Columna de opinión del gerente técnico de Salmones Antártica, Paulo Palacios, sobre el consumo de salmón y rol de la industria en la salud de las personas.
Los beneficios a la salud que trae el consumo de salmón, trucha y otros productos del mar son variados. Incentivar a que las personas tengan en su dieta al menos una vez por semana este tipo de alimento es fundamental en todas las etapas de desarrollo de la vida de los seres humanos, pero en especial en la etapa de adulto mayor, cuando la nutrición resulta clave para el envejecimiento activo y saludable de la población.
Teniendo lo anterior como antecedente, la industria del salmón debe buscar activamente, formas de contribuir a una mejor calidad de vida, sobre todo si se tiene en cuanta el envejecimiento de la población que vive el país. Una de las formas que ha probado ser más exitosa es la creación de alianzas público-privadas a través de las cuales se unen diversos organismos que trabajan por objetivos comunes.
Es por esto que, en Salmones Antártica participamos en el Programa Envejecimiento Activo, el que, junto al Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile (INTA) realizó un estudio con la comunidad de Curaco de Vélez. Este tenía como objetivo analizar los efectos que tendría el consumo de pescados, específicamente de nuestra trucha, en la salud de la población. Lo anterior porque la trucha, al ser un alimento rico en ácidos grasos, aporta una cantidad importante de Omega 3 a las personas, en especial EPA+DHA, ácidos grasos que comprobadamente tienen efectos positivos.
En concreto, se proveyó de 150 gramos de nuestra trucha dos veces por semana durante tres meses a un grupo de 30 adultos mayores que asiste al Centro de Día del Adulto Mayor en Curaco de Vélez. Pasados los tres meses, se les comparó con un grupo de control que no consumió trucha, y se les midieron los niveles de ácidos Omega 3 en la sangre e intermediarios inflamatorios -Proteína C reactiva Ultrasensible-, los cuales tienen un rol clave en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, metabólicas, deterioro cognitivo y demencia, entre otras patologías.
Los resultados arrojaron una alta adhesión por parte de las personas mayores a consumir salmón de forma regular y un impacto positivo en su calidad de vida. Entre los parámetros bioquímicos, se observó un aumento significativo en los niveles circulantes de Omega 3 y una mejoría en la relación Omega 3 Omega 6 circulantes. Sumado a lo anterior, se observó una disminución de 62% en los niveles de Proteína C reactiva Ultrasensible (PCR Us), indicador de inflamación y en concordancia con ello, una disminución en la percepción de dolor.
Uno de los principales elementos diferenciadores del estudio es precisamente que no solo se midieron los niveles plasmáticos de una intervención con Omega 3, sino que también sus efectos en los marcadores inflamatorios y en la calidad de vida de los adultos mayores. Los resultados cobran aún mayor relevancia, si se considera que otros estudios han relacionado la incorporación de ácidos grasos de buena calidad con la preservación de las capacidades cognitivas y la salud músculo esquelética.
Los resultados no podrían haber sido obtenidos sin el trabajo de todas estas partes. Un estudio de estas características exige una coordinación logística compleja en donde cada eslabón de la cadena cumple un rol fundamental. La industria del salmón debe continuar participando activamente en iniciativas como esta, las cuáles no solo traen beneficios para las personas, sino que también para toda la industria acuícola del país.