El riesgo del agua de lastre es latente, debido a que es un vector de introducción de especies, ya que incorpora agua y en ella vienen todo tipo de organismos...
El riesgo del agua de lastre es latente, debido a que es un vector de introducción de especies, ya que incorpora agua y en ella vienen todo tipo de organismos (Mundo Acuícola).
En Valparaíso se realizó el taller de difusión de los resultados del proyecto que estudia las plagas hidrobiológicas en agua de lastre a cargo del Dr. Patricio Camus; investigador principal del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (Cibas) y docente de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC).
Bajo el título: “Estudio de evaluación de riesgo sobre la presencia de especies constitutivas de plagas hidrobiológicas en agua de lastre y sedimento en naves de transporte marítimo”, el proyecto consideró muestras extraídas en los puertos de Valparaíso, San Vicente y Calbuco. Su principal objetivo fue disminuir el riesgo de introducción de especies patógenas e invasoras a través del agua de lastre de los buques.
Linette Tralma, coordinadora del proyecto señala: “El agua de lastre es el agua que incorpora el buque a través del medio como el agua de mar o incluso de agua dulce cuando los puertos son en ríos, con el fin de dar estabilidad dentro del viaje. Ellos cargan o descargan incorporando esta agua en los tanques”.
El proyecto se enfocó en plagas, por lo que se centra en el impacto negativo y que son capaces de dañar el ecosistema. “Hicimos una recolección de información sobre este tipo de especies y con ello definimos nuestros objetivos. Luego, utilizamos el concepto de agua de lastre. Es muy difícil obtener esas muestras porque no estamos preparados como país para monitorear. Primero recolectamos los informes de cada nave”, sostuvo el Dr. Patricio Camus.
Los resultados aseguran que hay muchos organismos que sobreviven en los estanques, incluso por largo tiempo. Por lo tanto, la resistencia de los organismos es alta. Las naves, al tener esta información deben dar a conocer todos estos resultados.
“Hay normas universales que no están totalmente en vigencia, que supuestamente todos están a favor de adquirirlas. Ello en términos de gestionar el agua de lastre, es decir, obligar a realizar tratamientos del agua que pueden ir desde botarlas hasta cambiarla por agua limpia o introducir biocidas en el agua o métodos más sofisticados como plantas de tratamiento ultravioleta. En general los barcos antiguos no tenían estos métodos. Pero los actuales, vienen con estos sistemas, aunque no son efectivos totalmente”, aseguró el investigador.
Algunos de los resultados obtenidos tienen relación con una caracterización biogeográfica de todo el contexto asociado con el flujo del agua de lastre.
“Las regiones de estudio las estableció FIPA. Con la Armada nosotros elegimos los puertos. Incluimos también la región de Los Lagos ya que ahí tenemos todas las instalaciones de acuicultura y existen muchos flujos de vehículos que podrían trasportar plagas”, afirmó el Dr. Camus.
El peligro potencial tiene muy poca relación con la importancia comercial del puerto. Se podría pensar que un puerto como Valparaíso que tiene enorme tráfico internacional, podría ser de gran peligro potencial. No es así en comparación a Calbuco, que es mucho más riesgoso que los demás ya que llegan más volúmenes.
El tráfico en nuestra costa con Perú es tan riesgoso como los que vienen con mayor lejanía. “El fenómeno más complejo es en nuestra costa del Pacífico sur. Por ejemplo, hace poco hubo una contaminación de mariscos con toxinas. El origen de esa situación tiene que ver con otro problema. El gran catastro fue a partir de unos barcos que transportaron FAN (Floraciones Algales Nocivas). Estos barcos se mueven en la región con alta frecuencia y van pasando agua de un lado a otro. Antes se pensaba que no había problemas. Pasan las fronteras más peligrosas del país como el canal de Chacao, ya que existe una diferenciación biogeográfica y no están siendo evaluados”, finalizó el investigador.
A partir del proyecto realizado, se propone un plan nacional de gestión de agua de lastre e implica una mayor fiscalización. El proyecto es desarrollado en el marco de FIPA 2016-25, Fondo de Investigación de Pesca y Acuicultura.