A continuación, replicamos una columna de opinión de Jorge Bustos Nilsson, presidente de la Condepp A.G. y Corepa A.G., en referencia al proceso de relocalización de concesiones acuícolas anunciado por...
A continuación, replicamos una columna de opinión de Jorge Bustos Nilsson, presidente de la Condepp A.G. y Corepa A.G., en referencia al proceso de relocalización de concesiones acuícolas anunciado por el subsecretario de Pesca y Acuicultura. (Mundo Acuícola).
El subsecretario de Pesca, ha señalado que las relocalizaciones de concesiones acuícolas, se concretarán pronto; quiero compartir dos reflexiones desde la mirada de la pesca artesanal.
Primero, relocalizar es una alternativa para reordenar y mejorar el uso de los espacios marítimos, entendiendo que implica viabilizar concesiones sin uso, muchas de ellas conseguidas en su momento solo con fines de especulación, ya que no tenían condiciones requeridas para la actividad. También puede contribuir como una alternativa de redistribuir los lugares de producción saturados sin aumentar el total de hectáreas concesionadas totales de la región hoy y congelar para siempre la disputa de espacios a la pesca artesanal.
Todo esto puede parecer o sonar bien al oído. Sin embargo, el proceso de implementación de las Relocalizaciones de Concesiones Acuícolas, ahora se plantean concesiones para salmones, pero pronto también podrían serlo para mitilidos; pues aparecen señales que nos motiva advertirlas, siempre desde los intereses de la pesca artesanal, como actividad de valor productivo, económico, social y cultural.
Lo primero a precisar es que la Relocalización de las Concesiones, sólo se puede implementar dentro de las actuales Áreas Aptas para la Acuicultura (AAA) y en lugares dentro de ellas que no afecten, entre otros espacios, los Caladeros de la pesca artesanal.
La primera situación que preocupa es el por qué confundir o mezclar extrañamente -por parte de la autoridad sectorial-, la necesidad de generar el “Reglamento de Caladeros”, afirmando que se necesita de acuerdo a la Ley General de Pesca y Acuicultura para establecer nuevas áreas aptas para la acuicultura, con el proceso de Relocalizaciones.
El Reglamento tiene otro objetivo. No es la herramienta para acreditar los caladeros requeridos para relocalizar; para este proceso (relocalizaciones) hay que elaborar Informes Técnicos por parte de Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, acordes a la definición que da la propia Ley (Artículo 2°, número 53), insisto no un Reglamento. Dichos informes técnicos y la cartografía correspondiente, ya están elaborados.
Por lo tanto, la necesidad de un Reglamento hoy, se justificaría solo para tramitar nuevas AAA, no para el proceso de Relocalización de Concesiones acuícolas.
La segunda preocupación en este delicado tema, es que, en los Informes Técnicos de Caladeros, ligado al proceso de Relocalizaciones de concesiones acuícolas, deben circunscribirse exclusivamente a las áreas aptas para la acuicultura vigentes hoy. Más aún, se deben determinar puntualmente para “los sectores solicitados” (Ley 20.825/2013, Artículo 7°), es decir, caso a caso.
Entonces resulta preocupante que el trabajo técnico publicado y socializado por la Subsecretaría de Pesca, con mapas de caladeros para pesquerías de recursos demersales, pelágicas y crustáceos, abarque todas las Áreas Aptas para la Acuicultura y, peor aún, los consigne incluso fuera de ellas. Insistimos, el proceso de relocalización no tiene escenario más allá de las AAA y dentro de estas la pesca artesanal acepta las relocalizaciones siguiendo igual proceso que una tramitación de concesión de acuicultura respetando los bancos naturales y caladeros, pero bajo ninguna condición acepta delimitaciones que estén fuera de la Áreas Aptas para la Acuicultura, que son de uso exclusivo de la pesca artesanal y las que no se comparten con la salmonicultura.
En consecuencia, desde la pesca artesanal estamos atentos. Podemos aceptar que la delimitación de los caladeros en el proceso de relocalizaciones, se considere como una protección para la pesca artesanal frente a la salmonicultura.
Pero, delimitar caladeros exagerando el espacio en que la norma los requiere, así como la urgencia tardía de generar un reglamento, claramente pasa a constituir un sospechoso antecedente para avanzar una vez más hacia la reducción de los espacios disponibles para la pesca artesanal y perjudicar a un sector que es clave en la economía chilena y que constantemente ha sido denigrado en favor de los grandes grupos empresariales.