Hasta ahora, los salmones rojos juveniles del Pacífico permanecían cerca de dos años en sus lagos o arroyos de nacimiento antes de dirigirse al océano. Un nuevo estudio muestra que...
Hasta ahora, los salmones rojos juveniles del Pacífico permanecían cerca de dos años en sus lagos o arroyos de nacimiento antes de dirigirse al océano. Un nuevo estudio muestra que este fenómeno se está produciendo antes por el cambio climático. Una vez en el mar, los peces tardan más en madurar y crecer (Agencia Sinc).
En la bahía de Bristol, al suroeste de Alaska en EE UU, los salmones rojos (Oncorhynchus nerka) están disfrutando de un abundante buffet proporcionado por el cambio climático en lagos y arroyos, sus lugares de nacimiento. Los nuevos nutrientes favorecidos por el aumento de la temperatura les están permitiendo engordar y crecer más rápido y alcanzar el océano hasta un año antes de lo normal.
Hasta ahora, estos salmones rojos del Pacífico, una de las especies de salmón más importantes del mundo, pasaban hasta dos años en los ecosistemas de agua dulce antes de dirigirse al océano donde alcanzan la madurez.
“El cambio climático está acelerando literalmente la primera parte de su ciclo de vida en toda la región”, dice Daniel Schindler, profesor de la Universidad de Washington (EE UU) y autor principal del trabajo publicado en la revista Nature Ecology & Evolution.
“Sabemos que el calentamiento climático está haciendo que los ríos sean más productivos en cuanto a la comida que comen los salmones juveniles. Esto hace que el salmón emprenda una trayectoria de crecimiento que le permita llegar más rápido al océano”, añade.
Sin embargo, este fenómeno no implica beneficios para los peces a largo plazo. Todo lo contrario. Esos mismos salmones tienen que permanecer un año adicional en el océano antes de iniciar la ruta de regreso a su arroyo de origen para desovar. En definitiva, tardan más en crecer y madurar.
Además, debido al cambio climático todos los peces llegan a la vez al océano con solo un año. Si las condiciones del océano en ese momento no son favorables, una generación entera de salmones podría ser devastada. El cambio climático afecta a su resiliencia a largo plazo.
Una estresante vida en el mar
Una vez en el mar, los salmones no solo se enfrentan a presiones climáticas, sino también a la competencia por alimentos con otros peces, en concreto con cerca de 6.000 millones de salmones criados en pesquerías y liberados cada año en el Pacífico Norte. Según los científicos, esta cifra ha aumentado de manera constante desde los años 70, cuando solo se soltaban 500 millones de individuos.
“Los peces de cultivo han cambiado realmente el ambiente competitivo del salmón juvenil en el océano”, señala el autor principal Timothy Cline, investigador postdoctoral en la Universidad de Michigan (EE.UU.). “En la bahía de Bristol, el hábitat está totalmente intacto y la gestión de la pesca es excelente, pero estos peces viven en lagos que se calientan con el cambio climático, y luego compiten con otros salmones para obtener alimentos en el océano”, concreta.
Los investigadores se basaron en casi 60 años de datos sobre la bahía de Bristol para detectar estos cambios producidos a lo largo del tiempo. También utilizaron la información recopilada por científicos y estudiantes en el Programa del Salmón de Alaska de la Universidad de Washington.
Cerca de la mitad de los salmones rojos salvajes de todo el mundo se capturan en esta región, y más de 40 millones de peces regresan cada año a los nueve sistemas fluviales de la bahía de Bristol para desovar.