El "Programa de Observación del Ambiente Litoral" (POAL) de DIRECTEMAR es una iniciativa clave que consiste en la recolección y análisis de muestras de agua, sedimentos y organismos biológicos para evaluar la calidad ambiental.
Con el objetivo de salvaguardar la integridad del ambiente marino y el ecosistema acuático, la Autoridad Marítima ha intensificado sus esfuerzos, desplegando acciones para atender y controlar los episodios de contaminación, con el objetivo de mitigar los perniciosos efectos medioambientales. Entre las medidas preponderantes se destacan las labores de supervisión y seguimiento, siendo el «Programa de Observación del Ambiente Litoral» (POAL) la piedra angular de dichas acciones.
El POAL, una iniciativa de notoria relevancia consiste en la recolección y análisis meticuloso de muestras de agua, sedimentos y organismos biológicos. Su cometido radica en la evaluación pormenorizada de las concentraciones de los elementos contaminantes de mayor incidencia. Esto, a partir de las diversas actividades que se vinculan con el borde costero. Con esta estrategia, se persigue una comprensión holística de los factores que inciden en la salud de nuestros ecosistemas marítimos.
Sumado a ello, la Autoridad Marítima participa activamente en la implementación de la «Norma Secundaria de Calidad Ambiental» orientada al Lago Llanquihue. Esta colaboración estratégica busca la evaluación exhaustiva de la calidad de las aguas de dicho cuerpo lacustre, reflejando el compromiso en la protección de diversos entornos acuáticos.
En otro frente esencial, se llevan a cabo diversas operaciones de fiscalización dirigidas a las empresas que desarrollan actividades en el litoral. Estas medidas, fundamentales en la agenda de preservación, buscan controlar y regular las acciones que pudieran conllevar impactos ambientales en los hábitats marinos. La sinergia entre las entidades fiscalizadoras y las empresas se erige como un baluarte en la búsqueda de un equilibrio sustentable entre desarrollo económico y la protección del entorno marítimo.
En última instancia, la Autoridad Marítima se consagra como un actor clave en la custodia de los intereses marítimos, materializando acciones concretas que promueven la coexistencia armoniosa entre las actividades humanas y la preservación de los ecosistemas acuáticos.