Los ácidos grasos omega-3, presentes en este alimento, jugarían un rol importante en un dormir de buena calidad, lo que influiría a nivel cognitivo (El Mercurio). Dar de comer pescado...
Los ácidos grasos omega-3, presentes en este alimento, jugarían un rol importante en un dormir de buena calidad, lo que influiría a nivel cognitivo (El Mercurio).
Dar de comer pescado a los niños, al menos una vez por semana, no solo implica recibir un alimento sano y nutritivo, sino también beneficios en el plano neurológico: logran dormir mejor y alcanzan, en promedio, un coeficiente intelectual al menos cuatro puntos más alto que quienes nunca comen pescado o lo hacen con menor frecuencia.
«Cada vez hay más pruebas que muestran que el consumo de pescado tiene beneficios para la salud realmente positivos y debería ser algo mucho más publicitado y promovido. A los niños se les debería inculcar el hábito de comer pescado desde muy temprana edad», enfatiza la doctora Jennifer Pinto-Martin, coautora del estudio publicado en la revista Scientific Reports.
Precisamente, diversos estudios muestran que los ácidos grasos -conocidos como omega-3- presentes en varios tipos de pescados pueden favorecer el desarrollo cognitivo, así como un buen dormir. Pero hasta ahora, nunca se habían analizado estos factores en un mismo trabajo.
Patrones de sueño
Eso fue lo que hizo la doctora Pinto-Martin junto a colegas de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos. Para ello, evaluaron a 541 niños y niñas, de entre 9 y 11 años, de China, sobre sus hábitos alimenticios y, en particular, la frecuencia de consumo de pescado en el último mes. Además, se les realizaron pruebas para determinar su coeficiente intelectual.
En forma paralela, se pidió a sus padres que completaran un cuestionario sobre hábitos de sueño de sus hijos, considerando aspectos como cuánto dormían, la frecuencia de la vigilia y la somnolencia diurna.
A partir de toda esa información, los investigadores descubrieron que los niños que decían comer pescado todas las semanas obtuvieron 4,8 puntos más en los exámenes de coeficiente intelectual, en comparación con quienes lo comían rara vez o nunca. Aquellos que los consumían a veces mostraron 3,3 puntos más que el promedio.
Además, la mayor frecuencia en el consumo de pescado se asoció con menos alteraciones en los patrones de sueño, lo que implica una mejor calidad del sueño en general.
Los científicos creen que es posible que un mejor dormir, producido por el omega-3, sea lo que impulse el coeficiente de inteligencia, siendo la calidad del sueño el eslabón que relaciona a los factores.
El profesor Adrian Raine, coautor del estudio, plantea que «incluir pescado en la dieta regular podría ser mucho más fácil que dar un codazo a los niños para que se acuesten. Si el consumo de pescado mejora el sueño, genial; pero si además mejora el rendimiento cognitivo, como se ha demostrado en este estudio, es incluso mejor».
Con esta información a la mano, los investigadores planean estudiar si estos hallazgos se repiten y pueden ser relevantes en los adultos, así como determinar qué tipos de pescado son los más beneficiosos.