Proyecto liderado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), busca caracterizar las tramas tróficas y conectividad genética de los invertebrados bentónicos, y su relación con la variabilidad ambiental (Mundo...
Proyecto liderado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), busca caracterizar las tramas tróficas y conectividad genética de los invertebrados bentónicos, y su relación con la variabilidad ambiental (Mundo Acuícola).
Los fiordos y canales patagónicos son ambientes conformados por procesos geológicos de glaciación y desglaciación, los cuales modifican las características oceanográficas, produciendo una gran cantidad de material particulado y materia orgánica de origen terrestre, que afecta las interacciones entre la fauna marina y su distribución.
A pesar de su importancia, aún se conoce muy poco sobre su biodiversidad y cómo se relacionan con el ambiente, información relevante para desarrollar medidas de protección frente a la presión que ejercen la pesca y acuicultura sobre estos recursos.
Para aportar al tema, el Dr. Eduardo Quiroga, académico de la Escuela de Ciencias del Mar, y la Dra. Nicole Olguín, postdoctorante de la PUCV, presentaron el proyecto “Estructura trófica y conectividad genética de macroinvertebrados bentónicos en ambientes de fiordos con influencia glaciar”, que se llevó a cabo en el crucero Cimar 23, realizado en 2017 en el buque científico AGS 61 “Cabo de Hornos”.
Según informó la Dra. Olguín, esta investigación «constituye una oportunidad única de recolectar organismos y antecedentes oceanográficos que nos permitan entender los factores ambientales y ecológicos que controlan la distribución de las especies marinas, tales como los crustáceos decápodos y equinodermos, en áreas bajo influencia glaciar, donde el alimento es escaso y el grado de conectividad genética es desconocido».
Explicó que en algunos casos las especies poseen amplia ubicación geográfica, pero es posible que debido a condiciones locales algunas poblaciones estén más restringidas a lugares específicos, aisladas de las otras y, por lo tanto, tengan información genética diferente, aunque morfológicamente se vean iguales.
Además, en los fiordos y canales existen condiciones particulares, como la influencia de glacial y las aguas de deshielo, que podrían limitar el paso de las larvas, dificultando el intercambio de genético, motivo por el cual no habría conectividad con otras poblaciones similares. Ésta es importante debido a las posibles implicancias en términos de manejo de recursos.
“El delimitar correctamente donde se encuentra un organismo permite tener información adecuada que puede ser usada para generar políticas de protección. Dado que en Chile se han creado últimamente áreas marinas protegidas, como parte de los acuerdos internacionales que tiene nuestro país sobre la protección de los ecosistemas marinos y su diversidad biológica, el conocer la distribución de los organismos permite que se protejan ambientes particulares con especies endémicas o poblaciones en riesgo de preservación”, indicó la investigadora.
Las tramas tróficas en estas zonas son muy limitadas, en particular en áreas profundas (mayor a 600 metros), y existe una gran cantidad de hábitats que aún no han sido estudiados, por lo que los resultados de esta expedición científica ayudarán a comprender cómo pueden sobrevivir en ambientes tan extremos con poco alimento.
Entendiendo la distribución de los crustáceos
Uno de los objetivos del proyecto es describir los patrones de distribución de las especies en sistemas de fiordos y canales. En ese sentido, crustáceos como el cangrejo araña Libidoclaea granaria, que se extiende desde Coquimbo al Estrecho de Magallanes, es una interesante especie de estudio ya que tiene la particularidad de distribuirse en aguas muy profundas en algunas localidades, mientras que en zonas de fiordos es posible encontrarla en aguas someras.
“Cuando observamos este dato nos planteamos interrogantes cómo ¿Por qué en algunas áreas se distribuye en aguas muy profundas y en otras más superficiales? Es posible que barreras oceanográficas estén impidiendo que haya una conectividad genética por lo que sería una especie diferente, pero también existe la posibilidad de que tenga capacidad de adaptación y siga siendo la misma”, explicó la Dra. Olguín.
La primera etapa del proyecto consistió en la toma de muestras en 27 estaciones, comprendidas entre el Canal Baker y el Estrecho Nelson, algo poco común en esta clase de cruceros cuya media de estaciones son 15. Además, por primera vez, se recolectó material biológico en la zona de fiordos y canales australes a una profundidad de 1.400 metros.
“En cada estación se recolectaron organismos bentónicos, los que fueron identificados a nivel específico y de grandes grupos. Actualmente estamos en la etapa de procesamiento de datos, tanto para evaluar los aspectos tróficos y genéticos de nuestro estudio, y posteriormente describir la complejidad de este ecosistema desde una perspectiva de las interacciones tróficas, la distribución de las especies y la variación genética de las poblaciones”, concluyó la investigadora.
Antecedentes sobre la investigadora
Bióloga marina de la Universidad Arturo Prat; Magíster en Ciencias, con mención en biología comparada por la Universidad de São Paulo; PhD. en Ciencias Biológicas con mención en sistemática, taxonomía animal y biodiversidad por el Museo de Zoología de la Universidad de São Paulo, Nicole Olguín ha centrado su trabajo en crustáceos decápodos, abordando temáticas de la historia de vida de las especies, sus relaciones filogenéticas, y la identificación de los patrones y procesos que rigen su distribución geográfica y temporal de los organismos.
“En el magister trabajé con cangrejos ermitaños utilizando datos morfológicos y moleculares para resolver problemas taxonómicos del grupo, y durante el doctorado direccioné mi trabajo al estudio de las relaciones evolutivas de parentesco en centollas, a través del estudio de la morfología del estómago”, manifestó la investigadora.
Desde marzo del 2017 se desempeña como investigadora postdoctoral PUCV, apoyada por el Dr. Eduardo Quiroga, para desarrollar la investigación “Análisis de las conexiones biogeográficas chilenas. Filogeografía de Petrolisthes laevigatus (Anomura: Porcellanidae) como caso de estudio”, que tiene como objetivo analizar la variación morfológica y genética de las poblaciones de ese porcelánido intermareal, a lo largo de su distribución en Chile, y verificar si constituyen una sola entidad genética.