La modificación del reglamento sanitario RESA (D.S. Nº123) publicado con fecha 11 de diciembre 2020 señala que, en el caso del salmón del Atlántico, especie más susceptible a contraer enfermedades de alto riesgo, se prohíbe su esmoltificación en lagos, ríos y estuarios. En tanto, para las especies salmón coho, salmón rey y trucha arcoíris, que presentan un menor riesgo sanitario, se permite su esmoltificación en lagos, ríos y estuarios, siempre que se cumpla con los requisitos y condiciones sanitarias que establecen los programas de vigilancia y control de Sernapesca.
Por Dra. Sandra Bravo; Universidad Austral de Chile.
La modificación del reglamento sanitario RESA (D.S. Nº123) publicado con fecha 11 de diciembre 2020 señala que, en el caso del salmón del Atlántico, especie más susceptible a contraer enfermedades de alto riesgo, se prohíbe su esmoltificación en lagos, ríos y estuarios. En tanto, para las especies salmón coho, salmón rey y trucha arcoíris, que presentan un menor riesgo sanitario, se permite su esmoltificación en lagos, ríos y estuarios, siempre que se cumpla con los requisitos y condiciones sanitarias que establecen los programas de vigilancia y control de Sernapesca.
El uso de lagos para la producción de smolts en Chile se inició a fines de la década de 1970, junto con el nacimiento de la industria. El principal argumento para la producción de smolts en lagos fue que los juveniles de salmón lograban un mayor crecimiento en comparación a la producción de smolts en pisciculturas de flujo abierto, esto debido a que los lagos, como el Llanquihue por ejemplo, presentan temperaturas más estables, sin las fluctuaciones registradas en los ríos. Además, que la inversión y los costos de producción eran mucho más bajos que la producción de smolts en pisciculturas. Por lo demás, en ese período nadie podía predecir el éxito y crecimiento que tendría la industria en el transcurrir de los años, llevando a que Chile se convirtiera en el segundo productor mundial de salmones en 1992.
Los argumentos entregados hoy por la autoridad para prohibir la producción de salmón del Atlántico en lagos y ríos y autorizar la producción de smolts de salmón coho y trucha arcoíris, no tienen un respaldo científico contundente, aun cuando los estudios realizados por el IFOP “Evaluación del estado ambiental de los lagos utilizados para actividades de acuicultura en la zona sur austral de Chile”, publicado en 2015, indicaron de que no habría un daño ambiental en los grandes lagos, denominados “Araucanos”. Sin duda, los lagos del sur de Chile se destacan por la calidad de sus aguas y su tremenda riqueza escénica reconocida en el mundo entero, y aunque los resultados arrojados por el estudio realizado por el IFOP indican que no había daño ambiental en 2015, lo cierto es que el efecto ambiental generado por la producción de smolts en jaulas, en lagos y ríos, es mucho mayor que los generados en pisciculturas, las que deben cumplir con una normativa ambiental estricta. Esto se ve aun más agravado, por el mayor tamaño de los smolts producidos, los que en algunos casos superan los 500 g, como quedó en evidencias con el escape de 92.863 salmones coho de 513 g ocurrido en el lago Llanquihue en julio de este año.
Importante es señalar que el reglamento sanitario (RESA) está principalmente enfocado en temas de bioseguridad y no se hace cargo de los temas ambientales. La autoridad señala que el salmón del Atlántico es más susceptible de contraer enfermedades de alto riesgo con respecto al salmón coho y trucha arcoíris, sin embargo, uno de los principales problemas que enfrenta la producción de salmones y truchas en los lagos son los brotes de Saprolegnia y de Flavobacterias, enfermedades para las cuales se utilizan fármacos para su control. Por otra parte, el Síndrome del alevín de la trucha arcoíris (RTFS), causado por la bacteria Flavobacterium psychrophilum, se encuentra altamente diseminado en los lagos del sur de Chile, enfermedad que es controlada con antibióticos vía oral, ya que a la fecha no se cuenta con vacunas efectivas. A esto hay que agregar, que el principal motivo que desincentivó la producción de salmón Chinook en Chile fue la alta susceptibilidad de esta especie salmonidea a la bacteria intracelular Renibacterium salmoninarum, causante de la enfermedad bacteriana del riñón (BKD).
Además, hay que considerar que el escape de salmones y truchas en los lagos del sur de Chile ha sido una constante, y aun cuando el número es reducido en comparación con los escapes generados en el mar, el efecto ambiental puede ser significativo, debido a la fragilidad de estos ecosistemas acuáticos. Tal cual lo ha señalado la ONG WWF, la producción de smolts en lagos tienen un alto impacto ambiental, dada la baja tasa de recambio del agua, por lo que lo recomendable es que la producción de peces en lagos sea prohibida, ya que actualmente las empresas cuentan con la tecnología y el respaldo financiero para producir smolts en pisciculturas, a diferencia de los inicios de la salmonicultura en Chile, en que no existía la certeza de que la producción de salmón fuera un negocio exitoso y que perduraría a través del tiempo, por lo que las inversiones eran tomadas con cautela.