turbidez a través de la descarga del río desde el Fiordo hacia el Seno de Reloncaví. La turbidez es un parámetro clave para conocer el estado del ecosistema, tanto local como aguas arriba inclusive, desde las cuencas que drenan hacia el río”, sostuvo Wirmer.
Por medio de la turbidez entonces se puede estimar el estado del ecosistema, más allá del sitio donde se midió o estimó, sino también en un contexto espacial más amplio, debido a como es transportado el material y los sólidos particulados que llegan a la zona costera a través del caudal del río por el escurrimiento superficial en las cuencas por efecto de las lluvias y el agua de nieve. “Puede haber materia orgánica, sólidos en suspensión y otros compuestos que están presentes en el medio como la sílice, el fosfato, el nitrito o nitrato, ya que se ha estudiado que cuencas que están intervenidas por la agricultura o bosque nativo, principalmente, pueden afectar y/o modificar el tamaño de los sólidos y la cantidad de materia orgánica disuelta coloreada (CDOM) presentes en el entorno y al mismo tiempo, la turbidez del agua”, complementó.
Existe un factor ecológico en la tesis debido a que la misma turbidez puede afectar a los organismos que habitan este ecosistema, especialmente los que son organismos filtradores como el Mytilus chilensis (chorito chileno). La exposición a patrones estacionales de turbidez podría estar perturbando y/o modificando el estado y comportamiento del crecimiento de esta especie a lo largo del tiempo en su etapa temprana de vida. Esta zona destaca ya que en ella se desarrolla la captura de semillas de este organismo, el que tiene una importante función comercial en el país.
Cabe señalar que la turbidez fue estimada por medio de imágenes satelitales Sentinel 2. Éstas fueron proporcionadas por la Agencia Espacial Europea del Programa Copernicus, con una alta resolución. Además, el estudio contó con colaboración del Laboratorio de Procesamiento de Imágenes de la Universidad de Valencia, España y de la Fundación Data Observatory de Chile. Con este material se aplicó un algoritmo de turbidez, para analizar su comportamiento espacio-temporal en el Seno de Reloncaví. Se determinaron cinco sitios estratégicos para así tener una visión global respecto a la turbidez y distintos lugares del cuerpo de agua.
Sobre los resultados, se determinó que en el otoño austral, sobre todo en el mes de mayo, se encuentra la mayor turbidez. Esto, se asocia a fuertes precipitaciones ocurridas días previos, lo que incrementó el caudal del río. “Si llueve mucho, el agua se torna de otra coloración, debido a la presencia de materia orgánica disuelta coloreada (CDOM) y sólidos particulados en suspensión, principalmente, ocasionadas por estas abundantes lluvias, aumentando la descarga y caudal del río. Encontramos que cuando ocurrió la máxima precipitación, aumentó el caudal del río y al mismo tiempo, cuatro días después se evidenció la máxima turbidez registrada en la investigación. Hay una relación directa”, explicó Wirmer García.
Además, los meses de mayo, junio y julio presentaron los valores más altos a la turbidez, descrito como un otoño tardío y un inverno temprano en el estudio. Los años 2019 y 2020 fueron los que mayor presencia de turbidez tuvieron, influenciado nuevamente por las altas precipitaciones.
Respecto a la experiencia de estudiar el Magíster en Ecología Marina UCSC, Wirmer ingresó al programa en el año 2022, evidenciando su crecimiento personal y académico. “Me ayudó a complementar conocimiento previo, y al mismo tiempo avanzar en otras áreas, lo que nutre muchísimo mi faceta como investigador. Soy geógrafo y logré conocer nuevas disciplinas científicas. Los profesores son de diversas áreas, por lo que se fomenta el carácter multidisciplinario. Nos abren una nueva perspectiva, para analizar un ecosistema en su conjunto. Lo recomiendo, totalmente”, enfatizó.
Actualmente, Wirmer García decidió postular y continuar en el Doctorado en Ciencias con mención en Biodiversidad y Biorecursos UCSC, a modo de generar una continuación a su investigación. “La idea es compartir con otros compañeros que pueden tener una visión o disciplina diferente a la propia y de esta manera, complementarse. Al final logras buenas investigaciones con alto impacto científico. Quiero especializarme en esta línea, con otros parámetros de calidad de agua como el contenido de clorofila, ver los sólidos en suspensión y la materia orgánica disuelta”, finalizó.