Sobre todo, en zonas de corrientes elevadas como ocurre en Aysén y Magallanes, los ROVs de elevada velocidad serán los únicos capaces de operar a gran profundidad en condiciones adversas....
Sobre todo, en zonas de corrientes elevadas como ocurre en Aysén y Magallanes, los ROVs de elevada velocidad serán los únicos capaces de operar a gran profundidad en condiciones adversas.
En conocimiento de la nueva normativa que se estaba trabajando, con foco en mejorar los procesos de sustentabilidad de las estructuras en centros de cultivo y que hoy ya es una realidad, la marca Mariscope impulsó el desarrollo de su nueva flota de ROVs desde inicios del 2019.
Esta robótica se enfoca en aumentar la velocidad de inspección en las líneas de fondeo y, por lo tanto, en mejorar la eficacia del trabajo en terreno, lo que permitirá reducir los costos de los prestadores de servicios.
Dado la alta demanda de líneas que la nueva norma requiere inspeccionar, Mariscope ha concentrado sus esfuerzos de desarrollo en la fábrica alemana, para aumentar la velocidad de sus modelos de ROV con un factor de 2 y 3 veces mayor a los modelos actuales. Modelos como el Diavolo alcanzan de esta forma velocidades entre 6 y 8 nudos. Esta performance hasta el momento solamente la lograban modelos especiales como el Mariscope Commander SF.
Con la cantidad de líneas que hay que inspeccionar hoy en día y la elevada competencia entre las empresas prestadoras de servicio, aquellas que tienen mejor eficiencia son las que lograrán generar ingresos suficientes para costear los gastos operacionales que la robótica en general requiere. Sobre todo, en zonas de corrientes elevadas como ocurre en Aysén y Magallanes, los ROVs de elevada velocidad serán los únicos capaces de operar a gran profundidad en condiciones adversas.
Durante los últimos 20 años, los ROVs utilizados en Chile mayormente eran cámaras propulsadas con equipamientos y accesorios básicos. Hoy la nueva normativa reajusta esta realidad con nuevas exigencias. Con su origen en la oceanografía física, Mariscope desde sus inicios ha fabricado equipos para la investigación y ciencia, desarrollando ROVs especiales para aplicaciones científicas como lo es el modelo Camaleón. Esta experiencia de casi 3 décadas permite presentar soluciones específicas a los requerimientos actuales del mercado nacional.
Para algunas marcas presentes en el territorio, la incorporación de sistemas de georreferenciación de tipo USBL, punteros laser para dimensionamientos submarinos, medidores de espesor o sonares de alta resolución todavía son motivos de noticia. Es como decir que un auto tiene motor, caja de cambio y ruedas. Hoy en día las exigencias del mercado son más elevadas que hace algunos años y este tipo de equipamiento se suma a los sistemas de transmisión en alta velocidad para poder utilizar cámaras full HD, focos LED de alto rendimiento o computadores industriales para el control y almacenamiento de datos y videos.
Desde Alemania se está trabajando en sistemas automáticos para reconocimiento de imágenes basados en aplicaciones de inteligencia artificial, como un ejemplo del estado del arte a nivel internacional. Otro ejemplo son los sistemas de navegación automáticos en los cuales el operador simplemente indica los puntos de interés en un mapa y el ROV se mueve de forma autónoma al lugar indicado. Esto hace necesario la combinación de sistemas de navegación inercial con USBL, DVL y Sonares de alta resolución. Lo que hoy puede sonar como una utopía está en pleno desarrollo en equipos de robótica profesional.
Dado el sistema modular que Mariscope ha adoptado desde sus inicios en 1994, la incorporación de equipos multi-sensores como CTDO, sensores de Clorofila, medidores de metano u otros son una tarea fácil y posible también a posteriori de la adquisición de un vehículo. Sobre todo, llevar dichos sensores dentro de la estructura de los ROVs y no en su parte externa es un requerimiento básico para no exponerlos a golpes y maltratos, que resulta en una descalibración por la sensibilidad de los sensores oceanográficos.
Dicho lo anterior, hay que tener en cuenta que la tecnología es solamente el inicio del desafío. Mucho mayor, sin embargo, es el desafío de capacitar y preparar adecuadamente a los pilotos y especialistas que manejarán estas naves y que serán responsables del éxito empresarial en este contexto. Cuanto más sofisticado es el equipo y más profunda la operación, tanto más depende de la adecuada capacitación que al final del día las empresas prestadoras de servicio logren generar ganancias en la actividad. La falta de capacitación y recursos para ella solamente resulta en un agujero negro financiero.