De acuerdo a lo señalado por investigador del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR), si bien la cantidad de antibióticos usados para tratar dicha enfermedad ha disminuido en los últimos...
De acuerdo a lo señalado por investigador del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR), si bien la cantidad de antibióticos usados para tratar dicha enfermedad ha disminuido en los últimos cinco años, las cifras continúan siendo altas, con más de 3,5 toneladas registradas durante el año 2020.
Hace al menos 6 años, a través de una colaboración en este mismo medio, el Dr. Rubén Avendaño-Herrera, Investigador principal del área de Salud Animal en Estadios de Vida de Agua Dulce de Salmónidos del Centro de Investigación Interdisciplinario para la Acuicultura Sustentable INCAR, manifestaba la importancia de la fase de agua dulce en el cultivo de salmónidos, pero con algunas realidades disímiles en comparación a la fase de agua mar en cuanto a regulaciones y requerimientos.
Esta misma apreciación fue entregada por el investigador durante la primera Conferencia Internacional en Salud de Peces, desarrollada este martes 15 de junio y organizada por la División Veterinaria de Laboratorios Abbott (compuesta por FAV y Aquagestion), instancia en las que entregó algunas luces sobre los caminos a seguir para una adecuada toma de decisiones a nivel de uso de antimicrobianos y vacunas, usando como apoyo los resultados de los últimos 10 años de investigaciones en torno Flavobacterium psychrophilum, el estado actual de la Flavobacteriosis en Chile y aspectos clave en cuanto susceptibilidad a los antimicrobianos, entre otros temas.
«En Chile, entre el 2015 y 2018 ha habido una disminución en las mortalidades asociadas a Flavobacteriosis, y podemos ver que durante el 2018 las mortalidades relacionadas con la enfermedad no superaron los 2500 ejemplares, así pareciera ser una enfermedad que no tiene un mayor impacto. Sin embargo, cuando se aísla el agente y se ve el potencial patogénico de los distintos aislados, vemos que estos podrían llegar a un índice de 100% de mortalidad en un par de días si no existe tratamiento», señaló el investigador.
Y si bien los costos económicos asociados a esta enfermedad no son comparables con los demás «dolores de cabeza» de la industria salmonicultora, para Avendaño-Herrera el tema radica en que ésta es tratada con los antibióticos oxitetraciclina y florfenicol, usando principalmente el alimento como ruta de administración y dejando en con más dudas que certezas el impacto que puede significar una perdida de estos antibióticos en su contacto con el ecosistema, más considerando su prohibición en algunas partes del mundo.
En este sentido, durante su exposición, Avendaño-Herrera presentó un gráfico en donde se observaba la disminución del uso de antimicrobianos respecto a los tratamientos en fase de agua dulce. Asimismo, mostró las cantidad de antibióticos que se ha usado en los últimos 5 años para el tratamiento de la Flavobacteriosis, donde si bien la tendencia también es a la baja, las cantidad anuales siguen siendo altas a juicio del investigador, con más de 3,5 toneladas usadas durante el año 2020.
Así, con estas cifras en consideración, y con el proyecto de ley sobre resistencia a los antimicrobianos avanzando en el Congreso, Avendaño-Herrera subrayó en la importancia de conocer cuáles son las características de los microorganismos desde el punto de vista de la susceptibilidad antimicrobiana, datos que quedan al margen ante la masividad de los diagnósticos PCR y los escasos aislamientos para diagnosticar tanto F. psychrophilum como las demás enfermedades que afectan a los salmones en Chile.