Destinatario final de la proteína de insecto son los mercados de alimentación de animales de compañía, avicultura, porcino y acuicultura.
Desde Reus, empresa biotecnológica especializada en el ‘gusano de la harina’ elabora proteína de insecto para productos destinados a su uso en nutrición animal y como fertilizante.
El tenebrio molitor, también conocido como ‘gusano de la harina’, es un insecto coleóptero originario del sur de Francia que, en su estadio larvario, puede ser aprovechado como fuente de proteínas y lípidos. Se trata del primer insecto autorizado hasta la fecha en la Unión Europea para el consumo humano y está llamado a ser un protagonista relevante en el sector de la nutrición durante los próximos años.
En Reus, Iberinsect lleva tiempo trabajando con el tenebrio molitor como fuente de proteína de insecto para la industria de la nutrición animal. Fundada por Jonathan Martínez (35 años, Reus) y Aitor Bru (39 años, Tarragona) en febrero de 2019 como empresa de servicios para la construcción de granjas de insectos, la entrada en el accionariado del grupo Cunicarn en octubre de 2020 viró su estrategia hacia la producción de tenebrio molitor y todos sus derivados, como empresa biotecnológica especializada.
«Transformamos -explica Jordi Calbet (43 años), representante de Cunicarn en Iberinsect- coproductos vegetales de proximidad para la obtención de ingredientes nutricionales de alto valor añadido para alimentación animal y abono orgánico. Eso requiere un proceso de transformación para conseguir proteína funcional, lípidos y fertilizante orgánico».
En el polígono Agro-Reus, Iberinsect cuenta con unas instalaciones de 800 metros cuadrados donde han logrado poner en marcha una colonia estable de ‘gusanos de la harina’ que luego transforman, en un proceso integrado, en tres productos: proteína de insecto, harina de insecto y lípidos y, por último, fertilizante orgánico.
Cuatro mercados: Alimentación de animales de compañía, avicultura, porcino y acuicultura
En todos los casos, el destinatario final es la industria de nutrición animal (con cuatro grandes mercados: alimentación de animales de compañía, avicultura, porcino y acuicultura), a la que se le suma el mercado de los fertilizantes orgánicos para suelos y cultivos. Por el momento, Iberinsect pretende seguir centrada en el canal de empresas, con la industria agroalimentaria en el centro, y no se plantea a corto plazo solicitar la autorización para comercializar productos de consumo humano.
«Estamos en plena fase -explica Jordi Calbet- de mejora de procesos, consolidación del proceso productivo y optimización de costes», con una producción mensual que se sitúa hoy en 4 toneladas de fertilizantes orgánicos y 3,5 toneladas de proteína y lípidos. «Hemos dedicado un año a conseguir estos volúmenes, elaborando un plan de alimentación propio que usa coproductos (como cascarillas y pulpas) de origen local».
Para esta segunda fase, Iberinsect -un proyecto en el que hasta el momento se han invertido entre 300.000 y 400.000 euros- cuenta con tener una planta de producción de 6.000 metros cuadrados que le permitirá multiplicar su capacidad de producción de derivados de tenebrio molitor, actualmente de 90 toneladas al año, hasta las 12.000 toneladas anuales, y pasar de los actuales 5 trabajadores a entre 70 y 80 personas empleadas cuando estén a pleno rendimiento.
Su idea es mantener la sede social en Reus y buscar una ubicación en el Camp de Tarragona para este nuevo centro de producción.