La entrega de un manual de cultivo realizado por expertos acuícolas cerró el ciclo que intercaló talleres técnicos con otros de emprendimiento y organización de cooperativa escolar.
“En algunos momentos están nerviosos de lo que viene, pero a la vez saben que poseen todas las competencias para transformarlo en un éxito”, cuenta Marcela Curiqueo, docente de Acuicultura del Liceo Politécnico Pesquero de Mehuín. Y es que en el establecimiento están partiendo un año que significará un cambio importante para los estudiantes: el inicio de la producción y comercialización de semillas de choro zapato, gracias al modelo de innovación social que está poniendo en marcha el Centro Acuícola Tongoy (CAT) de Fundación Chile, a través de un proyecto financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Los Ríos y su Consejo Regional.
Durante 2022, los alumnos de la especialidad de Acuicultura del Liceo Politécnico Pesquero adquirieron los conocimientos y técnicas necesarias para operar el hatchery del liceo. Según Marcela Curiqueo, “antes del proyecto, no teníamos posibilidades de llevar a cabo cultivos, por lo que sólo podíamos enseñar a partir de la teoría, fotografía y videos. Mientras que, en 2022, los contenidos estuvieron relacionados a las actividades que realizaremos, desde el cultivo de microalgas al del choro zapato en sí”.
Además de los talleres realizados por el equipo del CAT, las clases incluyeron el conocimiento de experiencias de acuicultura de pequeña escala (APE). “Dentro de las acciones realizadas, analizamos un proyecto emergente de cultivo de ostras en Mancera, donde pudieron conocer su experiencia, los errores y dificultades que debieron enfrentar y lo importante que es saber organizarse para desarrollar un desafío en común. Para este 2023, tenemos pensado visitar un hatchery que se dedica al cultivo de abalón, como una manera de mostrarles cómo funciona un laboratorio de esta envergadura. Creemos que los estudiantes se motivan mucho más a partir de otras experiencias, además de lograr visualizar de mejor manera el objetivo a desarrollar”, sostiene la profesora Marcela Curiqueo Gutiérrez.
Al ser un grupo de estudiantes con mayoría femenina, la docente comenta que ellas “viven en una localidad de cultura ‘machista’, donde son los hombres los que atienden el área de la acuicultura y las mujeres se dedican a la casa. Las alumnas son conscientes de ello, pero la alegría que personalmente tengo es que también entienden que eso debe cambiar y que ellas son tan capaces como sus compañeros”.
Desde el cultivo a la cooperativa escolar
“Preparamos a los alumnos, en conjunto con los profesores, transmitiendo los conocimientos que deben tener sobre la especie choro zapato (Choromytilus chorus), que es un recurso emblemático de la zona, y sobre los procedimientos para cultivarlo, tales como la producción de las microalgas, los aspectos de bioseguridad, la mantención de los equipos, etc. Son capacidades que deben tener previamente, porque cuando esté operativo el hatchery, son ellos los que van a mantener esa infraestructura y empezar a producir”, explica Daniel Arriagada, director del proyecto y especialista en I+D moluscos del CAT de Fundación Chile.
De acuerdo con Arriagada, “el desafío es que el hatchery esté operativo en el primer semestre de 2023, haciendo funcionar las distintas unidades”.
Para complementar lo aprendido en los talleres y apoyar a los estudiantes en la fase práctica, se generó un manual de la tecnología de producción del choro zapato y todos los aspectos involucrados. “Se buscaron distintos profesionales, con la experiencia suficiente para entregar la mejor información y la más actualizada sobre estos procesos productivos. Por ejemplo, el capítulo sobre la biología del choro zapato lo desarrolló Maryori Ruiz, académica que hizo su doctorado en esa especie”, detalla el director del proyecto.
“La idea es que, ante cualquier duda que tengan los alumnos, puedan recurrir al manual. También posee planillas para registro de datos. Ahí está todo lo que necesitan”, señala Daniel Arriagada, advirtiendo que, de igual manera, van a estar los docentes y el equipo del CAT para guiarlos.
Lo mismo se aplica a la formación de la cooperativa escolar, que es una etapa clave para lograr la comercialización de las semillas del molusco, y cuya organización y funcionamiento fue enseñado por Conectemos, a través de talleres presenciales, contenido que también se replica en el manual. Al respecto, María José Viveros, socia fundadora de Conectemos, sostiene que “no queremos que sea un proyecto aislado, sino que comunitario, transformador, que busque el bienestar de ellos como estudiantes y de la comunidad. Desde la docencia y metodologías de innovación, nuestra misión ha sido ir transmitiendo eso y que ellos vayan creyendo en la iniciativa”.
“Lo interesante de la cooperativa es que las ganancias se reinvierten en la comunidad. Hicimos el ejercicio de preguntarles qué es lo que harían con sus primeras ganancias y nos sorprendió que todos dijeron que lo primero sería mejorar su liceo: reparar las salas que se llueven, cambiar las estufas (que en ese clima son muy importantes), poner juegos para los niños, etc.”, destaca María José Viveros.
Para la etapa de organización, no sólo les enseñaron sobre cooperativas escolares, sino también los prepararon como futuros emprendedores, integrando a los estudiantes de la especialidad de Elaboración Industrial de Alimentos, que pueden agregar valor al producto final y potenciar el círculo virtuoso con los acuicultores de pequeña escala que recibirán las semillas de choro zapato.
Respecto a esta preparación, la profesora de Acuicultura, Marcela Curiqueo, enfatiza: “Hemos trabajado mucho en estimularlos y explicarles que su papel en esto es fundamental, que el proyecto es por ellos y para ellos”.
Sobre el Modelo de Triple Impacto aplicado en Mehuín
El proyecto “Innovar en un modelo educación – productivo del cultivo del choro zapato, integrando al Liceo Politécnico Pesquero y Acuicultores de Pequeña Escala de la Región de Los Ríos”, fue adjudicado por Fundación Chile y financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC), del Gobierno Regional Región de Los Ríos y su Consejo Regional.
La baja en la matrícula y la deserción escolar en el Liceo Politécnico Pesquero de Mehuín, junto con la disminución de los recursos marinos para la pesca artesanal, son parte de la problemática que busca subsanar este modelo de innovación social.
Se trata básicamente del mismo modelo socio-productivo que vinculó al CAT de Fundación Chile con el Liceo Técnico Carmen Rodríguez de Tongoy y los pequeños acuicultores de la localidad, el que fue reconocido como Mejor Innovación Inclusiva en el certamen internacional Best Microalgae Awards 2020.
En el caso del establecimiento de Mehuín, ubicado en la comuna de Mariquina, el modelo socio-productivo de innovación educativa consiste en la transferencia del cultivo del choro zapato (Choromytilus chorus), un recurso que permitirá fortalecer la especialidad de Acuicultura que se imparte en el Liceo Politécnico Pesquero, implementando un hatchery para la producción de semillas, las que posteriormente serán engordadas por acuicultores de pequeña escala de la zona.
Ante la buena evaluación que ha tenido este modelo por parte de las comunidades educacionales, Fundación Chile está buscando implementarlo en otras regiones. Actualmente se están presentando propuestas a los Gobiernos Regionales de Tarapacá, Biobío y Los Lagos, para un total de 17 liceos de la educación técnica que cuentan con la especialidad de Acuicultura o que tienen interés en replicar este modelo de triple impacto. Para la concreción de estos proyectos es fundamental la participación y coordinación con las instituciones vinculadas a la actividad (Sernapesca, Subpesca y autoridad marítima).