Con 48,4 hectáreas, dicha zona concentra casi un tercio del total de los espacios a nivel nacional -150 hectáreas- en que el sector artesanal u otros interesados puedan materializar iniciativas...
Con 48,4 hectáreas, dicha zona concentra casi un tercio del total de los espacios a nivel nacional -150 hectáreas- en que el sector artesanal u otros interesados puedan materializar iniciativas de ese tipo (El Coquimbano.cl).
La Región de Coquimbo suma casi 50 hectáreas de áreas autorizadas para desarrollar acuicultura de pequeña escala y es líder a nivel nacional en ese plano. Así, con 48,4 hectáreas, concentra casi un tercio del total de los espacios a nivel nacional -150 hectáreas- en que el sector artesanal u otros interesados puedan materializar iniciativas de ese tipo.
En Chile, los espacios habilitados para desarrollar cultivo de recursos bentónicos (asociados al sustrato marino) en áreas de manejo, AMERB, crecieron de 100 a 150 hectáreas, vale decir un 50%, en menos de un año.
En esos sitios, los pescadores artesanales tienen la posibilidad de sembrar y producir 15 especies: chorito, choro zapato, cholga, ostra chilena, ostra japonesa, ostión del norte, huiro canutillo, huiro palo, huiro negro, chicorea de mar, pelillo, luga roja, luga negra, piure y abalón rojo.
El subsecretario de Pesca y Acuicultura, Román Zelaya, ha planteado que la acuicultura de pequeña escala es una alternativa real y sostenible para que el sector artesanal se encamine a la diversificación productiva.
Otras regiones que cuentan con importantes extensiones autorizadas para el desarrollo de acuicultura de menor escala son Los Lagos, Tarapacá y Aysén (ver planilla excel).
Las áreas autorizadas para la acuicultura de menor escala se generan a través de solicitudes que realizan las organizaciones de pescadores, que posteriormente son aprobadas por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura.
La Ley General de Pesca y Acuicultura consideró desde un comienzo la opción de realizar actividades de acuicultura en áreas de manejo y explotación de recursos bentónicos (AMERB), materia que fue normada a través de un reglamento en 2004.
Sin embargo, esas disposiciones no dieron los resultados esperados, debido a un conocimiento limitado de los usuarios y escasez de mano de obra, entre otros factores.
Modificaciones reglamentarias y un alza en la superficie autorizada para desarrollar cultivos, así como en el número de especies disponibles para el cultivo, han generado un mayor interés de las organizaciones de pescadores para incursionar en esta actividad.