Este jueves 8 de julio se desarrolló el seminario "Biotecnología para la acuicultura: De lo químico a lo biológico", una iniciativa organizada por el Centro de Biotecnología Traslacional (CBT) de Sofofa HUB y transmitida a través de su canal de Youtube.
«La biodiversidad y el impacto ambiental de la acuicultura son temas relevantes en este momento, no solo a nivel social y de sostenibilidad de la industria, sino que además respecto a la capacidad de carga e incluso a la relocalización de las ACS, que es un tema en discusión desde hace varios años», señaló Derie Fuentes, gerente del área Acuicultura y Ecosistemas Marinos de FraunHofer Chile.
Este jueves 8 de julio se desarrolló el seminario «Biotecnología para la acuicultura: De lo químico a lo biológico», una iniciativa organizada por el Centro de Biotecnología Traslacional (CBT) de Sofofa HUB y transmitida a través de su canal de Youtube.
La ocasión abordó el papel de la biotecnología como un apoyo a los principales desafíos y problemáticas que enfrentan las empresas productoras, así como también el clúster asociado al sector, contando para ello con las intervenciones de Geraldine Mlynarz , gerenta general de Ictio Biotechnologies; Esteban Ramírez, gerente general de Intesal; Marcela Lara, subdirectora de Acuicultura de Sernapesca; y Derie Fuentes, gerente del área Acuicultura y Ecosistemas Marinos de FraunHofer Chile.
Este último dio inicio el seminario entregando su visión respecto a las influencias mutuas entre la biodiversidad y la producción salmonicultura, planteando la necesidad de hacer un cambio de paradigma en esta relación, con el foco tanto en la conservación del medio ambiente como en la continuidad de la industria.
«Generalmente se ha centrado la visión en cómo el cultivo del salmón impacta en el ambiente, pero poco se ha conversado sobre cómo el ambiente impacta en la productividad. Este es un tema que se viene conversando en países más desarrollados, en los que se está empezando a mirar la biodiversidad como un activo dentro de la producción», comenzó esgrimiendo el ejecutivo de FraunHofer Chile.
De esta manera, Fuentes explicó que la concepción del entorno está variando, concibiéndolo como un prestador de servicios, pues la calidad de la biodiversidad está directamente relacionada en cómo el ambiente impacta la productividad, lo que lleva a la interrogante: ¿Cómo se incluye a la biodiversidad como parte de la estructura productiva y económica?
Para responder a esta pregunta, Fuentes propuso analizar los parámetros con que se mide la calidad de los ambientes y su respuesta a la influencia de la producción, área que se ha centrado en las mediciones fisicoquímicas de los CES, entre los que se encuentra la descarga de materia orgánica en el fondo marino y en cómo ésta lleva al cambio de las comunidades bacterianas del fondo marino, haciendo que ese espacio se vuelva anaeróbico.
«Si nosotros miramos como se ha catalogado a los centros después de hacer estas mediciones, desde el 2012 al 2018 tenemos al menos 950 eventos de anaerobiosis en alguna ACS entre Los Lagos y Magallanes, y si miramos cuáles son los principales indicadores, veremos que son la materia orgánica, el oxígeno, el PH y el Redox, siendo por lejos el mayor indicador la presencia de bacterias. Ello está relacionado con la proliferación de un cierto grupo de mega bacterias que generan mantos blancos en el fondo marino. Sin embargo, esta determinación se hace de manera indirecta, por medio de visualización. Eso significa que no hay una determinación biológica directa de cuáles son estas bacterias y cómo está su abundancia relativa en relación con las zonas cercanas a los centros».