Patricio Winckler enfatizó que las ciudades deben ser más resilientes, pensando en el cambio climático (Mundo Acuícola). Patricio Winckler, académico de la Escuela de Ingeniería Civil Oceánica de la Universidad...
Patricio Winckler enfatizó que las ciudades deben ser más resilientes, pensando en el cambio climático (Mundo Acuícola).
Patricio Winckler, académico de la Escuela de Ingeniería Civil Oceánica de la Universidad de Valparaíso, fue destacado por el diario El Mercurio de Santiago como uno de los treinta líderes capaces de definir los desafíos para un futuro de Chile más competitivo e innovador. En la sección Innovación, publicada este jueves 2 de enero, Winckler señaló: “Me interesa que las ciudades sean más resilientes pensando en los efectos del cambio climático, por lo que hay que pensarlas de otro modo, ya que las utilizamos de modo poco sustentable”.
El académico expuso en la reciente COP25 realizada en Madrid, donde dio cuenta los resultados del estudio «Determinación del riesgo de los impactos del cambio climático en las costas de Chile», cuyo mandante es el Ministerio de Medio Ambiente.
La investigación describe las proyecciones de la amenaza, exposición, vulnerabilidad y riesgo de los sistemas humanos y naturales de la zona costera ubicados en 104 comunas de Chile continental, además de Rapa Nui y el archipiélago de Juan Fernández, donde estuvo a cargo de 21 investigadores de cinco universidades y tres centros de investigación.
Sobre su inclusión dentro de los treinta líderes, Winckler aseguró que “el cambio climático supone una fuente de presión sobre las ciudades que se traduce en varios impactos. Conocemos ya de los episodios de calor extremo que se dan en zonas urbanas propensas durante el verano, por una parte, y la amenaza de la escasez hídrica, que es palpable las zonas agrícolas del norte de la Región. El abastecimiento de agua para consumo urbano aún no ha mostrado fallas, pero el aumento de la demanda en las ciudades y campos agrícolas, por una parte, y la reducción de la oferta producto de la mayor evaporación y menos lluvia, por otro, nos obligan a pensar en medidas de adaptación”, agregó.
El académico señaló que “también hemos visto un cambio en la intensidad y frecuencia de las marejadas, además de un aumento sutil del nivel del mar que en conjunto tendrán impactos en las ciudades costeras. Ello se traducirá en un aumento del costo de mantenimiento y reparación de infraestructura costera, en un aumento progresivo de la erosión de playas turísticas, en cambios en la constitución de los humedales costeros y en cambios en el modo de operación de la pesca artesanal y puertos industriales”, indicó.
En este sentido, Winckler relevó la necesidad de “hacer una reflexión tanto colectiva como individual sobre cómo abordamos el problema del cambio climático y nuestra relación con el medio que nos alberga. Como especie, tenemos una responsabilidad ética de respetar ese medio mediante acciones muy concretas día a día, en forma personal e institucional. En términos individuales, cada cual debe pensar en cómo contribuye a esas emisiones y residuos sólidos; de cómo incurre en gastos innecesarios de energía, luz y agua, de cómo consumen bienes a ratos innecesarios. Y sobre ello, hacerse responsable de reducir esa huella al mínimo”.
“Como sociedad debemos fortalecer las medidas estructurales que apunten en esa dirección, ya sea a través de instrumentos legales como la futura Ley Marco de Cambio Climático o la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (debiera haber una orientada el consumidor también), y planes de adaptación como el de pesca y acuicultura ya vigente, y futuros como el plan de adaptación de zonas costeras”, añadió.