Reproducimos la columna de opinión de Adolfo Alvial, publicada en El Líbero, en la cual aborda los desafíos del nuevo proceso constitucional.
«Rara vez la discusión pública constitucional ha puesto atención en el futuro del mundo y del país, a pesar de la enorme relevancia que esto tiene para definir las características de la norma básica que regirá nuestra convivencia y desarrollo. En efecto, en pocos años el mundo acelerará su ya profunda transformación, especialmente impulsada por el cambio climático, la crisis de biodiversidad, la desigualdad, las migraciones, el riesgo de pandemias facilitadas por el hacinamiento y la conectividad, y el fenomenal aumento de conocimientos y tecnologías que modificarán las expectativas y formas de vida en la sociedad».
«Pensar el ordenamiento normativo básico e institucional de Chile ignorando o subestimando este entorno es miope y cortoplacista, y lamentablemente, las señales no han sido del todo alentadoras. Con pocas excepciones, observamos en el proceso la importancia que se ha otorgado por los partidos políticos a comisiones de expertos y perfiles de candidatos poco familiarizados con esta perspectiva».
«Hoy se puede revertir esta tendencia si se aprovecha esta segunda oportunidad y los expertos y consejeros convocan equipos de apoyo en ciencia y tecnología que puedan contribuir a una maciza y fundamentada mirada del futuro, de la cual se desprenderán escenarios probables que deben ser tenidos en cuenta. El mundo y el país enfrentarán profundos cambios asociados a cuestiones de alcance global inesquivables, como la propia supervivencia del planeta, que ya no es una circunstancia lejana ni ajena, o las rupturas y desafíos sociales o los efectos de la tecnología sobre la humanidad, con alcances éticos y valóricos, en gran medida imprevisibles».
«En esa perspectiva, la Constitución resultante no debe ser una camisa de fuerza que prive o limite al país de la agilidad necesaria para adaptarse al cambio acelerado y constante. Debe, por el contrario, generar las bases para un Chile que cuente con la flexibilidad y capacidades necesarias para adaptarse y tomar oportunamente las mejores decisiones en medio de turbulencias».
«Para ello, además de una institucionalidad adaptativa, será imprescindible dotarlo de organismos y políticos calificados en los más altos niveles de decisión, acordes con las exigencias de los nuevos tiempos. Los consejeros y expertos deberán tener presente que, en esa perspectiva de futuro, la burocracia y la redundancia institucional serán un lastre especialmente indeseable que frenará vitales decisiones, oportunas e informadas».
«Es importante que en la discusión del nuevo texto se tenga en consideración la necesidad de fortalecer educación, ciencia, tecnología e innovación, en virtud de su rol fundamental, tanto en la previsión como en las soluciones de los desafíos que se avecinan. Quedarse atrás en la capacidad de generar conocimientos y soluciones de punta atentará contra el bienestar de la población y la satisfacción de sus legítimas aspiraciones».
«En conclusión, es importante que el Consejo Constitucional tome en cuenta los factores mencionados con anterioridad al redactar una nueva Constitución para el país. Una Constitución simple y flexible, que contemple las normas esenciales para adaptarse a los rápidos y profundos cambios que ocurren en el mundo. Lo estimo fundamental para que este proceso sea una real oportunidad para Chile».
*Adolfo Alvial Muñoz – Centro Democracia y Progreso